Capitulo 5 - En casa de león

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León manejo aproximadamente veinte minutos, hasta que entramos a un conjunto residencial, era una de las zonas donde vivían las personas más adineradas de la ciudad, no me sorprendí porque en la escuela se habla mucho de él, sabía que era hijo de uno de los hombres más poderosos del país, el cual había muerto hace seis años envenenado, su caso pasó a investigación y descubrieron que había sido la nueva empleada que habían contratado unos meses atrás, fue todo un escándalo ya que se hizo público que mantenía una relación íntima con ella y en venganza de no querer separarse de su esposa, esta tomó la decisión de matarlo.

Si, algo realmente turbio.

Mi profesor detuvo el auto frente a una casa de rejas blancas, con un gran jardín por fuera, un señor un poco mayor, delgado y alto, abrió las rejas para poder parquear el carro y luego las cerró nuevamente.

León tomo una bolsa del asiento trasero que hasta el momento no había visto, supe que era mi uniforme por la tela que se veía, él se bajo del auto, le dijo algo al señor, entregándosela y este asintió para luego ingresar a la casa.

El perfecto hombre que me está ayudando y tiene mi corazón acelerado, se dirigió hacia donde estaba y me abrió la puerta del auto, por lo que yo salí un poco tímida de este, no me dijo nada, no me miró, solo se encamino a la entrada de la casa y supe que debía seguirlo.

Cada paso que doy es un poco tortuoso, no se como sentirme, no se como actuar a su lado.

Veo como saca las llaves y abre la puerta e ingresamos, pero esta vez me quedo asombrada por lo que veo, es como la de las películas, paredes blancas bien limpias, una gran sala dos veces más grande que la de mi casa, realmente no pensé que León fuera tan rico.

— Hijo, me tenias con el Jesús en la boca — nos recibe una señora un poco anciana, pues se ve mayor sus arrugas la delatan, además, se ayuda con un bastón, su cabello es blanco como la nieve, es un poco regordeta, se ve tierna.

León camina hasta ella y le da un beso en la cabeza con cariño, me siento viendo a mi profesor de manera diferente, tal vez su forma de mandar a los alumnos o al resto de gente sea fría pero por lo que veo es totalmente diferente.

Yo no me muevo del sitio de donde estoy, ni emito ningún ruido, pero la señora ha puesto sus ojos en mi, extrañada pero no me siento incomoda, su mirada más bien es de curiosidad. León se aclara la garganta y habla:

— Abuela, ella es Dasha, se quedará hoy en casa, tuvo un infortunio con sus padres y causaron lo que estas viendo, no preguntes de más, listo — le dice como si no fuera tal cosa — Subiré a mi cuarto, seguro te gustará la compañía, ya que te quejas tanto de no tener con quien hablar, aunque Dasha tampoco es tan expresiva — comenta pensativo y no se de que va eso, me va a dejar sola con la anciana y no la conozco — Buenas noches, tengo unos trabajos que revisar.

Y sin más, se va a paso firme, dejándome sola con la abuela, la cual niega resignada por lo que acaba de hacer el nieto. Camina hacia donde estoy y me mira con una sonrisa que me hace tenerle confianza.

— Este muchacho no cambia, ¿Puedes hacerme un favor? — me pregunta y yo tímida afirmó — Ayúdame a subir estas benditas escaleras — me pide, yo no dudo y enrosco mi brazo al de ella como apoyo — ¡Zulema! —Grita de un momento a otro sin haber empezado a caminar hasta donde están los escalones, frunzo mi ceño y ella se ríe — Ella es la que se encarga de la limpieza aquí en casa, al igual que su hija Martha, son de confianza.

— Si señora — llega corriendo una señora de no más de cincuenta años un poco agitada, su cabello es rojizo al igual que sus cejas, de tez blanca y algo baja de estatura también.

— Trae a la habitación de invitados sábanas limpias, una cobija, la noche está fría, también, una taza de chocolate caliente, una manzana, dos panes y un plato de arroz con pollo que has hecho hoy — dice y me sorprendo, seguro ella no ha comido, si es así, come bastante. Zulema se ríe de ella y se que ya me ha visto.

Te Quiero, ChiquillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora