Steve estaba contento, llevó a Eddie a escuchar el vinilo y pareció encantado por ello, le gustaba verlo sonreír, y aunque le hubiese costado unos días y varias llamadas encontrar un tocadiscos original y no una imitación actual, valió la pena.
Todavía pensaba en ello mientras seguía sirviendo helados, tuvo que hablar con su jefe en la mañana para explicarle porque se tomó el día libre antes, esperaba que se enfureciera y le despidiera, por otro lado parecía confuso.
"Robin me dijo que habías ido a trabajar" le dijo con una ceja levantada, Steve entreabrió los labios y aguantó la sonrisa ¿había mentido por él?
-Sí. -Habló después de unos segundos de silencio. -Fui, pero llegué un poco tarde, solo una hora y poco. -Intentó que sonara convincente, el hombre rodó los ojos le pasó las llaves del puesto y le dio unas palmadas en el hombro.
Para Harrington fue una completa pena darse cuenta de que era viernes y eso significaba que lo vería a la chica después, además de tener que trabajar todo el día.
"Muchas gracias por mentir por mi" le escribió por mensaje.
"No es nada, somos amigos, no?" Sonrió ante el comentario, sí, eran amigos, y se sentía bien ser su amigo. "Cuando quieres que quedemos?" La pregunta pilló a Harrington desconcentrado.
"Mañana puedo cerrar antes y nos vemos"
"Guay, has ido al lago alguna vez?"
"Sí" Y le traía una buenos recuerdos además de tener que aguantar su sonrisa con fuerza.
"Estaré todo el día ahí, ven cuando termines mañana de trabajar" ¿Responder a eso sería demasiado psicópata? Si lo hacía parecería que él quisiera continuar con la conversación, ¿quería? ¡Obviamente! Pero no quería que ella lo supiera.
Se quedó mirando su teclado unos segundos, teniendo un debate interno sobre que hacer, pensó en la cara de asco que daría la chica a a la pantalla si viera una respuesta, pero al fin y al cabo no debería importarle la opinión de los demás, esa era una de las cosas que le enseñó Munson
Desvió la mirada para jugar con su anillo, le dio un par de vueltas teniendo la mente en blanco para después apoyarse en el mostrador con un suspiro.
Pensó en lo divertido sería si Munson tuviese teléfono, podrían hablar todo el rato, como con Dustin. Pasó saliva cuando se imaginó que tipo de cosas publicaría Eddie en sus redes sociales, tal vez vídeos tocando la guitarra y de su vida de viejo nostálgico, a la gente le encantaría, lo sabía porque a él le encantaba.
-¡Steve! -Se escuchó al metalero por el centro comercial, llegaba bastante temprano, aunque aquel pensamiento no molestaba a Harrington.
-Ya me llamas por mi nombre. -Sonrió apoyándose en el mostrador.
-¿Tú a mi no? Venga, llámame Eddie. -Steve rió y rodó los ojos.
-Edward.
-¡Para! ¡Lo odio! -Intentó alcanzar a Harrington para pegarle extendiendo su cuerpo sobre el mostrador, Steve levantó las manos inocentemente y se alejó de sus garras.
-A mi me gusta, es bonito.
-Exacto, Edward es cursi y Eddie es más metal.
-Eddie suena a peluche. -Munson le miró mal. -Pero tienes suerte de que me gusten los peluches. -Le guiñó un ojo, el metalero bajó la mirada aguantando la sonrisa, si ya le costaba mantener contacto visual con él normalmente cuando le guiñaba un ojo era imposible.
-Eso no me anima. -Mentira. -Yo quiero un nombre metal, por eso acorté Edward a Eddie, además es igual que la mascota de Iron Maiden, ¡el destino! -Gritó mirando al cielo y con las manos levantadas.
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Sabor menta
FanfictionAU moderno. Steve Harrington trabaja en una heladería en el centro comercial junto a una chica, Robin. La cual es amiga desde años de Jonathan. Will y Steve hacen un trato, un extraño trato.