CAPÍTULO 5

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Steve se dio cuenta por la noche que al siguiente día tenía turno de tarde.

Pensó en llamar a Eddie, ¿pero por donde? También agarró las llaves de su coche unos segundos, pero se arrepintió, sería muy extraño aparecer en su puerta y decir "Oh, Munson, ¿recuerdas que me dijiste que comerías todos los helados menos el de menta mañana por la mañana? Mejor en la tarde" le tomaría como un psicópata si hiciese eso.

Durmió hasta tarde, o mejor dicho se obligó, no quería despertar temprano y tener el cargo de conciencia, cuando despertó salió a correr, aquello siempre le hacía aclarar su mente.

Comió poco, su padre le dio pequeñas palmadas en la espalda preguntándole que le pasaba, él sólo movió de un lado a otro la carne susurrando un pequeño "nada".

Cuando entró en el centro comercial tenía ganas de vomitar, tantas que se encorvó para que su estómago no doliera, todo parecía normal, la música de los caballitos, las tiendas, incluso Robin ya vestida con ropa normal y esperando a darle las llaves.

-Hay que rellenar los conos. -Dijo pasándole la llave, Steve la miró unos segundos para después abrir la boca intentando hablar.

-¿Ha pasado algo extraño hoy? -La chica pensó.

-Ahora que lo dices sí, un tipo ha venido y ha pedido tarimas de todos los sabores. -Rió, Harrington intentó ocultar la sonrisa bajando la cabeza y acariciando la llave con su dedo pulgar.

-¿Y el de menta? -Buckley abrió los ojos sorprendida.

-No, el de menta no, ¿como-

-Intuición, a nadie le gusta el sabor a menta. -Sonriente tiró las llaves para agarrarlas en el aire, estaba de buen humor, desde ese momento, claro.

Sirvió helados feliz, ganó propina por su gran sonrisa, y cuando no tenía clientes jugaba negando con la cabeza sonriente imaginándose a Eddie sentado en una de las mesas rodeado de helado.

Su sonrisa se desvaneció un poco y apareció un nudo en su estómago en el momento en que Munson apareció en el centro comercial con el ceño fruncido.

-¿Helado de menta? -Preguntó Harrington intentando confundirle, una parte de él le dijo que si era muy convincente podría hacerle creer que eran las 11:00 am.

-Ni helados ni pollas. -Apoyó las manos en el mostrador con un golpe, el sonido fuerte de los anillos metálicos hizo saltar a Steve.

-Se me olvidó.

-¿Se te olvidó? He comido cerca de dos kilos de helado. -Harrington intentaba controlar la sonrisa pero le parecía tan divertido que era imposible.

-No te rías. -Le señaló, aquella fue la gota que colmó el vaso y comenzó a reír a carcajadas agarrando su estómago con una mano y con la otra cubriendo su boca.

Eddie se rindió apoyando la frente en el mostrador exhausto.

-No he almorzado tenía el sabor a helado todavía en mi boca. -Se quejó.

Steve bajó la mano y revolvió el pelo del chico con una sonrisa.

-Te invito a lo que quieras, lo que quieras comer del centro comercial lo tendrás.

Munson ocultó su sonrisa entre sus brazos apoyados en el mostrador y pensó en que le apetecía.

-Pizza. -Susurró. -Pero no una pizza, quiero un trozo grande que venden en el puesto de ahí. -Señaló al pasillo.

-Pues vamos. -Agarró un pequeño cartel de vuelvo en unos minutos y pasó el mostrador por encima.

-Me gusta tu uniforme. -Le dio un golpe con la cadera de broma.

Sabor menta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora