Capítulo 38.

10 2 0
                                        

Sería muy aburrido para ustedes que yo les vuelva a contar que estoy secuestrada, así que voy a hacer un resumen de como fue

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sería muy aburrido para ustedes que yo les vuelva a contar que estoy secuestrada, así que voy a hacer un resumen de como fue.

¿Se acuerdan que salí con Belia? Bueno, ella me dejó en el portón de casa y siguió su camino, porque estaba ya en mi casa, estaba a salvo. Bueno, cuestión es que se me cayeron las llaves y tuve que recogerlas, y a partir de ahí no recuerdo más.

Hasta que desperté en un lugar húmedo y horrible, con el rostro de Marcos viéndome, si, Marcos. Siempre lo dije pero nadie me hizo caso, pues ahí tienen.

Ha sido realmente un hijo de puta, con respeto a su madre, claro está. Pero lo ha sido, no es para nada agradable, Sorius me caía mejor sin duda alguna.

Tiene unos cuantos matones a su lado constantemente y lo peor de todo es que no puedo comunicarme con Adriel, lo oigo pero sé que él a mi no y eso es horrible.

—¿Cuánto tiempo estaremos aquí?—le pregunto por milésima.

—Hasta que tú te decidas a colaborar.—dice cabreado.

—Vale.—asiento.—Al parecer me quedan muchos años entonces, ¿puedes pedir una mejor cama?

Se acerca y me toma del cuello haciendo un poco de presión.

—Escúchame princesita, deja de tocarme los cojones y colabora, sino va a ser peor para ti.—lo miro para después escupir en su rostro.

—Prefiero morir antes que colaborar con vos.—este se aleja no sin antes darme una bofetada.

—Tú así lo quisiste, vas a estar un buen rato más atada y sin comer, ni beber.—habla para después salir.

Gilipollas.

Adriel, ¿dónde estás? Yo sé que te dije que no debíamos ser una pareja pegajosa, pero ahora me arrepiento.

Veo que entra uno de sus matones y se sienta a una distancia prudente para vigilarme.

Ni que pudiera hacer mucho estando atada, genios.

—¿Por qué haces esto?—este me ignora.—Ey, simio, estoy hablandote.

—Más respeto mocosa.—ruedo los ojos.—Algunos no tenemos opción, Marcos tiene poder, mucho.

Río sin gracia.

—Sabes quién es mi padre, ¿no?—niega.—¿Acaso tú no tienes idea de lo que estás haciendo?

—No nos dieron mucha explicación.

—Ya veo.—asiento.—Pues te voy contando que cuando ustedes lleguen a las manos de mi padre van a ser hombres muertos, porque si para ti Marcos tiene poder, y por eso lo temes, con mi padre desearás ni haber nacido.—ríe.

—A ver mocosa, ¿quién es tu padre?

—Lucifer, ¿te suena de algún lugar?—veo como los colores de su rostro cambian.

Alas grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora