Náuseas

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Un doctor fue el encargado de confirmar que había un pequeño o pequeña en camino, y para alivio de ambos todo parecía ir completamente de maravilla. Al menos eso es lo que Kakucho pensó.

Quien fuera el que dijo que un embarazo y todas sus etapas son disfrutables y maravillosas, deseaba tenerlo enfrente y llenarle el cuerpo de plomo, pues claramente no sabía que uno de los malestares más comunes en los primeros meses son las náuseas. Al principio sólo fue un par de veces por la mañana, nada de qué preocuparse según el doctor, pero conforme los días pasaban las náuseas iban en aumento, y de la mano de las náuseas venía la sensibilidad a ciertos olores.
El aroma de la loción de Izana, cuyo olor ni siquiera era tan fuerte, era más que suficiente para causarle arcadas. También había desarrollado una repulsión inexplicable a las gyozas, su platillo favorito.

Y justamente hoy tenía una salida con su mejor amigo Mocchi, que vaya sorpresa, de tantos lugares eligió precisamente un restaurante chino dónde servían las mejores gyozas de todo Japón.
Cabe resaltar que nadie externo a ellos sabía todavía del bebé, porque habían decidido esperar un poco más hasta que comience a notarse, así que no tuvo manera de negarse.

Apenas llegar al restaurante comenzó a sentirse mareado, el mismo local era un desfile de olores intensos que le parecían sumamente desagradables, pese a que la comida se veía realmente apetitosa, pero para él era una tortura tener que aguantar hasta llegar a la mesa que su amigo había apartado.

hace mucho tiempo que no comíamos gyozas juntos ¿Recuerdas la vez que hicimos una competencia para ver quién podía comer más? — preguntó el hombre mayor al sentarse en la mesa.

por favor, no creo que sea un buen momento para recordar el desagradable final en el que terminó todo — y no era para menos, tuvieron que mandar la ropa de ambos a una tintorería ya que el resultado de pelear después de comer no era algo que quería recordar en ese momento.

oh vamos, no fue para tanto — respondió el hombre tomando el menú para ver lo que había. — yo pediré tres órdenes de gyozas al vapor y fritas, y también quisiera fideos fritos con carne — le dijo al camarero que los atendía en ese momento.

yo creo que sólo quiero algo vegetariano... — dijo al mesero al ver la cantidad de platillos que había. Todo se veía apetecible, incluso los platillos más simples eran suficientes para despertar su apetito, pero también despertaban las náuseas al pensar en tener algo de esa comida frente a él.

oye, vinimos hasta aquí para probar las mejores gyozas ¿Y vas a pedir una ensalada? — el hombre arquea una ceja incrédulo — quiero otras tres órdenes de gyozas al vapor y fritas para mi compañero — Mocchi decidió ordenar en el lugar de Kakucho, para preocupación del otro.

no es eso — se defendió el hombre y bebió algo del agua que servían de cortesía. Todavía no podía decirle la verdad, se lo había prometido a Izana.

Había un cierto olor a mariscos en el aire, Kakucho sentía que iba a devolver hasta su primera comida de bebé si seguía en este lugar, pero tampoco podía irse o quejarse ya que Mocchi se molestaría. Tan sólo le quedaba rogar para que todo termine rápido.
Mocchi no era tonto, había notado a su amigo muy extraño desde que llegaron al restaurante, aunque no se atrevió a preguntar, pues tenía mucha hambre.

Minutos después, finalmente las órdenes habían llegado, Kakucho hasta ahora había hecho un buen trabajo al desviar su atención a otra cosa que no fuera el olor o las náuseas, ahora sólo le quedaba comer al menos un poco y rogar para que se quede en su estómago.

No iba a mentir, las gyozas se veían deliciosas, hace ya mucho tiempo que no comía unas y realmente extrañaba su sabor, sin embargo su asco en ese momento era más fuerte que su apetito.

sólo comeré un bocado

Se dijo así mismo, un bocado nunca mataba a nadie, quizá si mantenía la mente distraída podría conseguir vencer las náuseas. El azabache tomó una de las gyozas, el olor de la carne era fuerte, pero confiaba en que nada sucedería, y entonces comió la pequeña gyoza de un sólo bocado.

 El azabache tomó una de las gyozas, el olor de la carne era fuerte, pero confiaba en que nada sucedería, y entonces comió la pequeña gyoza de un sólo bocado

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Izana estaba en casa leyendo un libro, cuando en ese momento su teléfono suena sin parar, al mirar nota que se trata de Mocchi.

¡Izana, ven acá, Kaku se siente mal! — grita el hombre desde el otro lado de la línea.

El antes mencionado, apenas escuchó la última oración colgó y se dispuso a levantarse para correr en busca de su pareja. Ni siquiera preguntó dónde estaban, fue hasta que llegó a varias cuadras lejos de casa cuando tuvo que preguntar y Mocchi le explicó que estaban en el hospital.

Cuando llegó lo primero que hizo fue buscar a su esposo, el cual estaba hablando con el doctor, a su lado Mocchi escuchaba y por su expresión parece que ya lo sabía todo.

¡Kaku! — grita Izana interrumpiendo la conversación.

¿Ese es el padre? Bien, recuerda que debes comenzar a comer cosas ligeras y nada de comida de la calle — finalizó el doctor.

¿Qué fue lo que sucedió? — preguntó Izana al acercarse a su esposo.

me dieron náuseas y terminé vomitando en un restaurante... — respondió cabizbajo.

fue culpa mía, yo insistí... — dijo Mocchi algo apenado. — ¿Por qué no me contaron? Son malos al no querer decirme a mí primero

— nosotros ni siquiera lo terminamos de asimilar — respondió Izana, estaba molesto con Mocchi pero no era su culpa, después de todo ellos también tenían parte de la culpa al no decir nada.
Al estar frente a su esposo le tomó entre sus brazos, realmente se preocupó al escuchar que estaba en el hospital.

lo siento por preocuparte...

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𝓢𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸 𝓟𝓪𝓭𝓻𝓮𝓼 - 𝓣𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora