CAPÍTULO 26: PAULA Y MATÍAS

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La vida pasa rápidamente cuando uno comparte sus días al lado del ser amado.

Las horas se convierten en minutos y los días en horas, las estaciones del año pasan velozmente y en un suspiro nos damos cuenta que ya no somos tan jóvenes y que los años pasaron volando.

Lo maravilloso del amor verdadero, es que a pesar de que pasan los años, hasta las décadas, el amor sigue intacto, fuerte, sólido y ardiente. Fortalecido por la madurez de los años, por las experiencias vividas y las miles de historias compartidas.

Cuando Paula y Matías cumplieron sus 30 años de casados, quisieron festejar junto a toda la familia aquellos maravillosos años.

Janet, Nicolás y Franco, los tres maravillosos hijos que Dios les había regalado brindaron junto a ellos en la fiesta que realizaron en la casona donde vivieron todos sus felices años de matrimonio.

_ ¡Abuela! ¡Abuela!_ gritó Catalina que corría a los brazos de Paula.

_¿Que sucede mi pequeña?_ preguntó mientras se agachaba para estar a su altura.

La pequeña de 6 años, hija de Nicolás, calmó la respiración agitada antes de poder continuar su relato.

_ ¡Es Leticia!, le pegó a Mateo con un paragua_ comentó asustada.

_ Ven, vamos a ver a tus primos_ respondió con tranquilidad, mientras tomaba a la niña de la mano y caminaban escaleras arriba hacia los dormitorios.

Mateo y Leticia, discutían mientras cada uno tiraba de una punta del paragua dentro de la habitación de sus abuelos.

_ ¡Niños! ¿Qué está pasando?

_ Abuela, Leticia me golpeó_ acusó el mayor de los tres, que rondaba por los nueve años.

_ ¿Por qué le pegaste a tu hermano? Ustedes no deben portarse mal o sus padres los castigarán_ dijo Paula con voz dulce. Sabía que Janet, odiaba que sus hijos pelearan.

_ Me estaba persiguiendo... y asustando_ agregó Leticia a modo de justificativo.

Paula los miró intentando mantenerse sería ante sus travesuras.

_ Vengan a sentarse a la cama_ agregó mientras colocaba el paragua en un perchero junto a la puerta.

Los tres nietos corrieron a la gran cama matrimonial que ocupaba el centro del dormitorio y subieron de un salto, rodeando a su abuela.

_ Les contaré una historia_ dijo Paula con misterio_ ocurrió en esta habitación hace muchos años y tiene que ver con el paragua y con un fuerte susto.

_ ¿Es una historia real?_ preguntó Catalina mientras cruzaba los pies como indio.

_ Si es una historia muy real... ¿saben quien recibió un fuerte golpe con ese paragua?

_ ¿Quien?_ preguntaron los tres a coro.

_ El abuelo.

_ ¡Oh! ¿Le pegó un ladrón?_ preguntó Leticia.

_ ¿Quizás fue su hermano?_ dijo Mateo.

_ Ninguno de ustedes acertó. ¿Quisieran escuchar la historia?

Un silencio se produjo de golpe en la habitación y los tres niños escucharon con atención todo el relato.

Matías se preocupó ante la ausencia de su esposa.

La fiesta estaba saliendo perfecta, todos comían y se divertían, pero Paula había desaparecido.

La buscó por el jardín, por la cocina...

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