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La brisa del monte corría helada pero ese no era problema alguno para mí o para mi equipo. Las vistas desde la cima eran impresionantes y el olor de cierto individuo se tornaba mucho más fuerte a cada paso que dábamos hacia el centro de la cumbre.

Necesitaba capturarlo lo más rápido posible porque tenía el presentimiento de que solo él podría decirme quién fue esa persona que entró a la bóveda así que mi equipo se había dividido con el fin de acorralarlo por lo que no tenía otra escapatoria más que la muerte entre mis manos y no lo dejaría huir ésta vez.

—¿Así que ahora es oficial?— preguntó Jim a mi lado y fruncí mi ceño al no saber de qué me hablaba.— Vas a casarte.

Ninguno de mi equipo se lo creía, es más, si no fuera por la joya en mi dedo estaba segura de que se echarían a reír en mis narices por que mi equipo élite se trataba de 40 personas que me conocían lo suficiente como para saber que no me comprometería así nada más y esta noticia había sido una completa bomba porque a pesar de que los líderes ya sabían que Ethan era mi destinado no tenían permitido divulgarlo y tampoco se esperaban que mi compromiso no fuese solo con el alpha sino también con Lucían.

—Mi madre ya lo había hecho oficial— bufé rodando los ojos pero él sonrió y negó como si supiese algo que yo no.

—Todos nosotros sabemos que no aceptarías tal compromiso si no lo desearas— suspiré de manera pesada ante sus palabras y entonces entendí que en el fondo yo sí quería una vida con ellos pero que conscientemente no quería aceptar porque íbamos demasiado rápido.— ¿Una moneda por tus pensamientos?.

Jim no solo era parte de mi equipo élite sino que también era el hermano que elegí desde muy pequeña y sería mi concejal en cuanto me convirtiera en reina así que si alguien podía darme una opinión sincera o un concejo que no solo fuera el típico "Déjate llevar" era él pues a pesar de ser demasiado joven como para ser concejal sí tenía la capacidad necesaria para ocupar tal puesto aún cuando originalmente había sido entrenado para ser el general de cazadores que era el puesto que ocupaba su padre y que lo ubicaba como el tercer hombre con más poder en la monarquía de cazadores.

—Necesito dejar atrás todo lo que me ha pasado y asegurarle a mamá que la depresión no me matará— susurré mirando por un segundo el único anillo que adornaba mi mano derecha y sonreí sin poder evitarlo porque eso significaba algo bueno en mi vida.— Ellos son la forma más estable de hacerlo pero no te voy a negar que me asusta lo que pueda suceder más que todo con el alpha— le acepté muy a regañadientes.— Necesito seguir adelante con mi vida aunque me cueste hacerlo.

—Tu madre solo se preocupa por ti y sé que con todo lo que te ha pasado estos últimos diez años no te sientes preparada para tener una relación y menos una de este tipo— habló luego de varios segundos pensando y me detuve solo para suspirar de manera pesada.— El problema es que aún si pasan diez años más no estarás preparada para aceptarlos y aunque te suene muy trillado debes dejarte llevar, conocerlos y dejar que te conozcan— gruñí ante ese concejo que ya varios me habían dado pero que me negaba a aceptar que fuese mi única opción.— Siempre dices que el miedo es un limitante y la ignorancia es la debilidad más grande en el mundo.

—¿Usas mis palabras en mi contra?

—Dime si no es verdad— se defendió y me quedé en total silencio sabiendo que, como siempre, tenía razón.— El miedo te limita a ver más allá de lo que ellos aparentan y ese desconocimiento te hace ignorante de un futuro en el que podrías o no arrepentirte de haberles dado una oportunidad.

—Gracias— hablé muy por lo bajo avanzando entre la vegetación que cada vez se volvía más frondosa evitándonos el paso.

—Esto me está irritando, es demasiado fácil— gruñó luego de varios minutos y reí sabiendo que a él le encantaba la acción y no la tranquilidad del ambiente que nos rodeaba, menos cuando el objetivo apareció ante nosotros y se entregó sin dar pelea alguna, algo que incluso a mí me dejó deseando partirle el trasero a ese maldito.

El Corazón de la princesa cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora