León me lleva hasta una habitación una vez dentro me bajo de su cuerpo al ver la sorpresa, hay pétalos de rosas en piso y en la cama un enorme corazón con un te amo dentro de este.
Siento sus brazos rodearme mi cintura, mi rostro es un poema, entonces me doy cuenta, que valgo mucho para él y que eso mismo debo pensar yo, valgo mucho, mucho más de lo que me imagino.
— Es hermoso León — le digo con una sonrisa, el me besa la mejilla y me voltea para quedar frente a frente.
— Te mereces esto y mucho más — me dice en susurro para luego besarme, yo le correspondo, presionando y abriendo mi boca para darle paso.
Sus manos van a mi trasero y los aprieta, yo jadeo al sentirlo duro por mí, mis manos van a su camisa para desbotonarla sin dejar de besarnos, las suyas van a mi vestido pero más que quitarlo, lo rompe y yo me quejo, él me solo sonríe en medio del beso.
— Prometo comprarte otro — me dice a modo de disculpa.
— Más te vale, porque estaba muy lindo, que pesar — le respondo con un puchero y él se carcajea, termina de quitármelo y me quedo en ropa interior, él al vermela arquea una de sus cejas — No digas nada fue idea de Martha, cree que es más sexy tener esta ropa interior — digo rápidamente antes de que diga algo más.
— Estas malditamente sexy — me responde y como un verdadero león me carga en sus brazos, para luego recostarme en la cama, nos miramos y una sonrisa sale de nuestros labios para luego pegarlos como si no hubiese mañana.
Sus manos me empiezan a tocar el comienzo de la liga del brasier para luego bajarlo poco a poco, me levanto un poco para que él lo desabroche y así poder quitármelo, se aparta de mí, se acomoda en medio de mis piernas por lo que logro sentir su masculinidad prominente y yo jadeo.
Su labios tocan mi cuello en besos húmedos hasta bajar al comienzo de mis senos, acaricia con su mano izquierda uno de ellos y el otro se lo mete a su boca, mi piel se eriza y mi sexo palpita ante la sensación, de manera delicada hace lo mismo con el otro para luego bajar a mi hombligo, sus besos me hacen temblar pero la reacción es más profunda cuando su boca llega a mi intimidad y pasa su lengua, mi reacción es cerrar las piernas ante la excitacion que me causa pero me sostiene y mete su lengua, yo jadeo casi en grito y el ríe.
Cierro mis ojos y disfruto lo que me está haciendo, hace eso por unos segundos más y luego se levanta para besarme nuevamente los labios, colocando su miembro en mi entrada, grito cuando lo siento dentro y no porque fuera brusco, si no porque ya no aguantaba más la espera.
El vaivén de sus caderas eran un poco fuertes, me encantaba y él lo estaba disfrutando también, mi cuerpo ya iba a explotar, esto es único, el disfrutar de la persona que amas lo hace especial, siento de manera más fuerte a León y este se introduce de manera un poco demandante dentro de mí y explotamos los dos, el cae un poco sobre mi y besa mi cuello para luego separarse y caer al lado mío pasando su brazo por mi cuello para así quedar mi cabeza encima de su pecho y yo estoy exhausta, solo deseo dormir.
— Me tienes en un hechizo — me dice y yo sonrio — Me encantas chiquilla — yo abro mis ojos y alzó mi rostro, besandolo.
— Tu también me encantas, incluso más de lo que debería — le respondo, León me devuelve el beso y luego trata de levantarse — ¿Donde vas? — le pregunto no quiero despegarme de él.
— Preciosa, vamos a bañarnos — dice apoyando una rodilla en la cama para cargarme en brazos, yo pego un pequeño grito ante la sorpresa — Y luego a cenar porque tengo hambre.
— ¿No te basto conmigo? — le digo con picardia rodeando con mis brazos su cuello, el ríe, me levanta y entra conmigo al baño, me baja y mis pies tocan el frío del piso.
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Te Quiero, Chiquilla
Teen FictionLeón Carvaggio es un hombre de treinta y dos años, un hombre frío, distante a todo lo que le rodea, trabaja impartiendo clases en la Institución Fund Nueva Granada, tiene una vida muy ordenada, es uno de los mejores profesores a nivel nacional, muy...