Todo el grupo estaba en absoluto silencio, era la clase de artes, la maldita clase de artes. Si lo pensabas era irónico, un profesor de artes que parecía que sus sueños habían muerto hace tantos años, transmitiéndonos a nosotros, eso es lamentable expresión, haciéndonos odiar, en cada una de sus ramas,
-Profesor -intentó hablar un compañero
-¡Silencio! -di un respingo por su grito
De inmediato volvió a sus asuntos, mis ojos estaban cada vez más pesados, me costaba abrir los ojos, la temperatura del aula era bastante agradable, puesto que estaba debajo del abanico; Hali se había rendido, estaba recostada sobre su banca con los ojos cerrados
No te duermas Julia, falta poco
todo estaba tan tranquilo...
-Ahhh -di un brinco en mi silla- ¡Dios!
Sí, el profesor había azotado con mucha fuerza el escritorio que estaba cerca a mí, me despertó de golpe
Ni dormir deja en paz
-Sánchez -pronunció con firmeza- a la dirección
Toda el aula se quedó muy quieta
-¿Qué? -y me quedé atónita
-Fuera de mí, de mi clase –vociferó
-Pero... ¿Por qué yo? ¡No hice nada!
El profesor comenzaba a ponerse rojo de la rabia
-No lo voy a repetir, Sánchez, fuera.
Se me había formado un nudo en la garganta, quisiera defenderme, decir que no había incumplido ninguna norma, pero no encontraban mi voz o más bien si estaba allí, pero estaba retenida, cuenta me entraron muchas ganas de llorar, sobre todo por impotencia de tener que agachar la cabeza sin haber hecho algo malo por cobarde y no atreverme a hablar
Con absolutamente todas las miradas puestas en mí salí del aula antes de pasar por mi amonestación, fui al baño, sentí rabia y no podía hacer nada más que llorar, eso era lo único que aliviaba la opresión que sentía en mi pecho.
Por más que quisiera quedarme allí lo que restaba del día, sabía que si lo hacía sería mucho peor era probable que el profesor hubiera hubiese alertado a dirección del asunto y me estuviesen esperando trae con fuerza antes de entrar
Mi primera amonestación, mi primera falta en el glorioso instituto Presley
-Julia Sánchez -preguntó el secretario, apenas unos segundos después de haber cruzado la puerta
Asentí con mucha vergüenza, era un chico joven unos 25 años de cabello negro, me inspeccionó de arriba a abajo por instinto, me ajusté mi corbata
-Acompáñame
Lo seguí hasta atrás a la de color verde, tenía algunos reconocimientos del instituto, un garrafón de agua y poco más de una mesa con dos sillas, una a cada lado me indicó dónde sentarme mientras él traía una carpeta. ¿Mis nervios iban en aumento por qué tardaba tanto? Los minutos pasaban y el joven escribía en lo que parecía ser un formulario mientras leía la carpeta
Suspiró
-Faltarle el respeto a un docente se considera una falta amarilla
-Yo... No hice nada
Soltó una risita después dedicarme una mirada muy significativa
-Tu excusa es de principiante -pausó- una falta amarilla conlleva una amonestación por escrito y un castigo disciplinario
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Aula 11
Teen FictionSupe, desde el primer momento, que aquello de la perfección era solo una fachada. Sueños, decisiones, sentimientos, errores... y la gran confusión la experimenté con ellos, el Aula 11.