Capitulo 18 - Nunca he estado mejor

349 18 4
                                    


NARRA DASHA

He pasado la mejor noche de mi vida, no me creo que luego de tantas veces cruzarmelo por los pasillos de mi instituto, de lo serio, de su reputación intachable, se haya atrevido a quererme pese a todo lo que acarrea, León, me ha dado lo que nunca imagine, tranquilidad, paz y un hogar sin malos tratos o acusaciones. 

Lo quiero, quiero estar con él, no es un capricho, no es porque me esté dando todo esto, no, es que hay algo en mi corazón, en mi mente, que me une a él, ya siento que soy otra Dasha, él saca lo mejor de mi, me hace luchar por esta vida luego de que quería morir, quiero surgir, quiero ser una gran diseñadora de modas, quiero hacerlo y lo haré por mi, porque se que merezco una vida mejor.

Miro a León dormido y me abrazo más a él, me siento pequeña en sus brazos pero más que eso protegida y querida, algo que, en mi corta vida nunca había sentido.

Mi mano izquierda va a su mandíbula, me levanto y me siento arriba de su abdomen con mis piernas a cada lado y acaricio suavemente su rostro para luego darle muchos besos en su cara, León se remueve y abre lentamente sus ojos, frunciendo su ceño debe ser extraño para él despertar de esta manera.

— Buenos días, profesor — le digo de forma picara, deteniendo mis besos y sonriendole, es tan guapo hasta recién levantado.

— Chiquilla — dice con voz ronca, tallandose sus ojos, luego coloca sus dos manos en mi cintura, me levanta un poco y me baja hasta que hace quedar nuestra zonas íntimas empalmadas una a la otra, yo brinco ante la sorpresa ya que su amigo esta despierto y duro. 

Lo miro y él me sonríe, me dice algo con la mirada pero no le logro comprender hasta que mueve mis caderas de arriba a abajo haciéndolo gruñir en el proceso. Capto enseguida que quiere más de mí.

— ¿Como amaneces mi amor? — mi corazón late de prisa al escuchar de su boca llamarme así y le doy un beso en la boca luego recuerdo que no me he lavado los dientes y el tampoco.

— Bien mi amor y ¿tú? — le respondo y también recalco esa palabra cariñosa. 

Él me tira a su pecho, besa mi frente y me aprieta muy duro como si no quisiera que me fuera a ningun lado.

— Más que bien, nunca he estado mejor — me responde a la pregunta — ¿Te duele? — me pregunta y se a lo que se refiere.

— Pues... quizá un poco — le respondo, obviamente si siento esa zona hinchada y un poco adolorida pero es soportable no me moriré por eso, León me respetó mucho y se qué no quiso dañarme en ningún momento.

— Lastima, quería más de ti — se decepciona y yo rio, al parecer alguien sigue caliente — Pero no te salvarás por mucho tiempo — me advierte y yo suelto una carcajada.

Duramos unos minutos más así, abrazados, luego, se levantó conmigo y nos bañamos juntos, disfrutando el uno del otro, lo hicimos nuevamente en la ducha no nos aguantamos, me cargo con sus fuertes brazos y entre besos lentos, me hizo suya otra vez y yo lo acepte de manera gustosa, fue de manera lenta y amorosa, entraba y salía de mí de manera suave, me sentía en la luna, no fue rudo simplemente me cuidaba como si fuera un cristal que podía romperse en cualquier momento.

Luego de eso nos cambiamos, desayunamos todos en la terraza la cual daba una vista al mar preciosa, me coloque el otro vestido de baño y sali a disfrutar del sol y de la playa.

La señora fatima veía el mar de manera que suspiraba y entendí que no podía meterse a disfrutarlo por lo que se me ocurrió una idea. 

Coloque una silla en la orilla donde sus pies pudieran tocar el agua y me agradeció, pero no fue todo le eche mucha agua de mar, ya después me odió porque le deje la piel reseca y el sol la estaba tostando según ella. 

Te Quiero, ChiquillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora