Juzgada

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Capítulo 32

De pronto la oscuridad se volvió un blanco enceguecedor, y el silencio dio paso a un leve murmullo, poco a poco sus ojos se fueron adaptando al cambio repentino de escenario, la brisa erizo los vellos de su cuerpo, y el viento jugo con su cabello.

A unos siete metros frente a ella,  se encontraban los diez Reyes y Reinas de Grindla, todos la miraban atentamente, juzgándola en silencio, la voz del Rey Aran Primero resonó fuerte por el amplio lugar.

- Iris onceaba en el reinado, fuiste la Reina mas joven en asumir el mando, y la ultima en liderar lo que yace en la oscuridad del universo.

- Vagaste por la galaxia hasta caer en la tierra, lugar donde te marchitaste - Exclamo Haru cuarta en el reinado -

- No eres merecedora de tu gen - Sentencio Lavinia segunda  - Extinguiste la vida de nuestro planeta y acabaste con la vida de los grindilianos, aterrorizas nuevas vidas y ellos se vieron forzados a silenciarte.

- Fue tu error Tyne en dejarla a cargo sin educarla como corresponde - Lo señalo Sira Tercera - 

- El no podía seguir prolongando su vida por ella - El noveno rey soltó con severidad - Cada uno de nosotros domino sus poderes a los pocos años de entrenamiento con nuestro sucesor.

-  Urko tiene razón, ella a los seis años ya debía tener un completo dominio de sus poderes, es su culpa que nuestro planeta no haya prosperado - Rasine quinta concordó con sus compañeros -

- ¿No dirás nada en tu defensa? - La miro pacientemente el Rey Sasil séptimo en el reinado - 

Ella los observo unos minutos, luego se observo a si misma, se encontraba vestida de blanco frente a los Reyes de su planeta, a los ancestros con el gen verde, miro al Rey Tyne decimo, ya no sentía decepción al no tener su tutela y guía, ya no estaba a la deriva ni en descontrol.

- No - Soltó con tranquilidad -

Y volteo dándole la espalda a sus predecesores, sintió sus voces elevarse con fuerza desde sus enormes y  cómodos asientos juzgadores, avanzo hasta dejarlos por completo en el olvido.

Camino por largos minutos por el amplio lugar, no había nada mas que el blanco enceguecedor que la rodeaba, a lo lejos comenzó a vislumbrar algo, sus ojos se entrecerraban tratando de descifrar que podía ser, al acercarse comprendió que no podía dejarlos atrás.

Nuevamente frente a ella, estaban los diez Reyes y Reinas de Grindla, quienes la miraban con mas desdén que antes, se detuvo frente a ellos.

- Iris no puedes evadirnos, somos parte de ti - Comenzó Idoya sexta - Estaremos contigo siempre.

- Miren este lugar por favor - Solto Laviania con odio - No hay ni un solo rastro de vegetación, no tiene respeto por la naturaleza, estas tan vacía que solo puedes lograr que tu lugar de descanso eterno sea este triste escenario inmaculadamente blanco, desprovisto de lo que tus genes deben de cuidar, eso solo demuestra que no eres merecedora de tal don.

- Debiste haber muerto cuando Grindla exploto - Grito con cólera la octava Reina - Hoy no eres mas que un ser inservible, nadie te necesita, tu sola existencia me enfurece - Se levanto de su asiento agitada -  ¡Debes morir! 

La Reina estiro su mano y levanto a Iris del suelo, con un rápido gesto cubrió su boca con unas fuertes hojas y ato sus manos y pies, con su otra mano creo una rama espinosa al rededor del cuello y la comenzó a apretar cada vez con mas fuerza dejando a su paso un camino de sangre.

- ¡Akina! - Sasil tomo su brazo para detenerla -

- Mato a quienes juramos proteger, destruyo nuestro planeta, no merece respirar - Comenzó a lagrimear y toser desesperadamente -

Iris la estaba mirando fijamente y aunque sus manos estuvieran atadas, estaba llenado de agua el cuerpo de la Reina Akina, lo cual logro desconcentrarla y aflojar las ataduras que la mantenían presa, con fuerza retiro las ramas que apretaban su cuello, sus manos también se bañaron de sangre, pero no le importo.

Se elevo un poco mas y con agilidad apreso con gruesas hojas a cada Rey y Reina, Akina ya estaban vomitando agua y  tratando en vano de sujetar su cuello desesperada, Iris se acerco a ella y retiro el agua extra del cuerpo de la Reina, quien comenzó rápidamente a toser con desesperación tratando de recuperarse.

- Iris te ordeno que nos liberes en este instante.

Pero apenas comenzó a hablar el Rey Aran, ella los amordazo a todos, no quería escucharlos, no les importaba en lo mas mínimo, seguía mirando fijamente a Akina, quien la miraba furiosa y aterrada al mismo tiempo, pero ella la veía sin inmutarse, ladeo su cabeza observándola con fijeza.

- ¿Crees que no he pensado en matarme? - Su voz erizo los vellos de los Reyes, era suave y aterciopelada, prácticamente vacía- ¿Crees que no me sentí culpable después de lo que paso con Obsidian?- De pronto el aire les comenzó a faltar a todos - La tierra me dio todo lo que ustedes no pudieron, ahora tengo un completo control de mis poderes - Les devolvió el aire sin siquiera hacer un gesto con sus manos - Ya no los necesito - Volvió a faltarles el aire - En este inmaculado lugar soy la única que no puede morir - Miro hacia el blanco cielo meditando, el aire volvió a los Reyes - Aunque pensándolo bien ustedes ya están muertos, y es probable que yo también.

Los Reyes estaban lagrimeando y respirando con dificultad, ella bajo con suavidad mientras los observaba pensativa, con un rápido movimiento de su mano a todos les creo la misma rama espinosa con la que la Reina Akina la comenzó a castigar.

Respiro profundo y sin dudarlo apretó las ramas logrando  desgarrar la piel, pasando a llevar nervios, venas y arterias sin cuidado, cortando vertebras y medula, fue todo muy rápido y fugaz, las cabezas de los onces Reyes y Reinas de Grindla rodaron por el suelo en cosa de segundos, empapando ese blanco lugar en rojo carmesí.

Beautiful Nature - Leo FitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora