-Julia -llamó mi profesor
Volví mi mirada al frente, esperando que repitiera la pregunta
-Profesor
Frunció ligeramente el ceño
-Atiende a la clase -se limitó a decir antes de continuar con su explicación.
Mi mente estaba en mil lugares distintos antes de estar en el aula. Mi reloj el cual hizo un ligero ruido me avisó que faltaba poco para terminar la clase
Dos minutos
Tan solo dos minutos y se acabaría la clase
En algunas materias el tiempo pasaba, segundo a segundo y lo sentías todo, además todos los profesores siempre mencionando las reglas, lo volvía todo mucho más cansado, sin embargo, así era el perfecto instituto Prestley. Siempre me pareció un horror entrar en este instituto, aquí todo es tan... perfecto -hice una mueca al pensarlo-. La disciplina era parte indispensable, cumplir con el uniforme era estrictamente revisado en la puerta, todo debía estar en orden, absolutamente todo tenía que ser perfecto. Dentro y fuera del insti. Cuando llegué a mi aula por primera vez tenía miedo de no ser tan perfecta como ellos parecían, eso fue desapareciendo poco a poco cuando vi que mi aula era diferente, ninguno de ellos eran chicos normales o bueno, no para este instituto. A diferencia de la mayoría de las aulas de nuestro grado nuestra fama era mala, sí, lo habían repetido muchas veces en otros colegios, pero esta vez iba enserio.
Me dediqué a observar a mis compañeros del lado izquierdo, 20 era un chico callado igual que yo, pero siempre parecía estar perdido, parecía estar en mil lugares distintos antes de en el aula, igual 18, ese tenía todo lo necesario para ser un sociópata, tenía la actitud y el porte, lo cierto era que las dos veces que intercambiamos palabras resultó ser muy amable, solo era su apariencia; toda mi demás atención estaba en 23 siempre hablando en voz alta, meneaba su hermoso cabello y se sentaba de piernas cruzadas, tomada del brazo de 27
-Yo no haría eso -mencionó riendo- Si, lo sé, pero no tiene oportunidad conmigo
A pesar de que 23 siempre quería llamar la atención resultaba caerle bien a toda la clase, en fin, dones de los favoritos de Dios.
El profesor de la siguiente clase entró
-Jóvenes, hagan equipos, rápido que no hay tiempo -la peor pesadilla de todo ignorado, trabajos en grupo
Yo solía ser una persona bastante sociable, no era de muchos amigos, pero tampoco solía estar sola o tener problemas para hacer grupo; todo hasta ahora claro, después de casi tres años de pandemia yo había cambiado bastante, no solo mi físico se veía diferente, ahora me costaba relacionarme, no me interesaban las mimas cosas, además estaba tan acostumbrada a mi vida en casa que volver al mundo se había vuelto casi una pesadilla... casi
Era incomodó, miré a mis lados y mis compañeras ya se estaban agrupando, cuando vi que la mayoría estaba en equipo me centré en mi banca, eso era menos incomodó que quedarme viendo a los lados como corderito esperando a que alguien me adoptara. Como era de esperarse nadie lo hizo, ni siquiera mis más allegadas, sabía que no era con mala intención, más eso no hacía que fuera menos incómodo para mí
-julia, ven con nosotros -escuché una voz del cielo
Era ocho, me aprendí sus número de lista ya que sus nombres me resultaban complicados de aprender. tal como dijo me uní a su grupo, luego de terminar el trabajo escrito nos quedamos reunidos, no sabía si irme o seguir a ahí, terminé por quedarme, igual no notaban mi presencia
-Dicen que ya está rondando por el plantel -mencionó
-Imposible
-Es cierto, no se sabe quiénes son, pero sí que están vendiendo por todo el instituto
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Aula 11
Fiksi RemajaSupe, desde el primer momento, que aquello de la perfección era solo una fachada. Sueños, decisiones, sentimientos, errores... y la gran confusión la experimenté con ellos, el Aula 11.