Mariposas en el estómago

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-¿Qué haces aquí? -solté como primera pregunta

Me daba la sensación de que no la había visto en meses y tan solo habían sido unas cuantas horas, esa sensación me invadía bastante seguido

-¿Es mi casa? -bien, estaba enojada

Se pasó las manos por el rostro

-¿Desde cuándo?

-Yo...

-¿Creíste que no me daría cuenta?

-No es...

-¿Esas son las actitudes que te he enseñado?

No, no me has enseñado nada porque ya no intentas estar, hace tiempo que no estás

-Quizás deberías escucharme primero -comenzaba a molestarme ¿De verdad no iba a preguntarme lo que pasó?

-No quiero escuchar excusas

-¿Tan poco confías en mí?

-¡¿Cómo voy a confiar en ti?!

-¡Si me conocieras, lo harías!

Ambas habíamos subido el tono de voz

Intenté pasar por su lado, pero me detuvo tomándome por el hombro.

-Eres mi hija, por supuesto que te conozco

Y eso era lo que más dolía, que siendo mi madre no tuviera ni la menor idea de quien era yo

-No -espeté quitando su mano de mi hombro

-Esto no es un hotel, no puedes llegar a la hora que te dé la gana ¿Por qué te quedas hasta tarde en el instituto?

Me detuve en medio del pasillo

-¿He?

-¿Estás saliendo con un chico? ¿Por eso llegas tarde?

Saqué todo el aire que tenía contenido en mis pulmones de la forma más silenciosa posible

-¿Cómo sabes si no estás? -pregunté en un tono suave

-El hecho de que no esté en casa no quiere decir que puedes hacer lo que quieras

-Tienes razón -concedí sin sentir ninguna de aquellas palabras-, lo siento, le diré a mi amiga que no puedo acompañarla

-¿Qué amiga? -preguntó extrañada

-Ana, su colegial la recoge un poco tarde, entonces yo me quedo con ella en la biblioteca y mientras la acompaño ella me explica química y esas materias.

No sabía que podía mentir así, pero la verdad era demasiado dolorosa como para decirla en voz alta y en este momento la verdad no estaba de mi lado

-¿Por eso llegas tarde? -Cuestionó aún desconfiada

Asentí.

-No te hagas ideas -minimicé- sabes lo mal que voy en esas materias -me encogí de hombros- me pareció un buen acuerdo

Si tal acuerdo existiera sería muy bueno

Se tomó unos minutos antes de dirigirme la palabra

-Bien - soltó el cruce de brazos y tomó su bolso- tengo que regresar al trabajo, regresaré temprano.

Apenas salió por la puerta, suspiré, ya tendría tiempo de descubrir quién le estaba contando.

Quizás ella no lo entendía y quizás ni aunque me sentara a explicarle lograría entenderlo, pero llegar a una casa que siempre está en silencio es... ¿Cómo decirlo? Triste. Tal vez esa sea la palabra

Aula 11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora