Capítulo 13.

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Otro día más de clases y me suicidó, na, me quiero mucho para eso pero realmente estoy hasta la madre

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Otro día más de clases y me suicidó, na, me quiero mucho para eso pero realmente estoy hasta la madre. Muero por ver el día de la graduación y no tener que volver a ese instituto.

Me levanto de la cama con fastidio mientras me pasó la mano por la cara. Voy al baño para realizar el mismo protocolo de todos los días.

¡Todos los días es lo mismo! Quiero que pase algo novedoso, no me gusta la rutina incluso tengo siete pijamas para no repetir el mismo todas las noches. Me cepillo los dientes y me visto, me miro en el espejo, maldito uniforme de mierda.

¿Vida? ¿Qué vida? ¡Vida de mierda es la que llevo!

Agarró mi mochila frustrada y bajo.

-Valla alguien se ha despertado con el pies izquierdo.-comenta Margaret apenas me ve.

-Ni lo digas.-susurro. -Hoy regresaré algo tarde iré a la biblioteca del centro.

-Esta bien amor, cuídate mucho. -sonríe.-¿Piensas salir así?-me miro.

-¿Así como?-ella me señala el cabello.

-Sin peinarte.-joder se me había olvidado. Le sonrió y subí corriendo para pasar el peine por mi cabeza.

-Ahora si.-le doy un beso y me voy.

Lia no está en el lugar de siempre. Suspiro y le envío un mensaje si se ha dormido juro matarla. No es justo que ella duerma más que yo.

A: ¿Donde estás?

L: En la cama, me he puesto mala.

Bueno al menos está justificada y no le haré daño.

A: Espero te mejores paso a verte luego ya voy tarde. *Corazones*

Sigo mi camino, sola, hace tiempo no estaba así. Es extraño pero me siento tranquila, ya necesitaba esto. Aunque me preocupa Lia tengo que ir a verla y no escuchar su risa escandalosa es raro.

-¡Ailena!-me giro y no lo puedo creer.

-Tienes cara para mencionar mi nombre.-digo molesta mirando a Samael con desprecio.-¿O has olvidado que anoche dejaste claro que el valor mujeres para ti es según las personas con qué se acuestan?

-Vengo a pedirte perdón.-susurra y baja la cabeza.

-Gracias pero no necesito tus disculpas puedes quedartelas.-sigo caminando.-Y ahora sí me perdonas debo irme a la escuela.

-¿Puedo acom...?

-Ni lo menciones.-lo corto y niego.

Él se detiene y me alegro de que lo hiciera no miro atrás y sigo avanzando. Recorrer el largo pasillo del instituto es frustrante. Reviso mi horario y me toca mitología.

Voy directo al aula y no puedo evitar sentirme observada. Miro hacia todos lados y no veo a nadie pero sé que está ahí, puedo sentir su vista sobre mi. Me apresuró y entro rápidamente gracias a Dios y ya hay chicos en el aula me acomodo en el asiento.

Después de unos minutos entra ¿Eflucir? ¿No era profesor de literatura?

-Silencio.-ordena.-Muchos se preguntarán por qué estoy aquí. -abre su portafolio y continúa.-Estaré cubriendo al profesor de mitología esta semana.

La clase no es aburrida, de hecho es un tema que me interesa mucho.

-Una vieja leyenda hinduista explica que hubo un tiempo en que todos los hombres eran dioses pero abusaron tanto de su divinidad que Brahmá, el señor de los dioses, decidió quitarles el poder divino y esconderlo en un lugar donde fuera imposible de encontrar. El gran problema fue buscarle un escondite. Entonces los dioses menores fueron convocados a un consejo para solucionar ese problema y propusieron esto: «Enterraremos la divinidad del hombre en la tierra». Pero Brahmá contesto: «Esto no valdría para nada porque el hombre cavará y la encontrará». Entonces los dioses replicaron: «En ese caso, ocultaremos la divinidad en lo mas profundo del mar». Pero Brahmá contestó de nuevo y dijo: «No, porque tarde o temprano el hombre explorará los fondos de todos los mares, un día la encontraría, y la sacaría de donde está». Entonces los dioses concluyeron: «No sabemos dónde esconderla pues no existe sitio en la tierra o en el mar donde el hombre no pueda llegar». Entonces Brahmá dijo: «Esconderemos la divinidad del hombre en lo más profundo de sí mismo, porque es el único sitio donde no pensará jamás en buscar». Así concluye la leyenda. El hombre ha dado la vuelta a la tierra, ha explorado, escalado, sumergido y cavado, a la búsqueda de algo que esta dentro de sí mismo.-concluye la leyenda y se sienta.-Ahora yo les pregunto: ¿Todos tenemos algo de dioses en nuestro interior?

-Yo opino que si.-habla Jenika la chica de la primera fila.-Porque todos somos capaces de ser grandes, todos tenemos virtudes que si las explotamos al máximo podríamos ser unos dioses en lo que nos propongamos.

-Tiene algo de certeza en eso Jenika.-habla este. -¿Alguien más que quiera compartir su opinión? ¿Ailena?-me mira y yo comienzo a hablar.

-Yo opino que todos podemos ser tan buenos y tan malos como queramos, la leyenda explica que todos los hombres fuimos dioses pero abusaron de su poder, eso quiere decir que aún teniendo un poder inexplicable necesitaban más, querían más y eso los llevó a su propia perdición. -respiro y puedo notar algo de brillo en sus ojos. -Los hombres estamos hechos para pecar desde el nacimiento de la especie, puedes ser la persona más noble de este mundo que en algún momento precarias, ya sea por desear el mal al prójimo o por hacer algo para molestar y dañar. También puedes ser el ser más poderoso que siempre desearas más y ese es el gran defecto que tenemos todos, aún sin ser conscientes estamos predestinados a la destrucción.

-Valla, una gran opinión Ailena.-este sonríe y continúa su clase.

El día a transcurrido bien, sin tener a Samael todo el día encima de mi, de hecho al parecer no vino a la escuela no lo vi en ninguna de mis clases. Ya voy de salida e iré a la biblioteca necesito un libro para una de mis tareas y luego pasaré a ver a Lia.

Estoy sintiendo esa extraña sensación nuevamente, me siento observada y perseguida, miro a todos lados y no veo nada, da algo de miedo y debo admitir que estoy asustada. Miro hacia atrás y nada, continuo caminando y apresuro un poco mis pasos. Tengo miedo y no puedo evitar echar a correr. Corro tan fuerte que ni siquiera me doy cuenta que ya estoy en la entrada de la biblioteca entro y me siento más tranquila hay bastante gente.

Saludo a la bibliotecaria y le menciono el libro que necesito. Después de obtenerlo me siento en una de las mesas y trato de hacer mi tarea lo antes posible. Miro por la ventana y se está haciendo tarde, cierro el libro y decido marcharme, si el profesor lo quiere mejor que lo haga él.

Salir a la calle y el aire me impacta, está haciendo frío. Me coloco bien la mochila y me encaminó hacia mi casa.

¡Mierda! Si, lo estoy sintiendo de nuevo y ya estoy bastante asustada. Salgo corriendo y no miro atrás. La sensación de que estoy siendo acosada aumenta cada segundo hasta que...

-¡Joder!-grito al caer al suelo párese y he chocado contra una pared.

-Ten más cuidado.-habla la pared.

-¿Adriel?-lo miro extrañada.

-Pareces una loca corriendo, ten más cuidado.-susurra y sigue su camino.

No dije nada pero fui junto a él hasta la casa, ninguno de los dos mencionó palabras me alegro de a ver tropezado con él, al menos me sentía segura a su lado.

Alas grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora