Amamantar

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El siguiente día fue muy pesado para Izana, pues había despertado con un fuerte dolor de cuello debido al espacio reducido de la cuna.

Los gemelos dormían tranquilos en la cuna, como si no hubieran estado por horas llorando hasta la madrugada. Kakucho estaba acomodando la ropita de los pequeños, mientras Izana sólo miraba molesto a sus hijos; aunque con su tono de piel no era perceptible a la vista, bajo sus ojos había unas enormes ojeras marcadas por el desvelo.

míralos — dijo en voz alta al verlos. — duermen como si no me hubieran obligado a dormir en una cuna porque no podían callarse

— son bebés Izana — respondió defendiendo a los pequeños — no están habituados al ruido exterior. Siempre han estado dentro de mí y les parece extraño no tenerme cerca...

— no llevamos ni un día como padres y quiero morir — murmuró bajo intentando aguantar un bostezo.

Los bebés entonces comenzaron a hacer pequeños gestos, moviéndose incómodos y de pronto, el llanto se desató una vez más.
Akira y Akio lloraron al unisono, lo cual desató el descontento de un agotado Izana, quien ya estaba cansado y sólo deseaba dormir aunque sea una hora.

maldita sea... — murmuró el de cabellos claros — ¿Ahora qué quieren?

calma Izana, sólo tienen hambre — respondió reconociendo el llanto de ambos bebés. Se quitó la camisa y sacó a uno de los pequeños de la cuna, y caminó despacio hacia la cama. — ¿Podrías ayudarme con el otro?

Izana obedeció sin protestar, con cuidado sacó al recién nacido de su cuna y caminó hacia su esposo, quien ya estaba acomodando al bebé en uno de sus brazos para acercarlo a uno de sus pezones. Después, el otro bebé fue depositado en su otro brazo, una vez que me los gemelos estaban bien acomodados, Akio y Akira, cada quien comenzó a beber del pecho de su progenitor.

¿Lo ves? Sólo tenían hambre — dijo Kakucho al ver a sus bebés.

Ahora lo que hacía Kakucho había despertado el interés de Izana, que ahora había olvidado el sueño que tenía para mirar fijamente a su esposo y cómo alimentaba a ambos bebés al mismo tiempo.

¿Y cuánto será mi turno? — preguntó al ver fijamente el pecho de su esposo.

no empieces...

Día 19: amamantar: listo 😵

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𝓢𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸 𝓟𝓪𝓭𝓻𝓮𝓼 - 𝓣𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora