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El lunes abrió la semana con un clima frío y lluvioso. Nubes negras abarcaban el cielo durante la mañana, dejando salir uno que otro trueno de vez en cuando, y ya para la tarde empezaron a liberar todo el agua que cargaban en forma de gruesas gotas.

Habían muchas personas a las que les gustaba este tipo de clima, otras, por el extremo contrario, lo odiaban. A Mauro le causaba siempre lo mismo: total y completa indiferencia.

La lluvia era un elemento sin importancia en su vida a menos que se convirtiera en un impedimento de sus objetivos. Como en ese momento.

Se iba a pie a su casa todos los días desde la escuela, pero la lluvia no iba a dejarlo hoy.

Estaba en la entrada del edificio, llevaba rato esperando pacientemente a ver si el clima mejoraba, pero al parecer eso no iba a pasar por ahora.

Se le acababa de ocurrir que podía llamar a Paulo y pedirle que le hiciera el favor de pagarle un taxi cuando sintió un fuerte brazo envolver sus hombros. Por instinto intentó zafarse, pero el agarre se fortaleció en el.

— Hasta que por fin te encuentro...

Mauro se congeló.

• • •

Tuvo que habérselo imaginado.

Fue un iluso al pensar que Fabián no iba a buscarlo tan pronto como pudiera después de lo que había pasado el viernes.

Las ganas de "dejarle unas cosas claras" (como el mismo Fabián había dicho) que acumuló el mayor durante el fin de semana se sintieron en cada golpe que recibió el cuerpo de Mauro.

No pudo aguantarse ni siquiera a estar fuera de las instalaciones de la escuela para poder hacerlo mierda. Una vez que lo divisó, lo metió en el primer salón vacío que encontró y junto con sus amigos, lo molió a golpes.

Aun así, fue capaz de auto controlarse y en una muestra más de su cinismo les indicó que no dañaran el rostro de Monzón, así no dejaban rastro del que alguien pudiese interesarse y empezara a hacer preguntas.

Fue una clara referencia a Ignacio. Pero Mauro pudo respirar tranquilo porque después de todo el infierno al menos le quedo claro que ya Fabián no tenía inquietudes sobre el morocho; que pensó que era la razón por la que el mayor lo buscó en primer lugar. Había pensado con pánico que al final no le había creído nada y estaba ahí para darle una ultima golpiza antes de ir a terminar de arruinarle la vida y contar todo.

Pero no. Fabián solo estaba enfadado y quería descargar todas sus frustraciones en él.

Cuando por fin se cansó de jugar con Monzón (otro de sus eufemismos para lo que le hacía) se limpió el sudor de la frente con el dorso de su mano, como si de un noble trabajador se tratara, y se retiró, acompañado del par de idiotas que llamaba amigos.

Una vez que estuvo solo, Mauro intento levantarse, pero sintió mucho dolor como para poder hacerlo por sí mismo. Y se asustó en sobremanera cuando en uno de sus mediocres esfuerzos terminó en un ataque de tos que lo hizo escupir sangre. Finalmente se rindió y se dejo caer en el suelo, derrotado.

Trató en serio de no dormirse con el pasar de los minutos... pero estaba tan cansado.

• • •

Al despertar, sorprendentemente encontró su cuerpo mas adolorido que antes. Se sentía como entumecido y el sabor a sangre aún estaba presente en su boca.

Pero antes de cualquier cosa, lo primero que hizo fue buscar su celular, para ver la hora. Había pasado casi una hora desde que Fabián lo había dejado ahí tirado.

Soy Uno Más ✧ Litcko [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora