La curiosidad mató al gato
No estaba muerta, pero iba a volverme loca.
Mi vida se había detenido, nada parecía trascurrir, ni siquiera el tiempo; estaba sentada en el suelo, con las rodillas pegadas a mi pecho y la cabeza recostada en la pared. Todo se había pausado nuevamente, entonces tuve tiempo de pensar en muchísimas cosas, en cómo me sentía, en lo que estaba haciendo, en quien era yo. Por lo acelerada que iba mi vida no me había dado cuenta de cómo me sentía, ni siquiera cuando noté que estaba mal, no era nada comparado con lo que sentía ahora, todo ese peso cayó justo hoy, estando en detención preventiva.
En cuanto llamaron a mi madre de inmediato llegó al instituto, no fue sola, mi padre también estaba allí, para mi suerte no me dejaron hablar con ellos, en su rostro vi tanta decepción, que no era necesaria palabra para hundirme más.
Todo lo que habíamos hecho había sido en vano, todo el esfuerzo, el riesgo, los planes, todo había sido una perdida de tiempo, pudo ser Jan o cualquiera del aula, la cuestión era que nos habían jodido y no había nada que hacer, había fallado. Una vez más.
Entendía que me odiaran por haber provocado que no permitieran el uso de los celulares en el instituto, pero ¿Tanto? ¿Y los momentos felices a donde fueron? Sabía que nada volvería hacer lo mismo, ni en el aula, ni en mi vida; iban a llevarme a juicio, la cantidad de droga que encontraron fue grande, podían juzgarme como menor de edad o como una adulta, fuera como fuera, estaba perdida, es increíble como el odio puede dañar a otras personas, en mi caso un odio sin bases, lo estaba haciendo por todos, todos merecían una oportunidad de vivir mejor, pero fue una tontería ¿Yo que siempre había estado perdida, lideraría un cambio? Fue estúpido Jan me lo advirtió tantas veces...
A pesar de que sentimentalmente nunca hubo nada, le guardaba cierto cariño. Y a Dilan...
No era atractivo, ni el chico que había imaginado para mi primera relación, era delgado, alto, su cabello era chocolate oscuro en una combinación de riso y liso, una vez instintivamente toqué su cabello era un poco áspero, pero no era desagradable, era satisfactorio de cierta forma acariciar su cabello, la cuestión era que siempre me había imaginado alguien diferente, un chico con un físico tonificado que al momento de que alguien nos viera juntos sintiera envidia; Sin embargo, algo tenía, era coqueto, tenía un momento de total dulzura, pero también tenía sus momentos amargos, cabe mencionar que tenía sus momentos de insoportable y odioso, más, eso no lo hacía malo. Estaba sintiendo cosas sin darme cuenta, estaba tan concentrada en que Jan era el chico ideal para mí que prácticamente me obligaba a sentirme atraída por él, sin saber que tenía al chico ideal sentado a mi lado todos los días; Sí, era él, sin músculos en sus brazos ni un abdomen marcado era el chico ideal y sin importar lo que dijeran o no dijeran si me vieran con él, lo quería, esa era la verdad, no con la misma intensidad que semanas atrás, pero seguía habiendo un sentimiento
Desde donde estaba escuchaba las noticias, ya habían comenzado las protestas, los cierres de calle, mañana habría el cierre de las principales calles del país, los colegios comenzaban a cancelar las clases, se avecinaba una marcha grande, eran muchos gremios unidos
-¿Sabe si el instituto Priestley canceló sus clases? -le pregunté a una seguridad
-Es de los pocos colegios que no lo han hecho -se limitó a contestar.
Al día siguiente las noticias no hablaban de otra cosa
-Sánchez, le enviaron esto -abrieron la pequeña celda para dejarme una cesta
Tenía golosinas, abrí una y encontré un papelito dentro, de inmediato supe quienes eran: Adry y Samuel, por supuesto
Esperamos que estés bien, lograste tu objetivo, el instituto es un desastre, al igual que el país, a pesar de que no han cancelado las clases, van a salir a protestar. Alex habló con nosotros, estamos haciendo pancartas y un montón de cosas. Estaremos pendientes del día del juicio, mantén la calma porque aún te necesitamos
-Adry y samuel, te queremos.
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Aula 11
Fiksi RemajaSupe, desde el primer momento, que aquello de la perfección era solo una fachada. Sueños, decisiones, sentimientos, errores... y la gran confusión la experimenté con ellos, el Aula 11.