El nerviosismo no era algo nuevo para Steve, para nada, lo recuerda cuando en primaria le confesó sus sentimientos a una chica de su clase, era rubia y con grandes ojos miel, definitivamente su primer amor.
Recuerda habérselo pedido debajo de un tobogán después de jugar a ser un matrimonio, también como se quitaba los pellejos de los dedos de lo nervioso que estaba, desde ahí comenzó su manía de pelarse los dedos.
Otra de las experiencias que tuvo fue cuando esperó sentado en el sofá a que sus padres llegaran para que vieran lo que hizo, "No debes jugar con el bate de baseball en casa" le repetía su madre una y otra vez, una pena que lo hubiese hecho caso y acabara rompiendo la televisión.
Le cayeron unos buenos días castigado además de gritos, sobretodo por parte de su padre.
Otra vez que recuerda estar nervioso a máximos niveles fue su primera vez con Nancy, era algo íntimo y especial para ambos, todavía sonreía al pensar en la chica sonriéndole y apretando su mano.
Pero ese momento no para reír ni mucho menos, esta vez estaba nervioso por ver al idiota de Munson, después de que le pillara viendo la caravana de su familia tras haberlo conocido hace unas horas se sentía avergonzado y que debía dar explicaciones, pero él era el jodido Steve Harrington no le debía explicaciones a nadie.
Eddie entró con una sonrisa que intentaba controlar y pasó más acelerado de lo normal, además de mirar a todos lados menos a Steve, pretendía verse desinteresado.
-Una tarrina de menta. -Dijo al llegar junto al chico y aunque lo intentase su cara estaba roja de las carcajadas que aguantaba.
Harrington le miró serio, Munson ya no podía más y comenzó a reír a todo pulmón, haciendo que la cara de Steve fuese roja.
-¿Que hacías ayer en el parque de caravanas? -Consiguió decir entre las últimas carcajadas.
-No te debo explicaciones. -Le entregó el helado y cruzó los brazos.
-Vengaaaa, dímelo. -Se puso de cuclillas para apoyar la barbilla en el mostrador. -No me reiré aunque me digas que me acosabas. -Sonrió, Harrington le echó la cara hacia atrás con su mano haciendo que cayera al suelo.
-Llevaba a Max a su casa, tu vecina de enfrente. -Eddie pensó un poco y luego se levantó.
-¿La chica pelirroja del monopatín? -Steve chasqueó un par de veces la lengua, "correcto" significaba. -Conoces a muchos niños.
-Tú también. -Le replicó señalándole.
Munson comenzó a tomar su helado apoyado en el mostrador, al parecer la conversación continuaría.
-He oído que no tienes teléfono. -El metalero le miró unos segundos con la cuchara en la boca, asintió y luego volvió a su actividad. -¿Porque?
-Otra vez no. -Eddie suspiró fuertemente. -Estoy cansado de explicarlo. -Susurró levantando la cabeza. -No quiero participar en ello, no quiero aumentar la demanda. -Harrington levantó una ceja confuso.
-Así que no te gusta el capitalismo. -Asintió. -¿Eres comunista?
-¡No! Desde luego que no. -Dijo ofendido llevando su mano al pecho de forma teatral. -Es un sistema que no funciona.
-¿Entonces? ¿Que sistema es perfecto para ti? -Munson apoyó su cara en sus manos y sonrió.
-Ninguno.
-¿Ninguno?
-Ninguno Harrington, la sociedad solo ha sido creada para mantener un orden, todo ha sido creado para mantener un orden, la ropa, los edificios, el idioma, incluso el delicioso helado. -Llevó la cuchara a su boca con una sonrisa.
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Sabor menta
FanfictionAU moderno. Steve Harrington trabaja en una heladería en el centro comercial junto a una chica, Robin. La cual es amiga desde años de Jonathan. Will y Steve hacen un trato, un extraño trato.