Patadas

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- no, no lo sentí - fue la respuesta de Izana con respecto a lo que acababa de suceder.

- sentí que se movieron - afirmó el de cabellos negros, pasando su mano por la zona donde las había sentido.

- pero yo no sentí nada, sólo vamos a dormir - respondió con mal humor el de cabellos claros, dándole nuevamente la espalda a su esposo para volver a dormir.

- está bien, creo que debí imaginarlo - soltó una suspiro, y luego se volvió a acomodar para finalmente quedarse completamente dormido.

Lo que Kakucho no sabía, o más bien, Izana no le permitía mirar, era que en realidad la expresión que tenía en ese momento era todo un poema.
No había palabras que describieran ese extraño sentimiento de calidez que pasó por su pecho, era como una sensación de paz o calma que nunca en mucho tiempo había llegado a sentir, y todo comenzó a raíz de ese pequeño movimiento apenas perceptible bajo la palma de su mano. ¿Era lo que muchos libros de paternidad y las películas conocen como dicha? No tenía palabras para explicarlo, pero su orgullo era más grande que su emoción que simplemente quiso ignorarlo.

Kakucho no era el único con temores, de los dos Izana era quien más miedo sentía, en especial por la idea de cometer los mismos errores que sus padres; miedo de un día sólo tomar sus cosas y salir por la puerta sin mirar atrás, o peor, perder a Kakucho y estar en una situación similar a la de Karen, la mujer que por mucho tiempo consideró su madre.
Sus hijos terminarían por odiarlo, no tenía pruebas de que eso era posible, pero tampoco tenía dudas de que así sería.

El hombre miró a su esposo dormido a su lado, con el embarazo últimamente tenía el sueño bastante pesado, y luego le dió una mirada rápida al vientre abultado del más alto.
Movió un poco a su pareja, tan sólo para confirmar que estaba profundamente dormido; Izana suspiró aliviado y se sentó en la cama para subir la camisa de la pijama que vestía su pareja.

Pasó una mano sobre el vientre de Kakucho, luego puso su cabeza sobre aquella zona y con su oreja trató de escuchar algo, aunque eso no fuera posible. Cerró sus ojos, y sin esperarlo fue recibido por un ligero movimiento, era apenas perceptible pero muy claro para él.

- trataré de hacer lo mejor para ustedes - dijo en un susurro, y como respuesta sintió un movimiento un poco más claro, tal parece que sus hijos lo estaban escuchando o sólo era un reflejo normal, sea como sea, una sonrisa se formó en el rostro de Izana.
Sin darse cuenta se había quedado dormido, aunque por desgracia no se había percatado que alguien estaba despierto.

Kakucho pasó su mano por los cabellos claros de su esposo, todo este tiempo había estado despierto debido a lo inquietos que eran sus gemelos, y tal parece que haberse quedado despierto había sido la mejor de sus decisiones.
Está era una de las pocas ocasiones en que había visto a Izana verse más vulnerable, una faceta que ni él siendo su esposo conocía del todo, pero ahora prefería guardar silencio y tratar de dormir para pretender no haber visto nada.

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Día 6, tema: patadas completado a tiempo 😔🙏

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