Capítulo 4.

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Dara.

Las primeras horas de vida de Asher fueron un tanto tranquilas, pero al finalizar las 48 horas fue donde el pequeño humano solo lloraba sin parar.

Al parecer el ser madre siempre estuvo en el gen de Daphne, se le veía tomar las cosas con calma a comparación mía. Ella cuido de mi desde niña juntó a mi madre y supongo que eso le sirvió para ser como es. Tampoco Alek se quedaba atrás al saber cómo manejar la situación de tener un recién nacido en casa. Ambos insistieron en enseñarme un poco de lo que era cuidar de un recién nacido, algo que me lleno de pánico al pensar que le podría hacer daño así que me negué, pero olvidaba que el segundo nombre de Daphne era "terquedad".

—Ahora debes tocar el agua con tu codo para asegurarte que la temperatura es la adecuada.—aconsejo Daphne.

Trate de maniobrar con el bebe ya en brazos pero me sentía una completa estúpida. Hasta que por fin logré sostenerlo de la manera adecuada para así verificar la temperatura del agua, estando en su punto metí a el bebe a la bañera.

Asher estaba dormido y al sumergirlo solo soltó unos quejidos pero después se volvió a dormir, Daphne y Alek me pasaron varias cosas para asear al bebe, como shampoo y jabón. Daphne insistió en que la vistiera también así que obte por otra cosa y le pedí a Alek que me enseñara a prepararle el biberón.

Tanto Alek como yo bajamos hacía la cocina mientras mi hermana estaba en su habitación vistiendo a la bebé.

Me enseñó lo básico cuantas onzas de leche por las de agua y como verificar la temperatura.

—Solo debes salpicar un poco en tu mano y con eso sabrás...

La entrada de una llamada lo interrumpió, dándome las cosas en brazos mientras se disculpaba.

—¿Te importa?.— negué.—solo termina de agitar la mamila, enseguida regresó.

Salió al jardín dejándome con la responsabilidad de un biberón.

Así que como el indico agite la mamila salpicando todo a mi al rededor, me encamine al lava platos para limpiarme y la conversación de Alek a través del teléfono me hizo quedarme unos segundo frente a la ventana que daba al pórtico.

Recibí una llamada de mi abogado y me comentó que te negaste a las clausulas ya establecidas por mi.—dijo el entre dientes,—Hagas lo que hagas no cambiaré de opinión.

Hubo un ligero silencio antes de que la voz de Alek se volvier a escuchar.

—¡Me importa una mierda lo que tu quieras, yo necesito que aceptes y me dejes de una jodida vez!.

Colgó y dio soltó una gran bocanada de aire antes de regresar a la casa.

En un movimiento rápido regrese a detrás de la encimera para toparme en Alek de regreso.

—Lo siento, cosas del trabajo.

Se disculpo y tomó de regresó el biberon pero antes que irse miró por ultima vez el teléfono volviendo a suspirar irritado.

Se fue sin decirme algo más dejandome con demasiadas preguntas sobre la conversación que escuche hace unos segundos. De nuevo las dudas regresaron, y hace meses que había dejado de tenerlas. Mi lado escéptico trataba de ser razonable y pensar bien las cosas antes de empezar con la paranoia.

Tome las llaves del auto y salí para distraerme un poco. Conduje al pueblo para ir a una tienda de conveniencia para comprar una cajetilla de cigarros. Hace tiempo lo había dejado pero ahora mi ansiedad me estaba carcomiendo.

Dejé sobre el mostrador la cajetilla de cigarrillos.

—Hace tiempo no te veía por aquí.—dijo Josh, el chico encargado de la caja arqueado una ceja mirándome.

—Si bueno, lo había dejado pero hoy lo necesito.—saqué mi billetera de mi chaqueta para pagar.

—¿Quieres compañía? puedo cerrar e ir al parqueadero de autos de la 95.

Sin duda sabia lo que significaba ir ahí, y ahora no estaba de humor para sus propuestas de sexo, así que puse los ojos en blanco y me negué.

Le lancé un billete de 10 dólares.

—No estoy de humor Josh, quédate con el cambio.

Me encamine a la puesta y antes de salir el sonido del televisor me distrajo al escuchar un apellido muy familiar.

Hoy en la competencia de arquería le es entregado el primer lugar a Mason Faure tras haber obtenido el mejor puntaje de la competencia.

La cámara enfoco al chico pelinegro quien mantenían una gran sonrisa en su rostro mientras se le eran entregadas dos medallas de oro.

El chico sonreía y nos segundos después una mujer mayor fue hacia él para abrazarlo y susurrar algo a sus oídos, al chico le cambió el semblante y se coloco a un lado de la mujer para ser fotografiados.

Al parecer la señora Margot Faure ya fue una de las primeras en felicitar a su nieto por esta gran competencia.—comentó la reportera.

El carraspeo de la garganta de Josh me hizo dejar de mirar el televisor para ahora si irme de ahí. Al salir encendí un cigarrillo y comencé a caminar hacia mi auto tratando de centrar mis pensamientos.

Mi cabeza era un jodido lío, y más ahora por mis dudas sobre Alek habían vuelto, y eran señales que inconscientemente él daba.

—Calma tu estupida paranoia, Dara.— me dije a mi misma.

Fui de regreso hacía el auto y salí de ahí para volver a casa.

Al llegar encontré todo en silencio así que fui a la segunda planta para ir a mi habitación, pero antes fui a la de Daphne y Alek. Ambos se mantenían dormidos junto a Asher así que con esa imagen me fui a mi habitación.

Una vez en mi cama me puse a analizar la situación para tratar de pensar negativo y darle la vista buena a que fueran cosas del trabajo de Alek.

Había prometido no volver a dudar del él y ahora lo hacía, eso hablaba mal de mi falta de palabra.

—Todo esta bien, él no joderia todo esto por mentiras.

Me giré hacia mi mesa de noche para apagar las luces para ir a dormir.

IMPERIO DE MENTIRAS.[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora