CAPÍTULO 25: FELICIDAD INCOMPLETA

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Matías abrió los ojos sorprendido ante la declaración de Paula.

_ Ya estoy enamorada de vos_ le había dicho la muchacha.

El corazón se detuvo por unos latidos mientras la mente procesaba aquella información.

Ella lo quería. Paula estaba enamorada de él.

Estiró sus manos sobre la mesa para tomar las de ellas.

Una tierna sonrisa se formó en el rostro de ambos al mirarse nuevamente.

_ ¿Estás enamorada de mi?_ preguntó incrédulo.

_ Sí. No necesitas una lista como... tu abuelo Antonio.

_ Es un alivio, porque no soy tan romántico e persistente como él...

_ Eso será porque no me quieres tanto como él quería a tu abuela_ bromeó Paula.

_ No es lo que dije... Claro que te quiero... y haría cualquier cosa por ti.

Las mejillas de Paula se enrojecieron.

Matías le había confesado quererla, ¿Qué más podía pedir? Su corazón saltaba dentro de su pecho.

Algo que parecía completamente lejano e imposible, de golpe se presentaba ante ella como un cuento de hadas. El hombre más maravilloso del mundo quería conquistarla.

_ Paula... ¿Aceptarías ser mi novia?_ sugirió sin dejar de mirarla.

Los ojos de ambos se iluminaron con una brillo especial. Ese brillo que nace de los corazones que se aman y anhelan. Ese brillo que sale por los ojos pero viene de lo más profundo del alma.

_ Sería todo un honor_ respondió sin dudarlo.

Matías se acercó acortando la distancia entre ellos para rosar sus labios en un suave y corto beso.

_ Me parece que estoy soñando_ susurró Matías con los ojos aun cerrados.

Paula se acercó y unió sus labios nuevamente sorprendiendo a Matías.

_ Te quiero_ susurró ella cuando mientras se alejaba.

_ No quiero despertarme_ volvió a decir él mientras abría un solo ojo.

_ Si estamos soñando... tampoco quiero despertar.

Volvieron a besarse.

_ Me siento tan feliz_ dijo Matías.

Paula bajó la cabeza y su mirada se tornó triste.

_ ¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?

Ella negó con la cabeza pero sus ojos se tornaron rojizos conteniendo las lágrimas.

_ Pau... ¿Qué pasa?_ preguntó Matías mientras acariciaba su rostro.

_ Pensaba en Cristina. Ella quería que termináramos juntos. En nuestra última charla... me dijo que me dejara querer... que te diera una oportunidad... Se que estaría tan feliz en este momento.

Mati la miró con ternura. Era tan sensible y especial.

_ Seguramente estará sonriendo desde el cielo_ comentó.

Los dos se quedaron en silencio unos momentos.

La felicidad de estar juntos se opacaba con la tristeza y la ausencia de alguien tan importante para ambos como lo era Cristina. Gracias a ella se conocieron, gracias a sus historias fueron formando una amistad y gracias a ella tuvieron esas maravillosas salidas para conocerse y empezar a enamorarse.

No pudo compartir la dicha de verlos juntos y sonreír ante la noticia de su noviazgo, pero por fe, ella sabía que ambos estaban destinados a estar juntos para acompañarse y apoyarse.

La vida tiene esa mezcla y contraste tan confuso de sentimientos y sensaciones, que muchas veces nos resulta incomprensible.

Vida, muerte, amor, alegría y dolor, fundidos en un solo día en la misma persona.

Paula y Matías, decidían comenzar un nuevo camino juntos, a pesar de las diferencias aparentes que los separaban. El amor superaba y derribaba las barreras y abría paso a nuevas oportunidades e ilusiones en ambos corazones.

...

Ella caminaba con un ramo de flores en la mano, y en la otra la fuerte mano de Matías que entrelazaba sus dedos de manera tierna y protectora.

El cementerio estaba desierto.

Era muy temprano esa mañana soleada de otoño cuando quisieron ir juntos a compartir con Cristina la noticia.

La tumba estaba prolija y cuidada. Había flores secas en el jarrón y ella se encargó de sacarlas y colocar agua limpia para las nuevas flores.

Matías se arrodilló mientras pasaba sus dedos por la fría piedra de la lápida.

_ Hola abuela. Quisimos venir a contarte en persona... aquí estoy con Paula.

_ Hola Cristina. Eres la primera en saber la noticia. No le hemos contado a nadie todavía.

_ Vamos a casarnos.

_ Será muy pronto_ explicó Paula con una sonrisa_ Matías no quiere esperar que termine mi carrera...

_ Puede hacerlo después de que nos casemos_ aclaró mirando a Paula_ se que estarías de acuerdo conmigo abuela.

_ Nos hubiera encantado que estuvieras el día de nuestra boda. Te extrañamos mucho.

Paula acomodó el jarrón con las nuevas y bellas flores.

_ Me haces mucha falta a veces... pero sabemos que estas feliz y sana... Y que los tiempos de Dios son perfectos...

_ Gracias

Permanecieron en silencio unos minutos.

Matías se puso de pie y abrazó a Paula por la cintura.

_ ¿Vamos futura señora de Chávez?

Ella sonrió divertida.

_ Vamos.

Caminaron abrazados hasta el auto y salieron del cementerio directo a pedir turno al registro civil.

Paula tenía razón, Matías no quería esperar más, la vida sin ella a su lado no era una opción.


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