Capitulo 25

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Se inclina en el lavado mientras tose, alcanza una toalla y comienza a limpiar la sangre que ha salido de su nariz.

Cuando termina se deja caer al piso con cuidado y recarga su cabeza en la pared. Tras estar unos minutos ahí se para y comienza a limpiar la sangre restante.

Sale de su cuarto y va al patio donde se encuentran todos esperándola para comer.

—Por un momento pensé que no me esperarían, pues tarde en bajar.

—¡Mi Ángel, buenos días!.

Sube a Hope en sus brazos y le da un beso en la frente.

—Buenos días, linda. ¿Ya has desayunado?.

—Aún no, te he esperado. Aunque mi papá y mis tíos ya iban a comenzar a comer pero les he dicho que tambien te esperarán para estar todos.

—Pues no se ustedes pero yo me muero de hambre y no estoy dispuesto a esperar más—Agarra su plato y se comienza a servir.

Camina con Hope en brazos y ve a su híbrido sentado cruzado de brazos que mira a su hija con el ceño fruncido.

—¿Para mí no hay beso?.

—Pareces un niño chiquito ya sabes que sí.

Cuando agarra el cachete del híbrido, Hope carraspea y niega.

—No hay besos ni buenos días de mi parte, estamos en huelga hasta que me compre mi helado de chocolate.

—¿Ah sí? Lo siento cariño, estamos en huelga.

Ambas se encogen los hombros y la Angel suelta la mejilla del híbrido.

—No, tu no estás en huelga. ¿A dónde vas?.

—Las dos somos una. Si mi Ángel está enojada contigo yo también, y si yo estoy en huelga ella también lo estará.

—Es una broma verdad—Mira a la mujer esperando.

—Ya lo dijo todo las dos somos una, Mikaelson.

La pequeña pelirroja y la pelinegra se dan una sonrisa cómplice y chocan sus puños.

—Amo ver cómo sufre por Ángel. No solo tiene a una pequeña mujercita, sino que dos. ¿Y lo mejor de todo? Que se quieren más entre ellas.

—Tengo que admitir que es divertido ver cómo sufre.

—Nuestro hermano por fin podrá ser feliz.

—Y ya no será un amargado—Argumento Rebekah con una sonrisa.

—A este paso algún día le sacarán canas.

—¡Kol, podrías callarte!.

Niklaus lo mira enojado y le da una mirada que promete mucho, él solo le saca la lengua y se va corriendo a la dirección de su sobrina y la Ángel.

Cuando llega a la cocina lo mira abrazado de su Ángel y lo mira mal. Derrotado camina con la cabeza baja y cuando se acerca a ellas suspira.

—Esta bien, compraré todos los helados que quieran. Pero ya no más huelgas.

La Ángel mira a la pequeña, Hope pone su mano en su barbilla mientras piensa. Le da una sonrisa a la pelinegra y mira a su papá.

—Con una condición.

—¿Condición? Que más quieres.

—¡Que nos lleves a mi Ángel y a mi a comprar mucha ropa! Es que la última vez la Tía Freya me hizo cargar bolsas porque no fue el Tío Kol y me cansé.

—No tengo otra opción si pasan más de dos horas me voy.

—Por favor—Kol que estaba a un lado de la pelinegra se burla de su hermano—no serías capaz de dejar a tus dos preciadas mujeres solas.

—Si en verdad dices ser mi hermano por una vez en tu vida quédate callado porque en vez de ayudarme haces lo contrario.

—Mi lealtad está en mis dos y únicas chicas favoritas—Mira su sobrina y cuñada—lo siento hermanito—Las empuja suavemente—Vámonos que las compras no se hacen solas.

—No, tú no vas. Tu te quedas, el trato es con ellas no contigo—Lo señala aún más irritado advirtiendo.

Mi pequeña protegida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora