Capitulo 6:

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Aquella tarde Ginny hizo todo lo posible para no pensar en la vista disciplinaria mientras vaciaban las vitrinas. Por fortuna para ella, era un trabajo que requería gran concentración, pues muchos de los objetos que había allí dentro se mostraban muy reacios a abandonar sus polvorientos estantes. James recibió una fuerte mordedura de una caja de rapé de plata; pasados unos segundos, la mano herida había generado una repugnante costra, como una especie de guante marrón muy duro.

--No pasa nada, chicos, que nadie se preocupe-- dijo examinándose la mano con interés antes de darle unos golpecitos con la varita mágica para que la piel volviera a su estado normal --Dentro debía de haber polvos verrugosos--

--¿Seguro que no quieres...?--

--Después, amor, me siento bien-- le dijo James a su esposa, con una sonrisa.

Metió la caja en el saco donde iban guardando lo que sacaban de las vitrinas, y poco después Ginny vio cómo George se envolvía la mano con un trapo y se guardaba la caja en el bolsillo lleno de doxys. Encontraron un instrumento de plata de aspecto espeluznante, algo parecido a unas pinzas con muchas patas; cuando Ginny lo cogió, subió corriendo por su brazo, como una araña, e intentó pincharla. Sirius lo atrapó y dejó que Harry lo aplastara con un pesado libro titulado La nobleza de la naturaleza: una genealogía mágica. También había una caja de música que emitía una melodía tintineante y un poco siniestra cuando le dabas cuerda, y de pronto todos se sintieron débiles y soñolientos de una forma muy extraña, hasta que a Hermione se le ocurrió cerrar la tapa de un porrazo; un enorme guardapelo que nadie pudo abrir; varios sellos antiguos; y, en una caja cubierta de polvo, una Orden de Merlín, Primera Clase, concedida al abuelo de Sirius por los "servicios prestados al Ministerio".

--Quiere decir que les dio mucho oro-- aclaró Sirius con desprecio, y metió la medalla en el saco de basura.

Kreacher se coló en la habitación varias veces e intentó llevarse cosas en el taparrabos, murmurando terribles maldiciones cada vez que lo pillaban. Cuando Sirius le arrancó de la mano un enorme anillo de oro con el emblema de los Black, Kreacher rompió a llorar de rabia y salió de la habitación sollozando y lanzando contra Sirius unos insultos que Ginny nunca había oído, y Lily les remarcó que tampoco los repitieran.

--Era de mi padre-- explicó Sirius, y metió el anillo en el saco --Kreacher no le tenía tanto aprecio a él como a mi madre, pero la semana pasada lo sorprendí robando unos pantalones suyos--

--Dime que no desaparecieron también sus calzones-- pidió James, y Sirius le lanzó uno de los cojines, mientras los demás reían.

Lily y James los tuvieron unos cuantos días trabajando muy duro. Tardaron tres días en descontaminar el salón. Al final los únicos trastos que quedaron fueron el tapiz del árbol genealógico de la familia Black, que resistió todos sus intentos de retirarlo de la pared, y el escritorio vibrante. Sirius no tenía muchas ganas de luchar contra él, por lo que Lily le dijo que no moverían el escritorio, para que él se encargara cuando quisiera. Aunque Ginny podía detectar cierta actitud nerviosa y evasiva en Sirius, cuando alguien mencionaba a ese boggart.

Pasaron del salón a un comedor de la planta baja donde encontraron arañas, del tamaño de platos de postre, escondidas en el aparador (Ron salió precipitadamente de la habitación para hacerse una taza de té y no regresó hasta una hora y media más tarde). Sirius, sin miramientos, metió la porcelana, que llevaba el emblema y el lema de los Black, en un saco al que fueron a parar también una serie de fotografías viejas con deslustrados marcos de plata, cuyos ocupantes soltaron agudos gritos al romperse los cristales que los cubrían.

Snape se había referido a su trabajo como "limpieza", pero Ginny opinaba que en realidad estaban peleando contra la casa, que se defendía con uñas y dientes con la ayuda de Kreacher. El elfo doméstico aparecía siempre en el lugar donde se habían congregado, y sus murmullos de protesta cada vez eran más ofensivos mientras intentaba llevarse cualquier cosa que pudiera de los sacos de basura. Sirius hasta llegó a amenazarlo con darle una prenda, pero Kreacher lo miró fijamente con sus ojos vidriosos y dijo: "El amo puede hacer lo que quiera"; luego se dio la vuelta y farfulló de modo que todos pudieran oírlo: "Pero el amo no echará a Kreacher, no, porque Kreacher sabe lo que están tramando, oh, sí, están conspirando contra el Señor Tenebroso, sí, con estos sangre sucia y traidores y escoria..." Al oír tales palabras, Sirius, sin hacer caso de las protestas de Hermione y Lily, agarró a Kreacher por la parte de atrás del taparrabos y lo sacó a la fuerza de la habitación.

Nuevo Comienzo (5 Libro) (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora