Giselle llevaba mucho tiempo mirando su reflejo en el espejo del baño. Con el paso de los minutos fue viendo cada facción de su piel y dándose cuenta de que se notaba demasiado cansada. Debía ser por los exámenes y todo el estrés de estudiar, pero en el fondo sabía que con ella llevaba un gran peso. Un secreto que no era suyo, pero se veía en la obligación de guardar.
Los ojos se le cristalizaron al volver a sentir la duda. ¿Qué debía hacer? Cuanto deseaba jamás haber tenido la idea de seguir a su novio Tom, porque de no haber sido así, jamás se hubiera enterado de que él era el Heredero de Slytherin, y que estaba trazando un plan para purificar el colegio de sangres sucia. Podía imaginarse a todos esos pobres niños que eran como ella, muy asustados por ser la siguiente víctima.
Simplemente no quería soportarlo. Pero decir la verdad tampoco era una opción. ¿Delatar a Tom? ¿Debía hacerlo? ¿Era lo correcto? ¿Por qué aun no lo había hecho? La respuesta a esa última pregunta era muy obvia: ella lo amaba, y no sería capaz de delatarlo. Nunca.
¿Pero era una tonta al no hacerlo?
Se sobresaltó al escuchar unos fuertes golpes en la puerta de la habitación. Se echó agua en la cara y salió del baño. Observó por largos minutos la puerta, mientras la otra persona seguía tocando para que le abrieran. Ella se encontraba sola en su habitación, porque sus compañeras debían estar en el Gran Comedor almorzando, y solo se le ocurrió una sola persona que pudiera estar buscándola.
Por unos instantes dudó en abrir. ¿Y si terminaba con él? Su corazón se encogió ante esa posibilidad, y sintió que el estómago se le revolvía. No podría hacerlo. No podría mirarlo a los ojos y decirle que hasta allí llegaba su relación. No podía.
De nuevo escuchó otros ligeros golpes, y decidió que dejaría la cobardía. Inhaló aire con fuerza, y se dirigió a la puerta para abrirla.
Había sospechado bien sobre quién se trataba. Tom, su novio, se encontraba del otro lado, sonriendo y sosteniendo una pequeña caja de terciopelo morado. Su oscura mirada examinó a Giselle con destreza, haciendo que ella se sintiera nerviosa; como cada vez que lo hacía.
--¿Qué sucede?-- preguntó ella, mirando a todos lados menos sus ojos.
--No fuiste al almuerzo y me preocupé. Tus compañeras me dijeron que te habías quedado en tu habitación, y como estabas sola aproveché para traerte mi regalo-- contestó Tom, extendiendo la cajita hacia ella.
Giselle miró el objeto con duda antes de tomarlo. No estaba segura de lo que podía contener, y la verdad estaba muy nerviosa.
--No tenías que regalarme nada--
--Quería hacerlo--
Ella por fin lo miró a los ojos, y solo bastaron unos segundos para que Tom se diera cuenta de todo lo que sentía, y su rostro se tornara serio y preocupado. Aquella conexión que tenían gracias a los poderes de Giselle podía ser, a veces, demasiado traicionera.
--Desearía que no te hubieras enterado de esta forma-- agregó Tom, en un tono algo triste.
--Sé que tenías pensado jamás decirme-- Giselle se cruzó de brazos, mostrándose enojada.
--¿Qué hubieras pensado de mí?-- preguntó Tom. Sin importar que ella estuviera algo enojada, tomó con delicadeza sus codos y la acercó a él. Giselle, solo por su tacto, no fue capaz de resistirse --Ya hablamos de esto, mi Reina. Tú estarás a salvo. El basilisco no te tocará. Y pronto, podremos apoderarnos de algo más que el colegio. El mundo mágico es nuestro destino--
Es el tuyo, pensó Giselle, sintiendo una pesadez en su estómago, y como algo invisible le arrebataba el aliento. Era un mal presentimiento.
--Mírame--
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Nuevo Comienzo (5 Libro) (Hinny)
Fiksi PenggemarUna nueva historia. Lean el anuncio que deje al principio y solo disfrute