extra pauki #1

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Estaba nervioso, eso no lo podía negar. Lo cual era ridículo, porque no tenía razones para estarlo.

¿O si?

Sugirió una voz en su mente, que curiosamente sonaba igual a la de Mauro.

Por dios, ya lo tenía traumado.

Decidió hacer esa clase de pensamientos a un lado y enviarle un mensaje a Duki, avisándole que ya estaba en camino.

Le envió otro más cuando llegó, para que fuera a abrirle la puerta. El mayor no tardó ni un minuto en hacerlo.

— Hola — lo saludó en el umbral, con un beso en la mejilla.

Paulo seguía sintiéndose nervioso, y el contacto no lo ayudaba a calmarse.

— Hola — murmuró mientras pasaba — ...estuve a nada de no venir — dijo al adentrarse en la casa, hacia el living. Solo para crear conversación. No le gustaban los silencios.

— ¿Si? ¿Por qué? — Lombardo inquirió mientras tomaba asiento en el sofá, a poca distancia de donde se había sentado Paulo.

— Mauro, mi mejor amigo... vos sabes, el de ojos verdes, platinado... — Duki asintió — ...está enfermo y lo estaba cuidando, pero... — Paulo calló, porque en ese momento se dio cuenta de algo.

— Pero preferiste venir a verme — completó el morocho, sonriendo de lado. Al parecer se había dado cuenta de lo mismo.

Londra no pudo objetar. Tampoco le podía explicar que su mejor amigo le había insistido a que fuera porque los shipeaba.

Solo se sonrojó como un tonto y bajó la mirada.

Esto no le gustaba para nada. Literalmente no actuaba así con nadie. Y le molestaba que Duki fuera una excepción.

Levantó la mirada de nuevo cuando escucho el característico sonido del mechero. Duki estaba prendiendo un porro.

Otra cosa que le disgustaba.

Hace mucho había dejado de fumar, por decisión propia, al darse cuenta que no estaba siendo muy responsable con eso.

Se había prometido que nunca lo iba a volver a hacer, principalmente porque ya comenzaba a hacerse daño a si mismo. Drogarse de la forma descontrolada en la que lo hacía llegó a afectar muchas cosas en su vida mas allá de su salud física. Y no quería caer otra vez en lo mismo.

Pero ahí estaba.

— ¿Querés? — preguntó Lombardo con sencillez, tendiéndole el porro.

Y Paulo no se negó. Como nunca se había negado a nada que le ofreciera el otro desde que lo conoció.

Mientras inhalaba el humo, recordó ese momento con exactitud.

Fue después de salir del colegio, un día jueves, si no se equivocaba. Daniel Ribba, un compañero de clase al cual se había vuelto muy unido (principalmente porque también vivían cerca) le preguntó durante el camino a sus casas que si podían desviarse un poco porque iba a comprar porro.

A Paulo no le había motivado mucho la idea. Estaba cansado y quería volver lo mas rápido posible a su casa. Pero no quería ser mala onda, así que accedió. Después de todo, Dani le aseguró que no tardarían.

Y así fue. Llegaron, el petiso tocó la puerta, Duki abrió, examinó con la mirada a Paulo de una forma que lo hizo estremecer, hicieron el intercambio y después se despidieron.

Una vez que retomaron el camino principal, Daniel le ofreció uno de los fasos ya armados que acababa de comprar y que no había podido esperar para prender. Paulo se había negado amablemente. Porque él no fumaba.

Soy Uno Más ✧ Litcko [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora