Capítulo 34.

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¡Estoy de vacaciones! Sí, soy la persona más feliz del mundo, si bien hay miles de cosas que pueden agobiarme como la daga, la profecía, la gente que quiere matarme y demás, yo estoy feliz porque estoy de vacaciones

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¡Estoy de vacaciones! Sí, soy la persona más feliz del mundo, si bien hay miles de cosas que pueden agobiarme como la daga, la profecía, la gente que quiere matarme y demás, yo estoy feliz porque estoy de vacaciones.

Los estudiantes que no les gusta estudiar me entenderán, aunque la realidad es que al estar sin tener que ir a la escuela, no sé bien que hacer, o bueno, no sabía que hacer hasta que me llegó un mensaje de Lía que nos invitaba a Adriel y a mi a una cita doble.

Una cita doble, me quiero matar. Ahora estoy esperando a qué alguien de esta casa se digne a abrirme, pero al parecer nadie va a hacerlo.

—Adelante.—habla Samael.

Bueno, no dije nada. Sólo él es buena gente.

—Gracias, creí que iba a quedarme viviendo ahí en la entrada.—ingreso a la casa.

—Eres muy exagerada, ¿te lo han dicho?—este cierra la puerta y me mira.

—Sí, tú ahora.—alzo los hombros.—¿Tú hermano?

—Está con Belia en el jardín.—asiento y me tiro en el sofá.

—Nunca presté atención a la comodidad de este sofá.—este me mira atentamente.—¿Qué?

—¿Tú no sientes celos?—niego.

—Nunca los sentí.

—Estamos hablando de Belia, estuvo toda la vida enamorada de mi hermano.—asiento.

—Y eso te genera inseguridad a ti, no a mi.—él toma asiento a mi lado.—Yo confío en Adriel, ¿tú confías en Belia?

—Quiero hacerlo, pero no es fácil vivir bajo la sombra de Adriel.—lo miro esperando a que continúe.—Toda la vida fue igual, siempre las mujeres lo eligieron a él, y es claro, tiene el perfil de chico malo que atrae a todas, en cambio a mí sólo me buscaban por ser el chico bueno.

—Belia ve algo en vos.—le sonrío.—Ah, y a Lía le gustaste desde un principio.—el sonríe.

—Es bueno saberlo.

—No sé de relaciones, esto es nuevo para mí, pero de lo que si sé y estoy segura es que una relación no funciona si no hay confianza. Entiendo tu inseguridad, no ha de ser fácil, pero yo veo un cambio en Belia, ella está feliz con vos.

—¿Tú lo crees?—asiento con una sonrisa.

—Yo lo creo. Es más, ahora íbamos a ir con Adriel a una cita doble que planeó Lía, podrían venir ustedes también, ¿que te parece?

—Lo hablo con ella pero no creo qué se niegue. Gracias Ailena.—sonríe y asiento.

—¿De qué hablan?—giro mi rostro para encontrarme con Adriel y Belia.

—Aliena nos estaba invitando a la cita que planeó Lía, ¿que opinas?—le dice Samael a Belia.

—Me parece bien.—le sonríe.—Vamos así me ayudas a ver que me pongo.

Alas grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora