X - Parche

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Agradecía profundamente las clases sexuales que le impartieron durante toda su vida. Porque en vez de estar asustado al ver a ¡¡Su recién y oficial enlazado Omega!! quedarse en cama ligeramente pálido y con algo de temperatura tras la limpieza de su mordida, sabía por qué ocurría y qué tenía que hacer, eso le daba seguridad, y hasta cierto punto, orgullo, un alfa era el encargado de cuidar a su pareja.

Esos eran síntomas bastante comunes, el enfermarse después del enlazamiento podía ocurrir, entonces su Jack estaba débil y enfermo en su cama recién lavada.

Cuando terminaron de bañarse juntos (principalmente con la ayuda del más grande), evitando tocar la herida lo máximo posible, el peliblanco se desplomó una vez terminado, quedándose dormido casi de inmediato en sus brazos mientras le terminaba de secar su pelo.

Le tocaba cuidarlo y ver por su persona, entonces, con los productos médicos que compraron previamente, hizo lo primero y más importante; desinfectó, limpió y cubrió la mordida con un parche, notando, además, la profundidad de esta, una sonrisa se asomó por sus facciones, la marca sobresaldría demasiado una vez cicatrizada. Aunque también hubo culpa por su acción, debido a que usó dos parches para cubrirlo, el cuerpo pequeño recibió una gran mordida que sobresalía, y si no quería que le pasara algo, puso el doble por si acaso.

Con las sábanas limpias de sangre y otros fluidos, puso un montón de almohadas que el omega tenía de sobra para que pudiera recostar su cabeza sin necesidad de sentir dolor en donde yacía la mordida. Ayudándolo a cambiarse a una ropa más cómoda para pasar su domingo relajado.

Algo que notó con su nuevo enlazamiento, fue la dependencia tan fuerte que sintió Jack, es decir, a duras penas podía mantener sus ojos abiertos, pero en el momento en que dejaba de abrazarlo para pasar a levantarse porque una almohada se cayó, las cortinas estaban entreabiertas, o quería revisar el parche para que estuviera a salvo, y se separaba, el omega inmediatamente se quejaba. Estiraba sus brazos y fruncía los labios buscando el calor que se le había arrebatado.

Pero no le molestaba el acostarse junto a su omega, donde su cuerpo estaba calientito y olía rico, era como un peluche gigante y flácido, aunque le preocupaba un poco cuando lo sostenía, no quería ser demasiado brusco y lastimarlo, entonces solo lo tomaba de la cintura, y dejaba que él se recostara sobre su pecho de la manera que quisiera, a pesar que le había dicho que en las almohadas estaría más cómodo. Lo ignoraba sin mucha culpa, se hacía bolita y descansaba a su lado.

Supo que era increíblemente afortunado por tener la oportunidad de presenciar tales y hermosos actos, besando la cabecita del omega cada vez que se daba cuenta que había conseguido a su compañero de vida. La suerte que tenía definitivamente era muy grande.

Durmieron casi todo el día, al cocinar o darle medicamentos para que bajara su fiebre y no que no muriera de hambre, siempre se escuchaban los quejidos del omega, no podía mentir, también se sentía mal el dejarlo solo, aunque sea por un momento. Entonces empezó a llevarlo a todos lados como si fuera un bebé, lo envolvía en una sábana y lo cargaba, poniendo su cabeza en su pecho, y sentándolo en su antebrazo. Nunca se cansaría de sorprenderse con la ligereza de su cuerpo, a pesar de ser un hombre adulto.

Cuando llegó la noche tuvo que despertarlo, tenía que llamar a su trabajo para pedir la incapacidad y que le dieran tiempo para recuperarse, así que lo despertó como lo había estado haciendo para que comiera o tomara la medicina, le daba muchos besos alrededor del rostro hasta que se despertaba por el movimiento.

Cuando llamó, dándole el visto bueno, dieron su noche por terminada, y los próximos días serían iguales, pasarían mucho tiempo juntos.

Sentían como la conexión que les proporcionaba el enlace crecía y crecía. Durmieron hasta altas horas de la noche, hablando sobre el futuro y lo que querían cambiar y mejorar, de sus sueños, de temas triviales, se abrazaron sintiendo como ese era su lugar seguro, pudiendo decir lo que quisieran.

Cuando los venció el sueño, la sensación que les daba el estar en brazos del otro, era como si finalmente encontraran el lugar que aspiraban hallar, ese sitió que se guardó especialmente para ellos, esperando los, dándoles donde pertenecer, entréganosles un hogar.

Aquel que era cálido, acogedor y, sobre todo, siempre estaba abierto a ellos, listo para recibirlos.

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Un inconveniente, no un problema como tal, fue que al Hlokk avisarle a sasaki que no iba a ir su compañero omega por haberse enlazado recientemente, este emocionado quiso ir a felicitarlo y llevarle regalos, cual fiesta de celebración para una situación muy especial. Pero al querer hacer sentir más feliz a Jack, llamó a toda su familia para que también lo felicitaran, sin entender del todo el momento intimo y de privacidad que se llevaría a cabo los siguientes días.

Adán lo convenció de no ir hasta que volviera por su propio pie al trabajo, para no molestarlo e interrumpir ese tiempo tan único. Todos los conocidos de Jack con naturaleza alfa lo entendieron, y les dieron su espacio. Aunque eso no significaba que no le darían su bien merecida visita por haber mordido a el pequeño omega del grupo (sin contar a Eva, que ya estaba enlazada), al fin y al cabo, ya se habían enterado antes de lo que le hubiera gustado a la pareja, y se involucrarían más.

Ya no solo era una relación pasajera de un tonto embobado por la belleza de su hermano, por lo visto, su calidad escaló a una larga, y esperaban que fuerte y amorosa, o dios salve a hércules si le llegaba a fallar en cualquier aspecto.

Por otro lado, el único que se enteró de parte del alfa pelirrojo, fue su amigo omega que, feliz le dijo a los que conocía, uniendo ambas familias que, sin saber, estaban más cerca de lo que pensaban.  

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OmegacemberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora