Capitulo 4 - secuelas

463 25 1
                                    

Me remuevo incomoda, abriendo mis ojos los cuales pestañean al momento de encontrarme con la luz de la habitación, veo paredes blancas, una camilla vacía a mi lado, una aguja en mi brazo izquierdo que se incrusta a mi vena para llevar el liquido del suero que tengo puesto. Mi vida no puede ser más miserable.

Miro hacia el techo y mi vista se queda fija ahí, mi corazón duele, me siento sola, me siento un estorbo, ¿alguna vez, tendré un poco de felicidad? No lo creo, a mi no me quiere nadie, me arrepiento de haberle hecho caso a León, lo mejor en ese instante era morir y dejar de sufrir.

Escucho puerta de la habitación abrirse, una mujer vestida de enfermera, con cabello rojizo recogido, un poco gruesa y baja de estatura. La cual se acerca a mí.

— Despertaste, ¿Cómo te sientes? — me pregunta de forma amable con mirada fija en el suero el cual ya se ha acabado y empieza a mover la cinta que sostiene la aguja.

— No lo se, tal vez mejor — respondo y ella se ríe, tomando un pedazo de algodón con una mano, sosteniéndome el brazo con la otra, retira con cuidado la aguja y pasa el algodón para retirar la poca sangre que sale y me coloca una curita.

La puerta se vuelve a abrir, esta vez entra un hombre con bata blanca, por lo que supongo es el doctor más atrás León lo sigue, nuestras miradas se cruzan, su perfecto rostro está tranquilo, aunque no logro descifrarlo parece imperturbable y frío, aunque sus ojos reflejan otra cosa. Me quita la mirada de encima, mete sus manos a los bolsillos de su pantalón, es cuando caigo en cuenta que no llevo la ropa que traía puesta, tengo una bata de esas que dan en las clínicas, la ropa de mi profesor ya esta completamente seca.

— Dasha — me llama el doctor y lo miro, prende la luz de una cosa que trae en sus manos para examinarme— Te ves mejor, llegaste descompensada, más que todo por la falta de alimentación, padeces de desnutrición leve, no estas ingiriendo los nutrientes necesarios para tu cuerpo, los exámenes que te realizamos indican que padeces de anemia por lo que tu cuerpo necesita vitaminas pues no queremos que se convierta en un cáncer ¿cierto? — me dice y yo no se se responder, me quita la mirada y le habla a León — Los golpes fueron el detonante, el cuerpo de Dasha no soporto más lo que provocó más rápido el desmayo, solo tiene el labio hinchado que con analgésicos y pomadas puede mejorar, encontramos un moretón en su espalda, puedo preguntar ¿Qué sucedió? — me remuevo incomoda, ya que no me ha preguntado a mi, no quiero que piensen que el me ha golpeado o algo así, su rostro se tensa al no saber que responder.

— Fue mi padre — dije rápidamente y todos me miraron por lo que agache mi cabeza y empecé a jugar con mis dedos — Yo... solo había llegado de la escuela...

— Doctor pienso que no es necesario llenar de preguntas a Dasha — me interrumpe León con voz demandante y le agradezco mentalmente — Esta claro que tiene golpes, ya ha dicho que fue su padre, si ella los quiere denunciar lo hará pero es decisión netamente personal.

— Señor Carvaggio pero debo dar parte a la policía, por ética debo hacerlo, no es normal que un menor sufra golpes por parte de su padre, es...

— Doctor Vásquez, al igual que usted quiero denunciarlo, solo un infeliz le pega de esa manera a un hijo pero no somos quién para decidir hacerlo, la decisión es netamente tuya, Dasha, que espero sea la correcta — me dice mi profesor, interrumpiendo al doctor y yo niego

Es mi padre no quiero denunciarlo, me golpeara más si lo hago, me matará, acabará conmigo, no lo haré, me destruirá, tapo mis ojos con mis dos manos y empiezo a llorar en silencio.

— Esta bien, no insistiré — dice el doctor y siento una mano en mi hombro que se es de la enfermera ya que la tengo al lado — pero tarde o temprano debes hacerlo, te daré la alta y los medicamentos que debes tomar, buenas noches — culmina y escucho la puerta de la habitación cerrar

Te Quiero, ChiquillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora