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ZAFIRO

Me desperté por la incomodidad que sentía debido a un cuerpo caliente a mis espaldas y jadeé al sentir algo mucho más caliente entre mis piernas e incluso dentro de mí.

—Mierda— susurré al ser consciente de lo que estaba sucediendo ya que tenía a Lucían completamente desnudo y bien dormido frente a mí con una de mis piernas entre las suyas, una de sus manos sobre mi cadera y con su miembro erecto pegado a mi vientre tentándome a despertarlo de una forma muy placentera pero tenía un problema que no era un problema en sí.

El alpha era quien estaba a mis espaldas con una de sus manos apretando suavemente mi seno izquierdo y con su polla profundamente dentro de mí. Estábamos anudados y la presión en mi vientre fue la evidencia que necesité.

—Tranquila, preciosa, ya casi— lo escuché susurrar muy a penas y chillé al sentirlo embestir con fuerza mientras la presión en mi vientre aumentaba y mi cuerpo se tensaba con un orgasmo que me debilitó por completo.

Jadeé y cerré mis ojos con fuerza antes abrirlos de golpe al sentir una gran masa salir de mí pero lo que más me dejó paralizada fue sentir la cabeza de esa polla salir de esa zona que aún se encontraba abierta. La entrada de mi útero aún dejaba que él pudiese anudarme y pasé un trago grueso porque de no tener el jadelle puesto muy seguramente estaría preñada.

Suspiré suavemente cuando al fin salió de mí y lamí mis labios sintiendo mis muslos resbalosos mientras ese líquido caliente también salía de mí con abundancia.

Quería levantarme pero ese orgasmo me había dejado atontada y volví a cerrar mis ojos cayendo en un sueño profundo.

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Volví a despertar siendo ya de noche y esta vez si me levanté con mucho cuidado para no despertar a los dos hombres que me tenían envuelta entre sus brazos y piernas pero cuando al fin pude estar de pie junto a la cama corrí al baño y me quedé paralizada frente al espejo de cuerpo completo entendiendo por qué me dolía tanto el cuerpo a pesar de sentirme tan saciada.

Mi cuerpo era un desastre que gritaba sexo duro por donde mirase. Mis tetas, mi cuello, mi coño, mis nalgas  mi espalda, mi vientre... no había lugar de mi piel que no tuviese marcas de besos, mordidas y manos además de chupetones e incluso mis labios estaban hinchados y enrojecidos al igual que lo estaban mis pezones. Todo en mi cuerpo gritaba que el celo había sido intenso y no me sorprendía que así hubiese sido ya que por años suprimí mis celos pero ahora se sentía tan bien el haber complacido a mi bestia.

No había dolor ni ardor solo una sensación de cansancio, satisfacción y un dolor muy placentero. Delicioso.

No me arrepentía en absoluto de entregarles mi celo pero sí sentía un pequeño cambio en mí. No sabía qué era pero se sentía demasiado bien y deduje que debía ser por las marcas que aún estaban bastantes sensibles, sobre todo la del alpha que estaba en carne viva porque de seguro no evitó volver a clavarme los colmillos.

Abrí mis ojos a tope cuando un pequeño dolor se instaló en mi zona trasera y gruñí llevando mis dedos a esa parte solo para darme cuenta de que mi coño no era el único lugar del que me escurría semen. Solo uno de los dos hombres en la habitación estaba obsesionado con follarme el culo y ese hombre era Lucían pero que no se acostumbrara.

—Oh Dios— susurré llevando mi mano a mi vientre al ver algo en el espejo y jadeé al darme cuenta de que no era una ilusión. Mi vientre estaba ligeramente abultado y eso me daba a entender que habíamos anudado muchas veces.

Salí de mi trance al escuchar mi teléfono vibrar en la habitación y regresé para tomarlo antes de volver al baño para hacer mis necesidades pero primero atendería una llamada que me preocupaba un poco pues, al ver la hora, me di cuenta de que eran las tres de la madrugada.

El Corazón de la princesa cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora