CAPÍTULO 11

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Eddie adoraba dormir, para él era un placer que el universo le había entregado para dejar de pensar, para descansar esa cabeza que no paraba de dar vueltas por cualquier cosa.

Normalmente se levantaba de madrugada por algún impulso, o pregunta que le surgía, en esos casos se calzaba, desayunaba e iba a la biblioteca pública para buscar la respuesta.

Esa vez no se despertó ni madrugó, pudo dormir plácidamente, seguramente era por el gran sueño acumulado que tenía pero un gran factor fue Harrington.

Mentira, si se despertó una vez, pero no por su propia culpa, sino por Steve, cuyas manos se deslizaron a las caderas del chico para acercarle de un tirón, Munson se cuestionó mentalmente si también tiraría de su cuerpo con la misma fuerza en alguna escena menos infantil.

Los últimos rayos de sol pasaban por las ventanas y Ed se preguntó cuando había dormido, levantó el tronco desnudo de la cama levemente retirando los pelos negros de su cara.

-Buenos... -Escuchó hablar a Steve detrás de él mientras bostezaba. -Buenos tardes, son las 21:00. -Habló enseñando la pantalla de su móvil.

-¿Buenos tardes? ¿Eres un anciano? -Se burló girándose había él, Harrington respondió dándole un golpe en el brazo.

-Debería irme, mis padres estarán preocupados. -Se levantó de la cama pero una mano fría se aferró a su antebrazo.

-¿Ya para que? Son las 21:00, quédate hasta mañana.

-No Munson. -Le señaló con el dedo. -No me vas a liar otra vez, además tu tío seguro que ya ha llegado. -Eddie aguantó la sonrisa.

-No te vayas, quédate conmigo. -Lloriqueó tirándose en el colchón, Harrington rodó los ojos y buscó sus pantalones.

-Mañana te devuelvo la camiseta.

-Quédatela, no la uso. -Dijo todavía con la cara pegada a la cama.

Antes de despedirse correctamente de Munson revisó su móvil, tenía algunos mensajes de Will, como siempre, un par de Robin preguntándole porque no había ido a trabajar y varios de Dustin, al ver los de Henderson una sonrisa se formó en su cara.

-Si te sientes tan solo y miserable acompáñame ha hacer algo.

-¿El que? -Levantó la cara del colchón con una ceja arriba.

-Es un secreto. -Susurró intentando controlar su sonrisa. -Pero te tienes que quedar aquí, iré a casa a por algo y después vendré a por ti.

-Si claro, ¿te crees que nací ayer? No vendrás, lo dices solo para que cierre el pico.

-¿Tanto miedo le tienes al abandono? ¿Tu padre no te quería o que?

-Exacto. -Munson comenzó a dar carcajadas, tantas que tenía que agarrar su estómago en cambio Steve se arrepentía de sus palabras y teñí la cara pálida.

-Te juro que no sabía-

-No me importa Harrington. -Sonrió todavía riendo.

-Pero te juro que volveré en unos minutos. -Le mostró el dedo meñique, Eddie sabía entonces que lo decía de verdad.

-De acuerdo. -Entrelazó su dedo y sellaron la promesa.

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Munson tenía claro que Steve no era un mentiroso, tal vez en sus años de adolescente un poco, pero ahora era más maduro, ya no le importaba, tanto, lo que la gente opinaba de él.

Pero aun así se sintió feliz al ver como Harrington abrió la puerta de su coche una vez volvió de su casa, se preguntó si era porque había cumplido su promesa o simplemente por verle.

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