Capítulo 2.

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Dara.

Sin duda había vivido las dos semanas más agobiantes de mi vida al ayudar a mi hermana a organizar su boda con Alek, desde las invitaciones hasta su vestido de bodas. Alek no se opuso a la gran fiesta que ella misma organizó, es más la ánimo a tirar la casa por la ventana. Técnicamente todo estaba listo, solo faltaba que la familia de Alek confirmara su asistencia la cual jamás llegó, Alek dijo que su familia se disculpó con el por no poder venir a su unión con mi hermana, lo que ella tomó con calma, mientras que yo no.

—Beaumont está a 3 horas de Quinvel, ¿Por qué razón no habrán querido venir?.—apreté con fuerza el volante y miré a Jen.

Quien se encontraba serena mirando una revista.

—Déjalo estar, ellos se disculparon por su no asistencia con tu hermana.—comenzó a reír— se supone que ella debería ser la que este así, no tú.

—Es solo que me parece extraño, es todo.— regresé mi mirada a la carretera.

—Por cierto, ¿ya tienes el discurso que te pidió Daphne?.— pregunto Jen.

—Todavía no lo termino solo falta el final.

Abrí la guantera enseñándole el pedazo de papel que se encontraba ahí, y cuando estuvo dispuesta a tomarlo cerré.

—¡Hey!.

—Esperate hasta mañana para oírlo.

Al llegar a casa me encontré con la feliz pareja quien bailaba en el pórtico de la casa.

—¿Ensayando su baile de mañana?.— preguntó Jen y ambos asintieron.

—Le estaba mostrando el gran bailarín que soy a la próxima señora Fraure.—beso la mejilla de mi hermana.

Tras verlos bailar por un rato entramos a casa para cenar, nuestra cena fue muy pacífica ya que yo me comenzaba a llevar bien con Alek.

Al caer la noche Alek se devolvió al hotel en el que se quedaba cada vez que venía a ver a Daphne, sin duda se había tomado eso enserio lo de el novio no puede ver a la novia. Pero antes de irse, me tomó del brazo y me llevo hasta el jardín.

—Te tengo un regalo.—frunci el ceño.

De su bolsillo sacó una caja de terciopelo azul, y de esta me mostró un collar que llevaba un dije de corazón en color rosa, el cual estaba decorado con varios diamantes blancos.

—¡Wow!, es muy lindo pero no puedo aceptarlo.

Ignoró mis palabras y pasó sus brazos por detrás de mi cuello para colocarlo.

—Quiero que lo uses mañana en la boda, es un regalo de mi para ti Dara.

Tras colocarlo pasé mi mano sobre mí cuello para tocar la gran piedra que devoraba el collar.

—Es muy lindo, gracias Alek.—me mantuve frente a él, y en un rápido movimiento me abrazo.

—Apartir de mañana seremos familia, Dara espero logres quererme como tu cuñado como yo ya lo hago.

Si cualquier pasara y viera esta escena lo malinterpretaria pero al contrario de Daphne estaría feliz de ver que por fin acepte a Alek. Al romper nuestro abrazo el fue a su auto para así poder irse, y yo regresé a la casa para ver una película con Daphne.

IMPERIO DE MENTIRAS.[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora