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— ¿Estás bien?

La voz de Ignacio trajo a Mauro de vuelta a la realidad.

Miró a todos lados, dándose cuenta de que la mayoría de las personas en el comedor los estaban mirando.

Entendió que solo gracias a eso Fabián fue capaz de contenerse.

— Mauro... — volvió a hablar Ignacio, agarrándolo del brazo.

Mauro se sacudió al instante.

— ¿Por qué hiciste eso? — le dijo bruscamente. El morocho sólo parpadeó en su dirección — ...te dije que no te metieras... Sólo estas empeorándolo todo...

No aguantó más el peso de las miradas y se levantó, para después irse a paso rápido.

Ignacio se quedó ahí, sentado solo en la mesa, confundido. Tratando de entender que acababa de pasar.

• • •

Después de pensar bastante, Mauro se dio cuenta de una cosa.

Al final Ignacio si había estado pendiente de él... pero porque lo estaba vigilando.

Ni siquiera al baño lo dejas ir solo...

Seguro había visto a Fabián y sus amigos seguirlo ese día.

Trató de no pensar en el hecho de que si fue así, no fue a ayudarlo.

Después de todo, eso era lo que quería ¿no?, que no se entrometiera.

Recordó la sensación de haber deseado que Ignacio apareciera y lo rescatara.

Sacudió la cabeza.

No. Eso sólo habría traído más problemas.

Aunque de todas formas habían llegado...

¿Acaso sos el novio, que no lo dejas hablar con nadie?

Mauro se estremeció, haciendo un sonido exasperado con la boca.

Todo era un desastre.

Estaba en la parte trasera de la escuela. Se había saltado la última hora.

Ya estaba pasando por muchas cosas malas como para también tener que aguantar una hora de matemáticas. Solo iba a conseguir terminar de convencerlo de que se arrojara por un precipicio.

Lanzó una piedrita a la verja que rodeaba la escuela.

De todas formas ya estaba frito. Fabián de seguro iba a buscarlo a la salida como siempre y esta vez estaba seguro de que lo mandaría al hospital.

Sino, iba a hablar y exponerlo. Por muy cagado que estuviera, Mauro lo veía muy capaz.

Siempre creyó que solo hacía falta que Fabian se diera cuenta que podía decirlo todo sin tener miedo de que Mauro también hablara por que al final solo sería su palabra contra la de él; y Mauro era un don nadie, nadie le iba a creer.

Fabián en cambio, tenía respeto, tanto en el barrio como en la escuela. No dudarían de nada que saliera de su boca.

Mauro río amargamente.

— La misma boca con la que...

Un sonido interrumpió lo que estaba murmurando.

Era Ignacio, que al divisarlo se acercó. Parecía algo contrariado.

— Te estaba buscando... — le dijo.

Mauro suspiró. Ya no sabía que hacer para que Spallati captara que no lo quería cerca.

Soy Uno Más ✧ Litcko [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora