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Ignacio ahogó una risa, casi atragantándose con su comida.

Su madre lo miró, levantando una ceja.

— No uses el celular en la mesa — ordenó y Matías obedeció al instante, haciendo su teléfono a un lado. Pero le dio un par de miradas nerviosas cuando lo sintió vibrar, anunciando nuevas notificaciones.

Por un momento solo se escuchó el sonido de los tenedores haciendo contacto con los platos de vidrio. Hasta que la mayor se animó a hacer una pregunta que había estado rondando su cabeza desde hace rato.

— ¿Y? ¿Quién es? — inquirió en un tono desinteresado, aunque con un deje de curiosidad.

— ¿Mhmm? — fue la respuesta que le dio Ignacio, levantando la cabeza de golpe, dándole a entender que no escuchó lo que le dijo, puesto que, hasta ahora, había estado perdido en sus pensamientos.

Viscontti resopló, algo irritada ante eso.

— ¿Que quién es tan importante como para que no lo podas ignorar ni siquiera mientras comes? — soltó, tal vez un poco mas brusco de lo que pretendió.

Matías parpadeó, confundido. Y luego sus mejillas adoptaron un ligero tono rojizo.

Había malinterpretado las palabras de su madre.

— ...E-es un amigo... — respondió finalmente a la pregunta, casi como excusándose, a pesar de que la rubia no lo estaba acusando de nada.

— ¿Que amigo? — preguntó aquella, exigiéndole a su hijo ser mas específico.

Solo por simple interés. Quería saber quien había tenido a Matías tan risueño y distraído estos últimos días.

El morocho, por su parte, no hacía mas que sentirse atacado.

— ¿Te acordas de Mauro...? — se animó a decir por fin después de una pausa, removiéndose en su silla, incómodo.

— ¿El pibe del otro día, que lo agarró la lluvia? — Natalia recordó al platinado de ojos verdes con esa expresión de perrito pateado y completamente empapado de hace unas semanas atrás.

Ignacio asintió, usando el hecho de que estaba masticando otra porción de su comida para camuflar las pocas ganas que tenía de emitir palabras.

— ...¿Y con él te escribís todos los días? — el morocho hizo una mueca, asintiendo nuevamente.

Otro silencio volvió a formarse.

— Parecía mas tímido esa vez... — habló de nuevo la rubia después de una pausa, haciendo referencia a la actitud retraída y penosa que había tenido Monzón la vez que se quedó en su casa, y su contraste con lo aparentemente divertido que resultaba para su hijo, al punto de que este siempre parecía estar feliz cuando hablaba con él.

A este último se le escapo una sonrisa inconsciente, olvidando por un momento todo lo demás.

— Si, en realidad no lo es tanto... Al menos no por chat... — dijo, mirando a cualquier lado.

— Espero que saque a relucir ese lado el domingo... Quisiera que me haga reír a mi tanto como a vos... — respondió la mayor, poniéndose de pie para llevar su plato al fregadero, puesto que ya había terminado de comer.

Matías se quedo pensando de nuevo.

El domingo...

El domingo sería celebrado su cumpleaños número 18. Razón por la cual su madre había decidido organizar una fiesta en conmemoración de este día 'tan importante'.

No podría denominarse una 'fiesta' como tal; al menos no como a Ignacio le gustaban (con musica a todo volumen, mucha gente y la presencia de sustancias ilícitas), debido a que además de sus amigos, también asistirían varios de sus familiares, y obviamente este tipo de fiesta no sería lo mas adecuado, por lo que una mejor forma de describirla sería 'reunión tranquila'.

Soy Uno Más ✧ Litcko [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora