Capítulo 29.

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Es difícil de explicar pero sentí celos, o al menos eso creo

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Es difícil de explicar pero sentí celos, o al menos eso creo. Sólo sé que me molestó ver a otro hombre tocando su piel y al mismo tiempo sentí miedo de que ella se estuviera enrollando con alguien más que no sea yo.

Si bien estoy experimentando muchas emociones nuevas los celos no son buenos, desee arrancar la mano del chico frente a todos, tuve que controlarme grandemente. Luego ella vino y todo se calmó, me disminuyó la rabia y las ganas de matar.

Es fantástico como con apenas unas palabras ya todo había quedado atrás, esa es Ailena, con el poder de hacerme olvidar hasta del mal. Así como tiene de diablesa tiene de ángel.

Hoy es lunes volver a clases es realmente estúpido, la semana pasada fui pocas veces y está pienso hacer lo mismo, total con solo un buen susto el director puede olvidarse de mi nombre.

Miro el uniforme que he estado usando obligado y lo tiro en la cama, eso va a cambiar. No pienso ir ni un maldito día más con ese horrendo uniforme. La cosa principal por qué iré hoy a la escuela será para ver a Ailena en minifalda, es lo único bueno que tiene el uniforme. Sonrío pícaramente mientras me coloco mi chaqueta negra. La segunda es para investigar más sobre la daga. Debemos hallar una forma de destruirla o al menos que no pueda salir del cielo.

Bajo las escaleras y me encuentro con los demás integrantes de la casa.

—¿De que se ríen?—hablo de mala manera.

—Samael nos estaba contando que alguien el cual no mencionaré nombre se puso celoso. —niego.

—No fueron celos.—corrijo.

—No lo niegues Adriel estás muy colado por ella.—dice Belia.—Si fueron celos y bien.

—Ok, lo que ustedes digan.—no iba a discutir con ellos.

Los dejo chismorreando sobre mí mientras abro la puerta y me dirijo a la pequeña prisión que es el instituto.

En todo el camino no vi a Ailena supongo que ya se habría ido o aún seguía durmiendo. Así que por si o por no cambié de rumbo hacia su habitación es capaz de volverse a quedar dormida.

Entro a su cuarto y no está, veo su cama toda regada se nota que Margaret no está. Sonrío levemente.

Miro hacia su mesita de noche y hay un libro muy antiguo esto me llama la atención y me acerco. Al agarrarlo en mis manos una hoja cae al suelo, la cojo y está la daga.

¿Cómo Ailena puede tener un dibujo de la daga? Es exactamente idéntica a la original.

Abro el libro y lo miro por arriba, no hay nada en el que trate o muestre la daga.

¿Y entonces cómo eso llegó ahí?

Miro hacia mi alrededor en busca de algo más que me resultara extraño, pero no, solo era esa pequeña hoja dibujada.

Alas grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora