-¿Siempre has sido así?
Dylan y yo llevábamos un rato discutiendo, ya que por fin se dignó a hablar conmigo. Le había explicado todo, pero él seguía sin creerme al igual que los chicos del aula, nadie confiaba en mí y era peor de lo que parecía, esa sensación de que nadie confía en ti... no se puede describir a la perfección como otras emociones; daba todo de mí, ellos lo sabían, y no era suficiente... nunca lo era. Quemaba sentir que no eras suficiente para ellos, tan solo imaginar que jamás sería parte de su mundo, me hacía sentir desafortunada. No era tan solo una sensación que quemaba, la peor parte era entender que no era su culpa, que cada uno decide a quien condena con sus secretos, con las cosas que no puede mostrar al mundo, y para mí era difícil, comprender que alguien no confiara en mí, dolió lo suficiente, pero nunca se lo diría, prefería condenarme en mi silencio. De alguna forma tenía suerte, supongo que me liberaba de sufrir sus secretos
-Dylan, basta ¿No crees que ha sido suficiente? -pregunté molesta
-¿Suficiente? ¿No ves la gravedad de lo que hiciste? -volvió a preguntar
-No sabes como duele que no confíen en mí, en especial tú
Dylan pareció entender mi acusación
-Sea lo que sea que estés pensando, no somos nada, nunca lo fuimos
Así que eso había significado para él, nada
-¿Ah no? -intenté mantenerme fuerte
-No, no eres la persona que esperaba, y fue un error todo lo que pasó entre nosotros
-No puedes hacer eso, no puedes demostrarme que me quieres y luego desecharme como si nada importara o como si yo no valiera
Él mantuvo el silencio
-La próxima vez asegúrate de pensar en los sentimientos de otras personas, porque no eres el único que está sufriendo y el sentimiento es mutuo, no eras la persona que esperaba.
Los días siguientes evitaba mirarlo o tener cualquier contacto con él, en vez de eso me centré en el plan, nos encargamos de regar la voz y unir a los estudiantes, el país estaba por sumirse en un caos monumental, habíamos hablado con muchísimas personas asegurándonos que no fuera el aula 11, era inevitable que se enteraran, pero mientras más los retrasáramos mucho mejor, solo faltaba un grupo que estaba en la planta alta, a unos pasos del salón de psicología
-Julia -escuché la voz de Jan
-Jan
-Sé que tu intención es buena, pero tienes que detenerte -mencionó con cautela
Si él lo sabía era probable que otras personas del aula también
-No -respondí con firmeza-, a diferencia de ti, yo no puedo con la culpa
-Déjalo, ya está, ya pasó -siguió insistiendo
- ¡No! ¿Por qué ahora? Estamos tan cerca
Por unos minutos estábamos perdidos en la mirada del otro, hasta que él rompió el contacto bruscamente
-No lo entiendes -dijo pasando su mano por su cabello
-Pues no, no lo entiendo
Mientras él caminaba de un lugar a otro, yo intentaba entenderlo, pero era complicado ¿Por qué quería parar? Habíamos hecho tanto y arriesgado tanto que no tenía sentido
Pasaba sus manos por su rostro, altamente frustrado
-Julia, detente, por el bien de todos -rogó- detente
-Dame una buena razón -pedí
-Ellos -señaló a lo lejos mi aula, el aula 11
Miré por el balcón a mis amigos, todos riendo, haciendo ruidos, otros hartos por este
-¿Quieres arriesgarlos? ¿Quieres mandar todo eso al diablo? -volvió a señalar el aula
No deberías arriesgar tanto, los estás exponiendo. Está en tus manos
-Hazlo por ellos -reposó una mano sobre el balcón- olvida lo que viste, ignora lo que sabes, por el bien de todos
Habíamos luchado demasiado, ¿Cómo podía pedirme que me olvidara de lo que vi y de lo que sé?
-No voy a detenerme, Jan, hagas lo que hagas, no me voy a detener
Lo dejé solo y fui a por mi labor. Cuando regresé al aula estaba un poco vacía, el ambiente seguía muy extraño, casi tenso, en cuanto sonó el timbre la gran mayoría entró, Jan no estaba, había algo muy extraño
-¿Qué pasa? -consulté a Adry y Samuel
-Acabamos de llegar
Notaba miradas sobre mí, no era nuevo, pero esta vez era diferente. Adry se tropezó con su mochila la cual regó todo lo que había en su interior y fue entonces cuando noté porque todo se sentía tan extraño, reaccioné rápido, tomé las bolsitas del suelo y las tiré en mi mochila en donde noté que había más
Fue un grave error
-Policía, buenos días -varios uniformados estaban de pie en la puerta junto a la directora
Era un buen momento para preocuparse.
ESTÁS LEYENDO
Aula 11
Teen FictionSupe, desde el primer momento, que aquello de la perfección era solo una fachada. Sueños, decisiones, sentimientos, errores... y la gran confusión la experimenté con ellos, el Aula 11.