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—¿Estás bien?— preguntó el alpha de forma juguetona y rodé los ojos. Tenía un pequeño ardor en mi entrepierna que con el pasar de los minutos desaparecería pero no dejaba de ser incómodo, sin embargo, había disfrutado de tenerlo entre mis piernas.— Princesa...

Era inevitable que me mojara con solo oler sus feromonas y estaba ansiosa por seguir cogiendo. Lo necesitaba urgentemente.

—Estoy bien— hablé de forma tranquila pero me detuve confusa al sentir que él se detenía de golpe.— ¿Alpha...?— no pude terminar mi pregunta ya que me vi estampada contra un árbol que terminó partido debido a la fuerza del hombre que me había golpeado dejándome bastante adolorida.

—¿Donde está?— gruñó con los ojos ennegrecidos dejando ver el odio en esa mirada indudablemente endemoniada y solo entonces pude ver en persona el gran parecido con Khail.— ¡Donde!

No iba a responder pero tampoco me podía dar el lujo de exponer al alpha a una pelea en la que muy seguramente saldría mal herido. Me preocupaba ver a Nail a punto de transformarse mientras el alpha me ayudaba a levantar teniendo mucho cuidado al verme herida y alerta.

—Zafiro...

—Si piensas que te lo voy a decir entonces no me conoces— hablé muy a penas cuando estuve de pie y su gruñido erizó mi piel y alertó al alpha hasta el punto en el que su bestia tomó el control para ponerse frente a mí, eso me preocupó porque en caso de otro ataque como el que recibí él no la contaría.— Pensé que pasar tiempo conmigo y el haber leído mi expediente te haría saber que Khail ya está muerto.

Solo en ese momento lo vi sonreír mostrando unos colmillos extremadamente afilados mientras daba un paso al frente y yo extendía mis alas, necesitaba huir en caso de que él decidiera atacar porque con el alpha en medio no podría responder.

No puede volar— escuché la voz de mi bestia y maldije al recordar eso, necesitaba otra alternativa.— Déjame salir.

No podía dejarla tomar el control ya que ella no sabía controlar muy bien mis poderes y podría causar un desastre, además, sería un lío volver a mi forma humana ya que era demasiado doloroso para mí

—Porque te conozco lo suficiente sé que aún no está muerto— habló Nail sacándome de mis pensamientos y miré al alpha de manera discreta.— Y no pienses que te vas a ir tan fácilmente— lamí mis labios sintiéndome demasiado ansiosa porque era obvio que él me conocía lo suficiente como para saber qué haría así que debía idear otra opción.

Por primera vez no supe que hacer, necesitaba al alpha lejos para enfrentarme a Nail y era más que obvio que no se iría dejándome frente al híbrido que me superaba en fuerza pero no en poder. Solo me quedaba una opción, ya que los sobrenaturales no podían ver  a través de la niebla, utilizaría eso a mi favor.

Corre al palacio sin mirar atrás y no te preocupes por mí— le hablé al alpha a través del vínculo y su mirada se posó inmediatamente en mí dándome una respuesta.

No me moveré de aquí sin ti— gruñó enojado y le devolví el gruñido.

Solo hazlo, te prometo que iré justo detrás de ti, pero necesito que corras ahora— él volvió a negar y por primera vez supliqué con la mirada obteniendo un resoplido de su parte luego de varios segundos.

El alpha se movió justo a tiempo, pues, Nail corrió hacia mí con tanta rapidez que solo pude levantar un muro de hielo que fue destrozado por el choque abrupto lanzándome a varios metros de donde estaba.

Lo único que me tranquilizaba era ver que el alpha corría con rumbo al palacio.

ETHAN

—No podemos dejarla atrás— gruño mi bestia queriendo tomar el control  pero me negué y seguí corriendo en forma de lobo dándome cuenta de la espesa neblina blanca que comenzaba a cubrir el bosque de un momento a otro.

La humedad de la neblina desapareció los olores del bosque y dificultaba mi vista debido a que el borde de esta se movía en la misma dirección en la que yo iba causándome una sensación aterradora no sólo porque me seguía sino porque la temperatura bajó de manera súbita congelando todo a mi alrededor dándome a entender que se trataba de Zafiro utilizando sus poderes.

—¡Corre, más rápido!— resonó en mi mente una voz que no reconocí pero que sin duda dejó a mi bestia sin palabra alguna.— ¡Nos alcanzará!

Juro al cielo que mis nervios se pusieron a mil al ver mi pelaje tornándose blanco debido a la escarcha ya que la temperatura descendía rápidamente hasta el punto de calmarme los huesos y quemarme las almoadillas de las patas, algo que ni siquiera durante el más crudo invierno de Alaska me sucedía.

Pronto apareció el palacio frente a mí y corrí aún más rápido al ver a la reina junto a sus hijos y su esposo en la puerta custodiada por casi cien cazadores armados que me abrían paso a medida que me acercaba y solo entonces pude sentir unas pisadas justo detrás de mí pero la neblina no me dejaba ver quién era.

Cuando al fin llegué junto a Alexa me di vuelta para ver hacia el bosque y me paralicé al ver la espesa neblina que lo cubría pero lo que me dejó sin aliento fue ver una loba caminar en nuestra dirección. Jamás había visto una bestia como esa y debía admitir que era demasiado hermosa como para pasar desapercibida.

A medida que caminaba su largo pelaje blanco brillante se ondeaba con la fría brisa, dos de sus orbes eran mucho más azules que en su forma humana y sus otros dos orbes eran de un color oro que brillaban con intensidad mientras el hielo se adueñaba del espacio donde posaba sus patas.

—No se irá hasta que no le entreguemos a Khail— habló la reina mirando a su hija acercarse a mí para ponerse a mi lado.— Pero tampoco podrá entrar a la propiedad sin ser invitado.

—Tendrá que irse lo quiera o no— escuché detrás de mí y algo en el ambiente cambió al ver a Lucifer con una seriedad que en serio daba miedo, sobre todo porque la temperatura comenzó a fluctuar de caliente a frío en el mismo lugar.— Aunque pudiese entar no tiene las agallas para atacar sabiendo que estoy aquí así que dispersa a los cazadores.

—La temperatura seguirá bajando hasta que Zafiro recupere su forma humana— habló esta vez Alex mirando a su hija que solo se dio la vuelta para internarse en el palacio.— O al menos hasta que su bestia le devuelva el control así que todos deben buscar una muy buena forma de abrigarse.

—Ya estamos bajo los cero grados y la temperatura sigue bajando— escuché hablar al príncipe Nicolás y me quedé paralizado con ello.— ¡Manténganse calientes y no salgan de sus cabañas hasta que se les ordene lo contrario!

¿No controla su poder?— le hablé a Alex y este me miró rápidamente suspirando de manera pesada.

—Es la tercera vez que toma forma de lobo— esa confesión me dejó impresionado y me daba a entender muchas cosas.— Su poder actúa para defenderla y, en forma de lobo no lo controla del todo bien así que te aconsejo que te abrigues  porque el frío se hará tan fuerte que incluso nosotros lo sentiremos.

—Que el alpha la acompañe, es posible que él la ayude a regular la temperatura del ambiente y hagan lo que hagan no salgan del palacio o terminarán como paletas de hielo— ordenó la reina antes de darse la vuelta para adentrarse en el palacio dejando en la entrada de la propiedad a un furioso Nail que lanzaba improperios contra nosotros.

Todo dejó de importarme al momento en que mi olfato captó un aroma dulce que me llamaba a gritos y caminé dentro del palacio siguiendo ese aroma que me condujo a una habitación escondida en la torre más alta. Al entrar quedé hipnotizado al ver su pelaje brillando a causa de la escarcha que lo cubría.

Sin duda era un poco más alta que en su forma humana pero aún así no creo que llegara al metro setenta, sin embargo, ese pelaje blanco brillante era una belleza que solamente era opacada al ver sus cuatro orbes brillar entre la espesa neblina que poco a poco se formaba en la habitación erizado mi piel al comenzar a sentir frío.

Ella comenzó a acercarse mientras la puerta se cerraba, tal vez gracias a ella, y cerré mis ojos disfrutando de ese aroma que se volvió embriagante para mí, podría entrar en celo con solo ese olor y gruñí sin poder evitarlo cuando comenzó a frotarse contra mí impregnandose de mi aroma en búsqueda de tranquilidad, eso me gustaba demasiado.

Te necesito, alpha resonó en mi mente otra vez esa voz sublime y cerré mis ojos cuando nuestras frentes se juntaron dejándome sentir el frío que emitía.

Lo sé, preciosa.

El Corazón de la princesa cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora