Capitulo 2 - Profesor

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Me sentía incomoda, León Carvaggio, mi profesor, me miraba de manera penetrante desde su escritorio y no porque no me gustará el hecho de que estoy llamando su atención, si no, porque; sabe que no estoy bien, se como luzco, como me veo, se de mi falta de masa muscular, mis huesos por poco se asoman por mi piel, soy un desastre andante, soy una poca cosa.

No puedo más con con sus ojos sobre mi y lo veo a lo lejos, nuestras miradas se cruzan y me siento extraña por su escrutinio en mi rostro me pone nerviosa, es como si de un momento a otro viera a través de mí.

Su rostro es perfecto, su mandíbula cuadrada y su incipiente barba lo hacen ver atractivo, él me quita la mirada y se levanta de su escritorio, su imponente estatura hace que todos dejen de lado los ejercicios que nos había puesto.

— Harán un trabajo grupal — avisa con voz severa y todos se emocionan porque muy poco León pone trabajos en conjunto — Solo tres personas por equipo, espero todos trabajen y no le dejen cargas solo a uno, saben que los flojos en mi clase no me gustan — comenta — El trabajo será sobre la existencia del ser mismo en el mundo, quiero un ensayo de siete hojas — mis compañeros reviraron y es que tenía razón estaba muy largo ese ensayo — Señorita Dasha Ferri — me llama por lo que me pongo nerviosa por la miradas de mis compañeros hacia mí — Espero esta vez no presente el ensayo sola, apóyese en sus compañeros o tendré que colocarle una mala nota — me dice y yo asiento cabizbaja, resuena sus dedos en el escritorio y empieza a borrar lo que ha escrito en el tablero en su clase — Pueden salir, tienen esta hora libre la profesora Natasha esta indispuesta por lo que se ausento — nos avisa y todos aplauden aunque no demasiados efusivos por la eminencia que hay en frente.

Todos empiezan a salir del salón, yo me quedo sentada en mi puesto, así paso mis horas libres en la escuela, tampoco salgo a receso mucho peor cuando no tengo ni para comprar una gomita, ni mucho menos con quien hablar, si, que vida insulsa, ni para hacer amigos sirvo.

Por lo menos mis padres me dejan estudiar pero no por gusto por ellos me dejan analfabeta toda la vida, sus palabras son "estudia dicen que eso sirve para que consigas un buen trabajo y nos mantengas" pero nada más mentiroso que eso, con sus golpes y tratos, se que no llegaré ni a la universidad, soy un estorbo y un día estaré muerta solo he contado con suerte.

Saco mi cuaderno de dibujo y mi lápiz, una de las cosas que me dan paz en este mundo tan malo para mi, es dibujar, trazar líneas para conformar una imagen desde mi imaginación, no tengo ni la más mínima idea de que tan buenos son, nunca se los he mostrado a nadie y creo que así seguirá siendo, ¿Quién se interesaría por algo que yo hago? Seguirán viviendo en mi habitación, debajo de la cama en un cofre todos aquellos dibujos que he realizado y morirán conmigo.

—  ¿Porqué aún está aquí dentro? — la voz ronca de mi profesor resuena y yo detengo lo que estoy haciendo, alzó mi vista a los ojos del hombre que me habla, por lo que mi corazón empieza a latir — ¿No cree que es bueno entablar conversación con sus compañeros? — pregunta con sus ojos curiosos, mis nervios aumentan de sobremanera, él se está encaminando hasta donde estoy, me quedo muda no se que decir, ni yo misma entiendo, que hago en este mundo tan solitaria — ¿Esta usted bien Dasha? — vuelve a preguntarme pero esta vez más cerca de mí, ya que ha llegado hasta donde estoy con sus dos manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

—  Si, profesor — le contesto en un susurro casi audible, quitándole la mirada y concentrando mis pensamientos en el lápiz que tengo en la mano.

—  Le pregunto porque he notado que anda taciturna, no ha estado concentrada en toda la clase, si no estoy mal solo lo último entendió — mi respiración se acelera y mis nervios aumentan, yo no le contesto, no le contradigo porque tiene razón — ¿Esta comiendo bien? — no le contesto nada — ¿Duerme bien? Tiene usted unas ojeras muy pronunciadas — sigo sin contestarle, ni siquiera lo miro, un nudo en la garganta crece, él ha notado mi estado deplorable, escucho como León suspira — No quiero pensar que tiene alguna enfermedad de trastorno alimenticio, ¿sabe que no le hace bien? Lleva a la muerte sabe, no necesita hacerle daño a su cuerpo, todas las mujeres son hermosas sean flacas, gordas, todas son especiales como estén — no puedo más y mis lágrimas caen, él piensa que soy anoréxica, un pensamiento muy lejos de lo que me pasa.

Te Quiero, ChiquillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora