Salgo del instituto con mi cabeza baja, trato de no mirar a las personas que me rodean, no me siento parte del mundo, soy una miserable encerrada en un cristal que poco a poco están destruyéndose y sé que ya queda poco para que lo rompan de una vez por todas.
El trayecto a mi casa es tranquilo, el día pasó de un gran sol a estar un nublado, la brisa que pega en mi rostro está algo helada, seguramente lloverá.
Suspiro cuando me detengo frente a mi casa, cierro mis ojos y hasta entonces tengo un ataque de pánico, mis manos han empezado a temblar, mis piernas no quieren responder, quiero salir corriendo, quiero escapar, un nudo en mi garganta se forma y mi respiración se acelera.
Mi mente solo piensa cosas malas, negativas, no quiero vivir más, no quiero ser parte de ellos dos. Muchas veces de pequeña añoraba un cambio, al menos, uno mínimo de mis padres pero conforme iba pasando el tiempo comprendí que le estaba pidiendo frutas a un árbol de rosas con muchas espinas.
Estoy acostumbrada a esto, así como llega el pánico de entrar a casa, cuento hasta diez y calmo mi respiración, abriendo mis ojos, armándome de valor para entrar por esa puerta y así lo hago, me encamino hasta buscar mis llaves y abrirla.
El silencio llega a mis oídos y siento calma por dentro, Leonor y Agustín, mis padres al parecer no están por lo que subo corriendo lo más rápido posible para llegar hasta mi habitación pero me tropiezo con alguien, caigo al suelo, mi bolso del colegio cae también a mi lado y golpeo mi trasero por lo que me quejo.
— Has llegado — escucho, es la voz de mi padre y yo empiezo a temblar nuevamente, mis nervios crecen cuando subo la vista hacia él y me mira con asco, me levanto torpemente para huir de ahí pero su mano ha tomado mi cabello con fuerza por lo que mis lágrimas salen, me duele — Por mucho que te escondas sabes que me la pagaras, no debiste esconder tu fea cara de mi anoche. — dice en tono burlón
— Yo... lo... siento... pa... pá — le respondo con voz temerosa
— ¡No me digas padre escoria! — grita y ejerce con más fuerza en mi cabello por lo que me quejo con un llanto doloroso — Nunca serás mi hija, no lo eres, solo llegaste como un estorbo Dasha, la puta de tu madre no pudo darme un hijo varón, no pudo traer un hombre a esta casa. ¡Tu nunca servirás para nada! — vuelve a gritar esta vez más fuerte y con rabia, yo suelto un grito de dolor pues mi padre me soltó con ímpetu por lo que caí nuevamente al piso pero esta vez me golpeo la parte trasera mi cabeza y parte de mi espalda pues caí hacia atrás, no dejo pasar muchos segundos, pues ya estaba acostumbrada, me levanto con un poco de dificultad y con mi cabeza palpitando con fuerza.
— Por... Favor — le ruego entre lágrimas una vez estoy de pie pero mi suplica no parece importarle, me sigue mirando con asco, sus ojos negros me miran con desdén y esta vez mi mejilla quema, me ha soltado una cachetada con mucha fuerza, tanto que mi boca sabe a sangre.
Quiero gritarle pero no puedo, quiero golpearlo pero no puedo, quiero morirme pero no puedo, quiero irme de casa pero no puedo, quiero correr pero no puedo, caigo de rodillas con mi mano derecha sobando mi mejilla y escupiendo la sangre que corre por mi labio, el nudo en mi garganta crece más y lloro, lloro por no ser suficientemente fuerte para hacer algo, lloro por mi debilidad, lloro por no ser valiente, lloro porque no tengo ni la más mínima esperanza de salir de este barril sin fondo.
— Sabes que no me había dado cuenta pero has crecido — me dice con voz macabra y mis sentidos se alertan, me levanto lo más rápido que puedo de donde estoy pero lo hago muy tarde, él ha rodeado mi cintura por detrás y su nariz empieza a oler mi cabello, suelto un sollozo, no puedo creer que este haciendo esto, mi padre nunca había llegado a este punto, me siento sucia — Seguro eres virgen, serias fácil de domar en la cama — susurra en mi oído de manera asquerosa, y sus manos empiezan a subir la camisa de mi uniforme para tocar mi piel.
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Te Quiero, Chiquilla
Teen FictionLeón Carvaggio es un hombre de treinta y dos años, un hombre frío, distante a todo lo que le rodea, trabaja impartiendo clases en la Institución Fund Nueva Granada, tiene una vida muy ordenada, es uno de los mejores profesores a nivel nacional, muy...