Escuchar sin querer

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Toda la noche pensé en lo mismo, no hablaba de amor, solo atracción, sería una locura estar enamorada de... Ese... además, dado el caso no podía contárselo a Adry, ellos tenían una amistad mucho más profunda y sería extraño, muy extraño. Estábamos pasando la odiosa clase de artes, su clase se me hacía eterna, cuando por fin terminó pude volver a hablar

-Adry, Samuel -llamé a ambos

Ellos se acercaron

Los hice sentarse uno a cada lado, cuestión que yo quedase en el centro

-Huele a chismecito -sonrió Samuel

-¿Te parece que tengo cara de chismosa? -gruñí

Samuel y Adry se miraron

-Sí -respondieron en coro

Puse los ojos en blanco

-Independientemente de eso, hay algo que quiero contarles

-¡Ves!

-QUÉ NO ES CHISME -todos me voltearon a ver

Quince me puso su mayor cara de asco, me esforcé por no decirle nada, si no fuera porque todos me estaban viendo, me hubiera defendido

-Yo también tengo que contarles algo, pero no aquí. Prosigue -me animó Samuel

-Es sobre el insti -comenté- he escuchado cosas...

Me detuve al ver sus caras

-Bueno, soy chismosa ¿Ok? ¿Puedo seguir? -pregunté irritada

-Claro -respondió Samuel riendo

-Pues bien...

-Hola -interrumpió Quince-, cuéntenme a mí también- el susodicho tomó asiento al lado de Adry

Estaba por ignorarlo para poder contarles cuando Tres habló también

-¿De qué hablan? -intervino Dara

-No es posi...

-¿Por qué están así? ¿Qué cuentan? -se acercó Cuatro con curiosidad

Agradecí tener que usar mascarilla, así pude disimular mi cara

-Hablábamos de...

-De Física -intervine- los problemas de física están complicados, no pude resolverlos ¿Ustedes?

-Por lo menos lo intenté -mencionó Cuatro

El foco de la conversación cambió bastante, me escabullí de mi propio asiento para dejarlos hablando de física, tenía muchas ganas de contarles lo que había pasado estos días, pero tenía que esperar el momento indicado. Estando afuera estaba 28,27 y 23, estos dos últimos más que cariñosos, 28 solo estaba molestándolos, decidí ignorarlos. Me dio curiosidad revisar los pasillos de arriba del segundo pabellón, era casi un callejón, si no fuera porque por esos pasillos estaban los salones de orientación y psicología, estoy segura de que nadie andaría por ahí. Desde esta planta se podía ver el aula, una sensación que no lograba identificar me invadió.

-N-no puedo, e-es de-masiado -la voz provenía de uno de los salones del estrecho pasillo

Un poco insegura me acerqué, reconocía esa desesperación en su voz, sin saber quién era lo entendía.

-Lo que te está pasando ahora es tu responsabilidad -contestó otra voz mucho más calmada, casi sonaba aburrida, como si hubiera tenido que repetir la misma frase cientos de veces

-No es cuestión de culpa u organización es... -sorbió muy fuerte su nariz- quiero que me transfieran de Instituto

¿Había pedido que lo transfirieran? ¿Había escuchado bien? ¿Alguien quería irse del prestigioso instituto Priestley?

Escuché una risa baja de la mujer de voz calmada

-No puedes hacer eso -comentó-, ¿Sabes cuantos chicos quieren estar en tu lugar y tú queriendo irte únicamente por no saber asumir tus responsabilidades?

Fue como si me lo dijera directamente a mí. Y no se sintió nada bien.

-No soy el único, además, yo no encajo aquí

Somos dos, querido...

-Eres el hijo de la directora, compórtate a la altura, sécate esas lágrimas patéticas y sé el ejemplo que debes

-Pensé que me ayudarías -apenas se escuchó - por lo menos déjame salir del comité

¿Qué comité?

-Bien, solo eso y por cierto, sobre tu problema, no digas nada, yo lo arreglo -mencionó totalmente indiferente-. Intenta que no se note, eso podría a...

-... rruinar el prestigio, el glorioso instituto Priestley siempre está primero - la voz del chico ya sonaba compuesta

-Hay una reputación que cuidar

-Sin importar lo que haya que hacer, lo sé -se resignó

La puerta se abrió de repente, salí como alma que lleva el diablo, no sabía que podía correr tan rápido, llegué jadeando a la entrada del aula. Lo primero que vi fue a Samuel, quien parecía estar hablando animadamente con alguien.

-¿Qué? -pregunté a Quince que me miraba sin disimular

A su lado estaba Tres, como de costumbre observándome también

-¿Dónde estabas? -la pregunta no sonó recriminatoria, era más bien divertida

-En donde no te importa -dije con el mismo tono que él había utilizado

Puse los ojos en blanco

-¿Escuchando alguna conversación, Julia?

-¿Molestando a una pobre alma, Dilan?

Me estaba refiriendo a Tres, ella solo sonrió cuando él la miró

Fue su turno de poner los ojos en blanco.

Aproveché para revisar mi celular, papá se había ido de viaje hace tres meses, prometió escribirme o contactarse, pero... no, no lo había hecho, lo intenté yo, pero nunca entraban ni las llamadas, ni los mensajes, ignoré la tristesa que eso me provocaba y me centré en otra cosa y ahí estaba en que ocupar mi mente, quería encontrar al chico. La sensación de querer tener una charla larga con ese chico me inundó; observé por el pasillo, buscando al chico, mi aula tenía vista al salón de psicología, nadie había salido por la puerta.

-¿Qué buscas? -preguntó Quince en un tono neutro

-A una persona, pero no tengo ni idea de donde puede estar

-¿Es del insti?

-Sí -suspiré-, pero creo que es una pérdida de tiempo, no voy a encontrarlo -mencioné un poco desanimada

-Búscala por Instagram y escríbele -dijo como si fuera lo más obvio del mundo

En mi mente sonó un ¡PLIN!. Me iluminó la cabeza

-¡Dilan! -vociferé dando saltitos- ¡eres un genio!

No fui consciente de lo que hice hasta que estuve, literalmente, sobre él; lo había envuelto en un repentino abrazo, él se tensó, quedándose quieto, sin devolverme el gesto, sin darme cuenta, había cerrado los ojos, los abrí al sentir que lo apretujaba demasiado, Quince estaba notablemente incómodo, no supe cómo interpretar su expresión, puesto que jamás alguien se había sentido incómodo cuando yo demostraba afecto. Carraspeé soltándolo de inmediato

-Gracias -susurré antes de entrar al aula.

Aula 11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora