cuatro ~

298 46 4
                                        


《《《 ♡ 》》》

El clima de otoño era el favorito de Beomgyu por su frescura. Ninguna otra época le permitía usar cuantas prendas quisiera sin morir de calor, pero sin tener que llevar esas horribles chaquetas de invierno que lo hacían ver como una pelotilla.

Era otoño cuando tuvo que salir en el auto, con sus padres, para ir a recoger a Taehyun en la parada de trenes.

No iba a negar que estaba nervioso y que rascaba la piel que quedaba expuesta por sus pantalones rasgados usando sus largas uñas. Tampoco que tardó mucho tiempo decidiendo la ropa y accesorios como si no quisiera dar una mala impresión al recién llegado. Sin embargo, lo peor estaba en su mente, la que se había imaginado cientos de escenarios posibles donde en ninguno lograba distinguir exactamente cómo se veía su viejo amigo.

Era su culpa por evitar las fotos que intentaba enseñarle su madrastra y ahora le desesperaba, porque sabía que ya no era tierno y pequeño. Tenía que haber crecido, como él, y la idea de otro adolescente en casa no sabía cómo tomarla. Además, iría en su mismo año, ¿tendría que acompañarlo los primeros días? Él y Sunoo no eran muy abiertos a tener personas interrumpiendo su privacidad.

Sin dudas el caos mental de Beomgyu era más grave que la irritación que se estaba haciendo en la pierna derecha.

— Beomgyu, llegamos— anunció alegre la señora Choi sacando al menor de sus pensamientos.

Como ya sus manos no alcanzaban el orificio de los pantalones se concentró en jugar con su cadena para canalizar sus nervios.

Debía hacerlo bien: recibir con agrado a Taehyun, hacer que vuelva a sentirse en casa, acompañarlo en la escuela hasta que se adaptara, cuidar de él. Se lo debía a su madrastra porque ella había sufrido mucho sin su hijo todos estos años y lo había tratado a él como si también lo hubiese dado a luz desde el día que entró a la vida de su padre. No podía ser tan difícil, al final todo volvería a la normalidad, ¿no?

Aunque toda la seguridad del discurso anterior se fue al caño cuando vio, bajando del vagón, a un joven castaño, con maleta y mochila vistiendo un buzo blanco y pantalones de mezclilla acompañado de un aire tranquilo.

Claro que lo identificó.

Taehyun podía tener setenta años y ellos  cincuenta sin verse y aún así era capaz de reconocer esos grandes ojos y esa bonita sonrisa como la que le estaba dedicando a su madre justo antes de abrazarla.

Y en su estómago se instaló el remolino de nervios cuando la señora Choi tomó las mano de dos chicos y los hizo encararse. Beomgyu notó que Taehyun era ligeramente más alto y que había crecido muy guapo, demasiado para su estabilidad. También notó que este no le sonreía, no como lo había hecho con su madre, solo tenía una mueca en el rostro y aquello le incomodó a tal punto que bajó la vista de sus ojos.

— ¡Mis dos niños por fin vuelven a estar juntos!— Exclamó emocionada la mujer.— ¿No están felices de volver a verse?

Ambos simularon una sonrisa para no entristecer a su madre y decidieron saludarse por primera vez luego de siete años.

— Bienvenido, Taehyun, es bueno verte de nuevo— dijo Beomgyu deshaciéndose del agarre de la mujer.

— Gracias, igualmente— fue la simple respuesta del aludido y los dos dieron la vuelta buscando qué hacer que no implicara volver a ver al otro.

A petición de los adultos fueron a cenar en familia a pesar de la queja de Taehyun sobre estar cansado y querer dormir hasta el otro día.

Luego de estacionar el auto todos bajaron para dirigirse al restaurante. La mujer se había enganchado, como siempre, al brazo de su esposo y con su otra mano sujetó a su recién llegado hijo. El señor Choi volteó para hacerle el ademán a su hijo de que se uniera al lado de él, pero este negó la petición sonriente.

Beomgyu decidió quedarse atrás, a paso más lento, observando con nostalgia a su familia. No recuerda haber vivido con sus padres biológicos juntos ya que estos se divorciaron cuando a penas era un bebé y a la edad de cuatro años su custodia pasó a manos de su padre mientras su mamá viajaba a Australia gracias a una oferta de trabajo. Su madrastra, la actual señora Choi, estaba saliendo con su padre cuando comenzó a vivir con él y meses después se casaron llevándolos a vivir juntos, incluyendo al pequeño Taehyun que era de su edad y con el que ya se llevaba bien por las veces que sus padres los habían hecho pasar tiempo juntos.

Por mucho tiempo esa fue su familia, aunque nunca consideró a Taehyun como un hermano. Siempre presumía que vivía con su mejor amigo y por eso podía jugar todo el día si así lo querían. Era lo mejor cuando aun eran pequeños.

Por razones Taehyun se fue y él siguió su vida sin incluirlo. Pero volvió y, aunque no le desagradaba la idea, estaba muy asustado con no poder volver a congeniar con él como lo habían hecho antes. Ese era todo su temor, uno con el que estaba dispuesto a luchar.

— ¡Beomgyu, apresura el paso!

—¡Ya voy!— contestó a su padre para correr hasta ellos aunque era un poco difícil si tomaba en cuenta que llevaba unas botas cortas con algo de tacón y no zapatillas deportivas.

Debió pensar en un atuendo más ligero.

🧸

¡Hi!

Les cuento que una de las cosas que ando queriendo intentar con esta historia es la diversidad de géneros. Por si lo notan (espero que haya sido obvio) Beomgyu podría identificarse como 'no binario' y/o 'género fluido'. Más adelante verán detalles de esto.

No intento asumir la sexualidad de nadie hablando en términos de los artistas que aparecen como personajes de la historia.

Sabiendo separar la realidad de la ficción tomen esto como literatura y un universo alterno que no tiene nada que ver con la realidad de los idols que conocemos.

¡Moatori se despide! ♡

¡Moatori se despide! ♡

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Bittersweet | TaegyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora