Capítulo 3.

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Dara.

El embarazo de Daphne fue a avanzando demasiado rápido con el paso de los meses, y con esto una nueva adaptación para ambas, Daphne había tomado la decisión junto a Alek de no saber el sexo del feto. Querían que fuera sorpresa para todos pero yo llevaba meses muerta de las ansias por saber que sería.

—¿Entonces ya sabes qué nombre le pondrás?.— pregunté inténtalo indagar más.

Daphne solo sonreía ante mis preguntas, ella sabía por que lo así pero aún así no me decía nada. Se mantenía calmada tejiendo en un color neutro, así que no tenía mucha información. Impaciente moví mi mecedora así la de ella para meter más presión.

—Dara Terquedad Watts, por más que insistas no te dire el sexo del bebé.— apretó una de mis mejillas.

—¿Por qué no?.— pregunté indignada.

—Por la siempre razón que ni yo se cual es el sexo, ni Alek.

Decidí no insistir más y me dediqué a hablarle a la criatura que habitada en la barriga.

—Hola, espero no molestar pero me gustaría que ya adelantara un poco esto ¿no?, llevas 36 semanas aquí sin pagar renta. Por consideración de tú madre y tía yo diría que ya salieran de ahí para saber que eres ya que tus padres decidieron tenerme en duda tanto tiempo.

Daphne no podía evitar reírse mientras yo pegaba mi oreja a su barriga en la espera de una respuesta. La repentina lluvia nos arruinó nuestra tarde en el pórtico de la casa por lo que tuvimos que entrar. Encendí la radio para saber si el clima seguirá así y anunciaron que caería una tormenta hasta mañana.

—Dara.

Me giré hacia Daphne y la encontré con su vestido cubierto de agua, me miró con miedo y yo entré en pánico.

—Creo que mi fuente se rompió...

Durante la madrugada Daphne entró en labor de parto y junto a ella la tormenta que al pasar de las horas se volvía más fuerte, y por la cual decidieron cerrar las carreteras y calles para evitar que el pueblo saliera de sus casas. Con esto solo logro que nos evitara llevar a Daphne al hospital del pueblo y que Alek no logrará estar durante el nacimiento del bebé. El se encontraba varado en la carretera entre Beaumont y Quinvel, en llamada trataba de ponerlo al corriente sobre lo que pasará con Daphne.

¿Ya tienes todo lo que te pidió la señora Davis?.

Preguntó Alek quien se encontraba del otro lado de la línea donde se mantenía dándome órdenes, mientras yo trataba de mover a Daphne quien se encontraba juntó a mi sentada en una de las sillas de la barra.

—¡No me toques!.—pidió entre dientes.

—Deja de ser terca y acuéstate sobre la mesa.—negó.—¡Daphne!.

—Voy a resistir hasta que Alek y la señora Davis esté aquí.—sus ojos se comenzaban a cristalizarse.—no se puede perder el nacimiento de su primer bebé.

Ver a Daphne tratar de aguantar el dolor me partía el corazón, su cuerpo pedía a gritos dar a luz pero ella se resistía.

—Quisiera que mi mamá estuviera aquí.

IMPERIO DE MENTIRAS.[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora