XXII - Protección y Pelea

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No era justo, no es que fuera la gran cosa, pero el trato que le dieron no fue para nada merecido.

Apretó los papeles que le habían rechazado en su pecho, en medio de la calle con lágrimas que por ningún motivo iba a derramar. Su orgullo iba primero. Caminó unos pasos más, molestando a los transeúntes a su alrededor con su olor tan agrio a Omega triste, y es que le importaba una mierda, era lo que estaba sintiendo. Cuando estuvo lo suficientemente lejos y solo, se permitió empezar a soltar lagrimas silenciosas.

Tomó su celular y marco el número que tenía como emergencia sin tener una noción clara de quién era.

¿Jack? ¿Cómo te fue? - Se arrepintió cuando escuchó la voz de su pareja con tintes de esperanza. Debió de haber mandado un mensaje- ¿Estás bien? - Agrego ante el silencio.

No- Se sintió orgulloso de que no temblará al decir eso. Solo que su pronunciación sonaba más rasposa.

¿Qué pasó? - La desesperación ya era evidente en este punto- Voy por ti, ¿dónde estás?

Yo-o- El continuar se le hacía difícil si no quería quebrarse.

Mándame tu ubicación por favor- Al otro lado se escuchaban sonidos de llaves y cosas moviéndose, seguramente ya vendría en camino.

Si- Colgó, no tenía nada más que agregar. Cuando termino de enviar el mensaje sin decir otra cosa, fue a esperarlo.

Se sentó en una banqueta elevada que estaba por ahí, agradeciendo que no transitara mucha gente.

Con sus mangas secó sus lágrimas, impidiéndoles salir más. Miro al cielo, recordando por qué se sentía tan decaído.

Había ido a solicitar empleo como secretario en una agencia bastante respetable. Su educación se limitaba, pero tenía varios cursos que lo certifican para el puesto, solo que pasó algo de tiempo, puesto que, al terminar de estudiar, su madre se enfermó y se tuvo que meter a trabajar en lo que fuera. No se arrepentía, ahí conoció a Hércules.

Era lindo, siempre que pensaba en él tendía a sonreír.

Pero su sonrisa tembló al recordar todo lo que le dijeron. La persona que lo entrevistó ni siquiera vio sus datos, solo se limitado a hablar sobre su inferioridad y el cómo estar enlazado sería perjudicial.

No entendía eso, honestamente no entendió nada. Pero lo ofendió e hizo sentir como si fuera basura, como si fuera un cualquiera por tener lo que poseía.

Él solo buscaba avanzar y conseguir más dinero para vivir mejor con su alfa. No creía que hubiera algo de malo en eso.

Pasaron los minutos y se sintió muy solo. Envió varios intentos de llamada por su enlace, sabiendo que no eran necesarios, y que en breve podría tener a su alfa con él. Pero lo necesitaba ahora, aunque fuera egoísta.

El sonido de pasos corriendo lo impresionó de buena manera. Al levantar su vista y verlo casi enfrente, sin siquiera intentar contenerse se aventó a él.

Cuando sintió como esos brazos lo rodeaban, ya no hubo necesidad de contenerse. Empezó soltando sus lágrimas, agitándose por el esfuerzo, e hipando al llorar.

No supo qué le dijo su pareja, estaba más concentrado en que su rostro no se despegará de su pecho para que no lo viera, e intentando no lamentarse demasiado fuerte. Este nunca intento forzarlo, y solo lo consoló de vuelta.

Te tengo, está bien- Lo cargó para llevarlo al auto, envolviendo lo para que no se tuviera que mover para irse. No supo si lo escuchó, pero su llanto se hizo más fuerte. Claramente no iba a poder conducir así- Te protegeré.

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