Prólogo.

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Dara.

Mi padre siempre solía decir: Ustedes son hijas de granjeros humildes no lo olviden, no son igual que el resto y mucho menos que la escoria que hay en todo el mundo.

Mis padres creían que el mundo era una basura, tanta guerra, tanta hambre y sobre todo sabían que los que gobernaban los países era aún peor. Por esa razón antes que mi hermana y yo nacieramos tomaron la decisión de comenzar su vida en un pueblo "Quinvel" el cual se había quedado atrapado en los 60s.

Las personas, las costumbres y sin duda la falta de noticias a las afuera de aquí. Todo era de color gris.

A mi siempre me pareció igual el hecho de crecer aquí, la vida monótona y lenta sabia que no había nada para mi fuera de este pueblo al igual que jamás sentí la necesidad de salir y conocer lo que había del otro lado de la entrada, a diferencia de mi hermana mayor.

Daphne, quien hizo hasta lo imposible para salir de aquí, desde postularse para otras escuelas, hasta tratar de huir, ella quería descubrir el mundo conocer el bien y el mal de este. Pero claro mis padres no dejarían que ninguna de sus hijas se perdiera por esa razón siempre se negaron a todo lo que ella quisiera.

Pero nuestras vida dio un giro radical tras la pérdida de nuestros padres, quienes murieron en un accidente en la carretera cuando Daphne tenia 16 y yo 8. Sólo bastó una noche para que nos convertimos en huérfanas, gracias a ello mi hermana siendo aun una adolescente continuó con el negocio familiar, con las cuentas,el mantenimiento de la casa al igual que con mi crianza. Después de 5 años por un momento creí que había olvidado todo lo relacionado con irse de aquí. Pero estaba equivocada, al descubrir que Daphne solía irse por las noches y regresar por la madrugada.

Esa fue su rutina hasta que una noche decidí confrontarla.

—¿Dónde estabas?.— se dio un buen susto al verme frente a la puerta cruzada de brazos.

—Solo fui a caminar.— cerró la puerta detrás suya.

—¿A las cuatro y treinta de la madrugada?.— miró su reloj y pasó de largo.

—Si, se que es tarde pero no podía dormir a todo esto ¿qué haces despierta?, mañana tienes clases.

Trató de cambiar el tema e ignorarme. Trató de irse pero la tomé del brazo para detenerla.

—¿Dónde estabas?.— volví a preguntar entre dientes.

Conocía cuando mentía y lo estaba haciendo ahora mismo, mi paciencia se había terminado ya hace unos meses.

Se logró soltar.

—No tengo por que darte explicaciones a nadie, mucho menos a ti Dara.— suspiró.— que no se te olvide que la adulta aquí yo soy.

Se alejó de mi para subir a la segunda planta de la casa , fue entonces que explote diciéndole todo lo que había guardo por meses

—Por lo visto la muerte de nuestros padres fue un beneficio para ti.— se detuvo.
— Después de todo lo que hicieron nuestros padres para protegernos, tu decides tirarlo todo a la basura al salir del pueblo en busca de mierda.— se giró hacia mi.

—Cállate.— murmuró.

—¡No!, te he visto salir durante meses cada noche y volver en la madrugada. ¿Por qué?, ¿por qué quieres joder todo de esta manera?.

—Tu no entiendes nada...

—¡¿Por qué debería hacero?!. Siempre fue asi, siempre lo deseaste, hasta siento que tu fuiste la culpable de sus muertes.

Bajó hacia mi levantándo una mano dispuesta a pegarme, pero se detuvo rompiendose en llanto.

—¡Jamás lo vuelvas a decir!.— me pidió entre dientes y con lágrimas en los ojos.— tu no sabes lo que ha sido para mi convertirme en tu tutora estos años, el tener veintidos años y estar bajó muchas responsabilidades. Tengo miedo de arruinar todo lo que nuestros padres construyeron, la granja,  perder sus tierras.

Cayó de rodillas delante de mi envuelta en llanto.

—El salir de aquí me ayuda a no derrumbarme, conocer todo lo que se me prohibió.

Mi molestia era tanta que no tenía ganas de desgastarme con este drama, continúelo observándola desde arriba viendo como lloraba hasta que hable.

—Tarde o temprano lo que haya del otro lado nos va a joder.

IMPERIO DE MENTIRAS.[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora