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A pesar del té que le había preparado la madre de Matías (que ahora sabía que se llamaba Natalia), Mauro igual terminó resfriándose.

Se despertó en la mañana con el cuerpo entumecido y fiebre alta, además de la nariz congestionada y una terrible jaqueca.

Y ni hablar del dolor punzante en todas sus heridas.

Su madre ni siquiera le permitió levantarse de la cama. Cuando fue a despertarlo para que fuera a la escuela, solo hizo tocarle el rostro para darse cuenta que Mauro estaba hirviendo.

Se apuró a darle algún analgésico y mojar paños en agua fría para ponérselos en la frente. Después le trajo el desayuno a la cama y le hizo saber que tenía intenciones de faltar al trabajo para poder atenderlo.

Mauro la convenció de lo contrario, diciéndole que no quería causarle problemas en el laburo y que era capaz de cuidarse por si solo, además, ya había tomado algo, seguro se sentiría mejor dentro de un rato, así que no hacia falta que se quedara.

La mayor accedió recelosa, haciéndole prometer a su hijo que la llamaría si no mejoraba y escribiéndole a Paulo para que viniera a hacerle compañía a su amigo por lo menos una hora después de la escuela.

Londra obviamente no se había negado y eso tranquilizó un poco a la madre de Monzón, puesto que le tenía confianza al rubio.

— Trataré de llegar temprano hoy... — le decía en ese momento. Ya se había alistado para irse — Cuidate mucho. Te amo...

— Yo también... — respondió el platinado con la voz algo ronca, recibiendo un beso en la frente por parte de su progenitora a modo de despedida antes de que esta finalmente se fuera.

• • •

Las primeras horas Mauro se las pasó durmiendo (aunque el malestar no lo dejaba llegar bien al rem), hasta que le dio hambre y se levantó a ver que encontraba en la heladera. Después se tumbó en el sillón de la sala a ver televisión. Pero en general estuvo muy aburrido hasta que llegó Paulo.

El rubio se hizo presente poco después del mediodía, trayendo consigo una sopa de pollo que le había preparado su mamá, la cual prácticamente lo obligo a comerse.

Le preguntó como se sentía después de que se hubo alimentado, y a pesar de que Mauro insistía en que estaba bien, igualmente chequeó su temperatura y le hizo tomarse otra pastilla para mantener el malestar bajo control.

Luego se comunicó con la madre de Monzón para mantenerla informada sobre el estado de su hijo.

Y después de que cumplió con sus deberes de mejor amigo, por fin pudieron tumbarse a charlar un rato.

— Uuuh culiao', alta capa tu suegrita... — decía Londra en ese momento. Mauro lo miró mal.

Acababa de contarle los sucesos del día anterior, haciendo énfasis en su estadía en la casa de los Spallati y omitiendo varios detalles sobre su desagradable encuentro con Fabián, esos que podían preocuparlo mas de lo debido por algo que de todas formas ya había pasado y que no podía cambiar.

— Casi termino de decirle todo a Matías... — respondió, haciendo caso omiso de la burla de su amigo.

— ¿De lo de Fabián? — Mauro asintió — ...¿Y porque no le dijiste?

— Justo entro Natalia y después no sé... No daba — Paulo bufó.

— ¿No daba o no querías decirle?

— No empeces... — se quejó el platinado, pero Londra continuó.

— No creo que le importe, sabés... Es parte de tu pasado y vos no tenías idea de que las cosas iban a resultar así...

Soy Uno Más ✧ Litcko [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora