Capítulo 1.

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Dara.

Han pasado 3 años desde la primera vez que enfrente a mi hermana sobre sus salidas nocturnas a la ciudad, las cuales continuaron pero se transformaron en salidas matutinas. Siempre me pedía que la acompañara, que me invitaría a comer a un restaurante muy elegante al que solía ir pero siempre obtenía un "No" por respuesta.

Daphne no era mala hermana. Al contrario se dedicaba día y noche a mi, a los negocios que habían dejado nuestros padres y al cuidado de la casa, por esa razón obte por ya no negarme a la idea de que ella saliera a la cuidad.

—De unos meses para acá Daph ha estado muy feliz ¿no te parece?.—comentó Jen mi mejor amiga.—¿A que crees que se deba?.

Termine de cortar la raíz de la planta que estaba limpiando y miré hacia donde mi hermana estaba.

—No tengo idea, pero sus salidas a Beaumont han sido más contrastes y tardadas.

—¿Creés que se trata de un chico?.— su pregunta me hizo congelar y mirarla.

—No lo digas, sería el colmo que se enamorara de alguien de Beaumont.

Ambas miramos a Daphne quien mantenía una gran sonrisa de oreja a a oreja mientras cortaba los rosales de la casa.

<<¿Será cierto?>>

Al comenzar a caer la noche Jen se fue a casa,  antes de cenar descanse en la sala mientras leía un libro. La melodía alegre que salía de la boca de mi hermana me hizo dejar de lado mi libro. Sabía lo que significa cuando ella se la pasaba muy animada y hacía eso.

—¿Dara?.

La miré cerca de la mesa del comer, donde coloco el ramo de rosas que había cortando
esta tarde.

—Prepararte para cenar, hoy tendremos visita.—me levanté y camine hacia ella.

—¿Quién vendrá?.—me ignoro y siguió acomodando la mesa .—¡Daph!.

—Solo hazme caso.—me dio un beso en la coronilla y se fue hacia la cocina.—¡Oh!, casi lo olvido.

Fue hacia el armario de la casa, donde saco una bolsa de papel y la cual me entregó. Extraña me quede con la bolsa mientras ella me sonreía animada en la espera de alguna reacción mía.

—Usa esto, lo compré la semana pasada para esta ocasión.— se movía inquieta y feliz.— anda, ábrelo.

Giró los ojos y con disgusto abro la bolsa sacando lo que está dentro. Es un vestido de una tela muy suave en color blanco. Daphne me sonríe con euforia por lo que decidí no decir nada tomando la prenda y yendo hacia mi habitación para comenzar a alistarme para la cena.

Entre al aseo abriendo la llave para dejar correr el agua mientras me deshacía del vaquero junto a la camisa blanca de tirantes que estaba cubierta de barro por haber pasado la tarde arreglando el jardín.

Mi manera tan compulsiva de pensar me hacía daño, vivía llena de angustia al saber que mi hermana salía fuera del pueblo, que se adentraba a los desconocido del mundo de Beaumont. No tenía idea de cómo era allá pero por lo que decían en el pueblo de la ciudad sabía que no era un buen lugar.

Al salir de la ducha me observe en el espejo de mi habitación analizando la prenda, la tela era demasiado suave podía sentir la buena calidad del vestido al tacto. Me giré para ver la espalda descubierta que le daba un toque femenino algo que en mi no se veía diariamente, los tirantes se amarradan por detrás del cuello. Desenrede mi cabello dejándolo por mis hombros aún húmedo esperando que el rizado no se esponjara, me coloque las botas que diariamente usaba para trabajar.

IMPERIO DE MENTIRAS.[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora