CAPÍTULO 6: DÉJATE QUERER

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Paula abrió los ojos sorprendida al entrar a la casa. Si el jardín y la fuente la habían deslumbrado, aquella imponente escalera doble con barandal de madera la había dejado sin palabras.

Una gran araña colgaba en el centro del recibidor y unos sillones color negro con una pequeña mesa en el centro eran el único mobiliario.

_ ¡La casa es hermosa!_ exclamó asombrada.

_Te haré un recorrido. Matías quiere que te encargues de su abuela cuando él no se encuentre en la casa, así que me pidió que te enseñara donde están todas las cosas.

Caminaron hasta la cocina, luego el lavadero, un gran escritorio, la habitación de Cristina que estaba en la planta baja, subieron las escaleras, dos grandes pasillos llevaban hacia uno y otro lado de la casa donde había más habitaciones.

_ ¿Cuántas personas viven aquí?

_ Solo el señor Matías.

_Oh...

_Hace menos de un año que se mudó aquí, antes tenía un departamento, pero su padre insistió en que comprara una casa...

Las dos bajaban por la escalera cuando la puerta de entrada se abrió y Matías y Cristina ingresaron.

_ ¡Hola!_ exclamó Paula mientras corría a recibirlos. Cruzó una mirada silenciosa con Matías a modo de saludo y a Cristina la abrazó y dio un beso cariñoso.

_ Hola querida, que gusto verte_ respondió la anciana con una sonrisa.

_Carmen, puedes acompañar a mi abuela a su habitación_ retumbó la voz seria de Matías_ está bastante cansada. Aquí está su bolso. Necesito hablar con Paula.

_Sí señor_ respondió Carmen de inmediato.

Matías caminó por el pasillo y Paula comprendió que se dirigía al escritorio que Carmen le había enseñado minutos atrás.

Matías se desplomó en una silla tapizada de negro con un gran respaldo de madera oscura y le hizo señas de que ocupara el lugar frente a él.

Se veía contrariado y fastidioso. Así que Paula prefirió guardar silencio.

_Gracias por venir_ comenzó diciendo_ Seré breve, no tengo mucho tiempo. Debo que regresar al trabajo. Necesito que te quedes unas dos horas más. Te las pagaré. El nuevo horario sería de 9 a 18, son muchas horas pero podrás descansar cuando la abuela duerma, te asignaré una de las habitaciones de arriba, puedes traer tus cosas y dejarlas allí, si necesitas cambiarte, darte una ducha o descansar, eres libre de hacerlo.

»Carmen se encarga de las comidas y hay dos muchachas que hacen la limpieza. No es necesario que hagas nada más que acompañar y atender a mi abuela. La nueva medicación está anotada en este papel_ dijo extendiendo una receta del doctor_ las pastillas están en su bolso.

Al hacer una pausa, Matías se tocó el puente de su nariz.

_¿Está bien?_ preguntó Paula.

_Sí, un dolor de cabeza, nada más_ respondió levantando la mirada nuevamente_ ¿Alguna duda?

_ No, señor. Todo muy claro.

_ Bien, regresaré a las seis. Te dejaré dinero para el taxi de regreso y el de mañana. Ya veremos más adelante si consigo un chofer que te busque.

_ ¿Chofer? _dijo Paula divertida_ tengo mis dos piernas fuertes y sanas, creo que puedo caminar y tomar un colectivo.

_Prefiero evitar retrasos y faltas. No se preocupe. Lo resolveré.

Matías salió apurado hacia la clínica.

Paula caminó en silencio hasta la habitación de Cristina. Abrió la puerta despacio para comprobar que estaba dormida.

DÉJATE QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora