Capitulo 26 - León

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Narra León

Horas antes:

Maldita sea, me iba a volver loco, Alejandra sabe de lo mío con Dasha, un mensaje llego a mi buzón amenazando con sacarlo a luz, algo que no le convenía a mi reputación, estaba entre la espada y la pared, llevaba años impartiendo clases en ese instituto, bien podría dejar de hacer lo que me apasiona y solo dedicarme a la empresa, he estado pensándolo y creo que es la mejor decisión.

Se qué, Dasha terminó enojada por haberle dicho que estaba haciendo una pataleta y un berrinche por querer venir conmigo en el auto y me siento mal por eso pero ahora mismo no me podía dar el lujo, esa mujer me estaba respirando en la nuca y llegar con Dasha solo le daría más pruebas, antes de qué ella quiera decir algo prefiero ya tener la carta de renuncia sobre la mesa, debo primero conseguir el teléfono de ella para borrar toda foto o prueba que tenga, no permitiré que manche mi nombre aunque se que pequé con mi hermosa chiquilla pero juro que no me arrepiento de eso.

Dasha, ya habia cumplido la mayoria de edad y eso me dejaba tranquilo ante cualquier situación, más, porque me ama y yo la amo a ella, nadie cambiará eso, soy capaz de dar todo por su amor hasta lo que no tengo.

Llegué al colegio y como anticipe, estaba Alejandra a las afueras del instituto atenta ante cualquier cosa, la ignoré, me pone de mal humor toda esta mierda.

— ¡León! — gritó mi nombre delante de todos por lo que no tuve otra opción que esperar que llegara hasta mi — ¿Viste mi mensaje cierto? — mi mandíbula se apretó y ella cambió su actitud, sabía que la intimidaba y me acerqué con la intención de llevar mi boca a su oído.

— No voy a caer en tu puto juego, recuerda quién soy y quién eres tú — le respondo en susurro severo — los profesores casados aquí tienen muchas versiones tuyas, no me provoques — culminé de decir, separándome de ella, entrando una vez por todas al colegio.

Tenía que dejarle claro que si caía yo, la hundiría conmigo, la reputación intachable en un profesor debe ser muy ejemplar, ella no querría que se enteraran de sus andanzas, pues, lo primero que harán es sacarla por mal ejemplo a sus alumnos y aunque escucho a los chicos hablar de ella y no son cosas buenas, me parece ridículo meterse en la vida de los demás, cada quién es libre de hacer lo que le de la puta gana.

Entro a mi primera hora me tocaba en un salón relajado en el que agradecía en estos momentos estar, di mi clase de manera normal sin reparos o miramientos.

La segunda hora la tenía en el de Dasha y me volvió el mal humor, se ve tan hermosa enojada, me arrepiento de no saber manejar la situación más temprano con ella, debía pedirle disculpas y lo haré.

Sin embargo al entrar a su salón no fui capaz de mirarla ni un segundo, aunque sabía que ella estaba taladrandome con la suya, no podía tenía demasiada rabia conmigo mismo por hacerla casi llorar, estaba apenado con ella y no sabia como pedir perdón por lo brusco que le hable, su rechazo ante el último beso que le iba a dar estando en el aparcamiento del hotel me dolió, aunque yo mismo me lo busqué.

Amo todo de ella, estoy enamorado de una chiquilla y eso me jode porque deseo caminar de la mano con ella por todas partes sin miramientos, quiero hacerle saber al mundo que es mía y de nadie más.

— León, sabía que aquí estabas — la voz de alejandra me hizo alzar la vista, se había quitado su chaqueta dejando ver una blusa de tiras y los cimientos de sus senos por encima tratando de seducirme más no le preste atención a su juego grotesco. — ¿Crees que podemos ejercitarnos un poco aquí? — sus manos se extendieron por la mesa, acercándo su rostro al mío, casi colocando sus senos a la par de mis ojos.

La mire severamente y me levante, estaba en la sala de profesores, era mi hora libre y al parecer ella lo sabía muy bien, odio las mujeres que son insinuosas, se ven tan mal haciendo este tipo de cosas.

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⏰ Última actualización: Jul 21 ⏰

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