Capitulo 27

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—Angel, no puedes ir así–Volvio a decir la bruja de la familia.

—Ya les dije que estoy bien, me siento mejor no fue nada–Suspiro cansada.

—Si te llegas a sentir mal avisamos ¿Si?
–Kol se acercó a su amiga preocupado.

—No se preocupen yo la cuidare–Hope alzo la mirada con una sonrisa.

Olenka miro a la pequeña con una sonrisa y asintió a lo que dijo.

—Ya escucharon. No sé preocupen, vamos pequeña.

—¿Podemos ir con mi amigo? Ya tengo tiempo que no lo miro y le prometí llevarle helado–Pregunto emocionada.

—Allá estará–Afirmó–Solo no le lleves mucho hoy.

—Es difícil escoger ¿Le puedo llevar uno de cada uno? ¡Es que todos están deliciosos! Si quieres te damos un poco para que te mejores.

—Esta bien. Solo no le digas a tu papá que te deje comprar mucho helado porque no me volverá a dejar comprarte más.

—Será nuestro secreto–Susurro cercas de la Ángel, se dieron una sonrisa y alzaron su dedo meñique para jurar su pequeño secreto.

Amaba ver cada vez que la pequeña Hope sonreía, a ella. Sentía un bonito sentimiento cada vez que pasaban tiempo juntas, siempre fue así, desde que la vio por primera vez, y se juro protegerla de todo sin importar qué.

—Estaré adentro, si necesitas o sucede algo no dudes en decirles a ellos o a mí –Se agachó a la altura de la menor– Sabes que puedes pasar sin pedir permiso.

—Lo sé, Gracias–Le dió un beso en el cachete a su Angel– Esperaré que termine su entrenamiento para que pruebe todos los helados que compramos.

.

—Volvio, pensé que tardaría en venir –Un castaño inclino la cabeza y  se acercó a Olenka.

—Tengo que resolver algunas cosas. ¿Cómo ha ido todo? ¿Los Demonios han causado problemas?.

—No se van visto cerca de las rejas tal parece que no aparecerán por un buen tiempo.

—¿Los guerreros?.

—Todos los días entrenando, dando lo mejor. Han mejorado mucho desde la última vez que vino.

—¿Y los demás?.

—Todos cumpliendo sus tareas sin ningún problema.

—Muy bien.

Susurró al sentir como todo daba vuelta a su al rededor «Otra vez no» pensó. Trato de sujetarse de la mesa pero fallo al sentir otro mareo.

—¿Se encuentra bien? ¿Quiere que le llame a alguien?–Corrio el castaño para ayudarla a sentarse.

—Estoy bien solo fue un leve mareo.

Sin importarle lo que le dijo camino a la puerta y llamó por ayuda. Ángeles entraron preocupados y comenzaron a revisarla.

—Una vez más vuelvo a decir que me encuentro bien.

—No, usted no está bien. Y lo sabe, nosotros no nos enfermamos.

—¿Desde cuando se ha estado sintiendo mal?.

Estuvo apunto de repetir lo mismo pero al ver la mirada del castaño decidió guardarse el comentario y responder.

—Hace unas cuantas semanas–Susurro sabiendo lo que sucedería.

—¡Unas semanas! Cuántas exactamente y no mienta.

—Tal vez unas dos semanas. No, dos semanas no. ¿Un mes?.

—¿Sabe lo grave que es esto, verdad?.

Miro mal al Ángel que lo hizo callar pero él no dejo de mirarla.

—No me hables como si fuera una niña chiquita, claro que lo sé. Solo no quiero pensarlo mucho.

—¿Sabe cómo es que sucedió?.

—Sí.

Mi pequeña protegida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora