CAPÍTULO 9: COMENCEMOS OTRA VEZ

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Cristina se acostó un rato a descansar y Paula se quedó con la gran intriga de cómo reaccionó Cristina al saber que Antonio tenía una hija.

No quería ser imprudente.

Su trabajo era cuidar la salud de la anciana, y al parecer, los recuerdos la dejaban agotada.

A Paula le apasionaba aquella historia.

Hubiera deseado ser una buena escritora y poder plasmar en un libro aquella maravillosa vida que Cristina le relataba en cortos fragmentos.

Carmen lavaba los platos, y Paula le ayudaba a secar y guardar las cosas de la cocina.

Mientras lo hacía sus pensamientos regresaban una y otra vez a la historia. Y sacaba sus propias conclusiones en su mente:

» Clarisa no es hija de Cristina. Ella la había criado, pero en realidad era hija de Antonio y su primera esposa... Así que Matías, tampoco era nieto sanguíneo de Cristina, y sin embargo la ama y la cuida más que muchos nietos verdaderos.

_ ¡¡Vaya historia!!_ Se dijo mientras seguía con sus tareas.

_ Pero... ¿Cómo llegó Cristina a enamorarse verdaderamente de su esposo? ¿Y qué pasó con la lista de diez cosas? ¿Cuándo se habría realizado la boda que Cristina le había relatado?

Tenía tantas preguntas.

Dos horas más tarde Cristina se levantó y regresó a la galería, donde Paula estaba leyendo un libro.

Paula sonrió mientras cerraba su libro y se ponía de pie para ayudar a Cristina a acomodarse junto a ella en el sillón.

_¿Ha podido descansar bien?

_Si querida, aquí me atienden como a una reina. Entre Carmen y tú no me dejan hacer nada... solo hablar.

_Bueno puede seguir hablando y contarme más de su historia.

_¿En serio quieres que siga?

_ ¡Por supuesto que quiero!_ exclamó la muchacha.

_ ¿Dónde habíamos quedado?

_ Cuando se entera que Antonio tiene una hija.

_ Bien, desde ese momento una revolución de sentimientos me invadieron. Recuerdo que al día siguiente no podía dejar de pensar en la pequeña niña, en Antonio, en los problemas con sus suegros... todo era confuso para mí. La tarde siguiente mientras limpiaba el gallinero, llegó caminando, como la primera vez que nos conocimos.

Se acercó al alambrado y me dijo: _ Lo siento, debí decirte lo de Clarisa...

Y como una catarata después de una tormenta comencé a decirle: _ ¿Pensabas decírmelo antes o el día del casamiento? ¿No creíste que tenía derecho a saber que tenías una hija? Jamás mencionaste que estuviste casado!! Podrías haberme aunque sea advertido que ya habías estado viviendo con alguien!! ¿Crees a caso que iba a aceptar todo así nomás?! Si tan solo me hubieras dicho lo de tus suegros, te habría ayudado!! ¿Qué clase de persona crees que soy?...

Me miró confundido y luego dijo:

_ Vaya, si que puedes hablar!... Has dicho más palabras en este segundo que en todo un mes de conversaciones, comenzaba a creer que tenías problemas para hablar... _ bajó la mirada y luego de una pausa continuó diciendo: _Tienes razón... En todo, es solo... que no quería que te casaras conmigo para poder retener a mi hija. Esperaba que realmente te enamoraras de mí.

Menee la cabeza enojada caminando de un lado a otro.

_ No lo entiendo... si ni siquiera me conocías... ¿Por qué yo?

DÉJATE QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora