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No lo echaron de casa. Y su padre solo dijo que necesitaba procesarlo. Su madre no soltó palabra alguna y se retiro a su habitación mientras las lágrimas no dejaban de caer de sus ojos, recorriendo sus mejillas.

Jungkook se quedó varado en mitad de la sala, sintiéndose demasiado mal. Su corazón palpitaba rápidamente, su estómago dolía y tenía unos grandes deseos de llorar. Él se dijo que esa escena podía suceder, incluso de una forma más trágica y traumatizante, pero pensarlo como una posibilidad era terrorífico. Vivirlo era mortal.

Miró hacia su habitación, la de sus padres y la oficina, no sabiendo muy bien qué hacer. Podría ir a la cocina a coger una cerveza y encerrarse en su habitación, pero el dolor agudo de su pecho no se lo permitió. Estaba en un limbo y quería salir de él.

— Mamá...

Él entró a la habitación de sus padres, donde su madre se encontraba sentada en la orilla de la cama. Su llanto parecía haber cesado, mas no alzó la mirada en cuanto lo escuchó llamarla y el corazón de Jungkook volvió a crujir.

— Dígame algo... Lo que sea... Si me odia, o si la decepcioné... Por favor...

Su madre esta vez si lo miró, y pareció sobresaltarse, como si hasta ahora se estuviese dando cuenta de la presencia de Jungkook hasta ese momento. Sus ojos rojos por el llanto y sus mejillas húmedas fue una imagen dura de ver para el menor.

— ¿Decepcionada? ¿Odiarle? —ella repitió, y luego negó repetidas veces hasta que sujetó las manos de Jungkook entre las suyas.

El contraste era increíble: las jóvenes y fuertes manos de Jungkook contra las envejecidas y débiles de su madre. El tiempo sí que había pasado volando, y mientras Jungkook se ahogaba en la miseria, su madre envejecía trabajando para él. El menor podría recriminar muchas cosas si sus padres se opusieran contra su sexualidad: la presencia ausente de ellos en su vida, la ignorancia de las cosas que pasaban. Pero no podía hacerlo.

La verdad sea dicha: sí, sus padres no estuvieron ahí, pero Jungkook puso muchos muros. Recordaba, ahora sujetando las manos de su madre, las veces que estuvieron sentados en la mesa, el único momento en el que todos se reunían, y le preguntaban acerca de su día y como Jungkook respondía de forma apagada y cortante con mentiras para que no insistieran.

La comunicación entre ellos era pésima y ninguno intentó mejorarla, pensando que vivir en silencio era evitar conflictos.

— Jungkook, jamás podría odiarle.

La confesión de su madre lo trajo de vuelta al presente y le dio una mirada cristalizada y profunda.

— Lo engendré desde mi interior por mi decisión —ella continuó—. Yo realmente deseaba ser madre y, aunque no he sido la mejor, cada que le veo mi pecho se llena de orgullo por quien es usted. Si me vio llorar en esa mesa, luego de su confesión, no porque le odie, ni porque me haya decepcionado... —su labio inferior volvió a temblar y sus lágrimas volvieron a correr por sus mejillas—. Es solo que todo me golpeó de una forma tan cruel y me pregunté qué estuve haciendo mal... Porque... Estuvo mucho tiempo solo y sufriendo por lo que es, ¿no es así?

— ¿Qué...? —Jungkook se congeló.

— Siempre solo, sin amigos y apagado... —ella tuvo un escalofrío—. Yo no sabía qué hacer por usted, yo no sabía cómo sacarlo de esa tristeza profunda. Jungkook... ¿Te hicieron daño por ser homosexual?

La respuesta no era un simple sí, era demasiado complicada, oscura y devastadora. Ya no le importaba, ya sus heridas habían sanado, pero mirar a su madre de esa forma; preocupada por él, lo hizo abrirse hacia a ella.

¿Cómo ser un buen novio? ♥️  𝕋𝕒𝕖𝕂𝕠𝕠𝕜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora